Rancho Las Voces: Literatura / España: Getafe Negro y el giallo
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

viernes, octubre 14, 2011

Literatura / España: Getafe Negro y el giallo

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Gianrico Carofiglio y Marco Vichi, autores de giallos. (Foto: El Cultural)

C iudad Juárez, Chihuahua, 14 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Novela detectivesca, noir, policiaca, negra... todas estas etiquetas en Italia se concentran en un solo concepto, el giallo, un género íntimamente ligado al país y que toma su nombre del color amarillo, como amarillas eran las páginas de la colección de libros, I libri gialli, que dieron fama a esta literatura por vía del avezado Arnaldo Mondadori, el editor que apostó por él haciendo caso omiso a los recelos que en origen suscitó. Esto a pesar de que Italia puede presumir hoy de tener dentro de este tipo de historias a algunos de sus grandes nombres. Una nota de Ivana Saccone para El Cultural:

Giorgio Scerbanenco, Emilio Gadda, Leonardo Sciascia, son algunos de los escritores que han hecho escuela en la novela negra italiana, cuyo éxito quizá reside, precisamente, en la propia fisionomía del país y en su historia reciente. De la mafia a la corrupción, de las tensiones sociales a la crisis de los valores tradicionales. En toda esta problemática hallan los autores la materia prima de su escritura, centrada en una región del mundo anclada en la guerra muda del crimen organizado, en la masonería, en políticos y jueces amorales, en un lugar en el que buenos y malos se confunden. En este caldo de cultivo germinan la mentalidad sospechosa, las intrigas y las tramas que tiñen esta literatura de amarillo, como amarilla es la edición que comienza de Getafe Negro.

Hasta el próximo día 23, la IV edición de la cita madrileña, dedicada a Italia y Suiza, prestará especial atención al giallo, de la mano de escritores como Gianrico Carofiglio, Maurizio de Giovanni, Marco Vichi, Francesco Forgione y el autor suizo de lengua italiana Andrea Fazioli, entre otros. Senador del Partido Democrático y ex fiscal antimafia, Carofiglio es uno de los autores más queridos en su país y de los más traducidos en el extranjero. De hecho, tras su última novela, Las perfecciones provisorias, acaban de publicarse en España sus relatos en el tomo No existe sabiduría (La Esfera de los Libros) y en breve se espera Il silenzio dell'onda (El silencio de la ola), que será traducida al español a principios de 2012. En conversación con Elcultural.es, Carofiglio considera que Scerbanenco es «el máximo representante de la novela negra italiana por su capacidad de delinear los personajes y los ambientes con una nitidez inusitada hasta su aparición» comenta. Aunque, no obstante, para él el padre del género es Poe. Tal vez de su admiración por Scerbanenco emane su forma de escribir y la manera de retratar a su protagonista, el abogado Guido Guerrieri, al que dibuja a través de un hábil análisis psicológico. Todo, enmarcado en el ambiente de Bari, su ciudad natal.

Preguntado por las características del género, el autor de Testigo involuntario cree que no siempre la novela negra puede ser un cuento social, pero en cambio sí estima «que puede ser un gran instrumento para indagar en las transformaciones de un país». Y prosigue entre risas: «Si supiera los ingredientes que hacen de la novela negra una literatura de éxito, no se los contaría a nadie».

En Florencia hablamos con Marco Vichi, otro del os autores invitados a Getafe Negro. En sus novelas ha dado vida al melancólico comisario Bordelli, un solterón ex comandante del batallón San Marcos durante la guerra contra los alemanes tras el armisticio con los Aliados. Con él el lector revive la lucha de la Italia ocupada frente a los teutones. Vichi coincide con Carofiglio al señalar Los crímenes de la calle Morgue, de Poe, como la primera novela negra de la historia, pero también la diferencia de la forma en que se ha desarrollado el género en Italia: «El giallo es más una historia que permite hurgar en los rincones más escondidos del hombre». Por esta razón, el novelista encuentra otro precedente claro en Edipo Rey, de Sófocles, «donde el protagonista mata su padre y se casa con su madre sin saberlo y, cuando descubre que son sus parientes más cercanos, se consuma en la más triste de las tragedias. Es una novela negra perfecta».

El autor de Muerte en Florencia (Duomo Ediciones) opina, además, que lo que convierte en un buen libro a cualquier giallo –y a cada historia de cualquier género– es «la emoción y, a través de ella, la posibilidad de retratar la sociedad, sus dramas, sus esperanzas y sus derrotas». De hecho, sostiene que «el giallo contemporáneo se ha liberado de las imposiciones clásicas de la novela negra, que ve en la trama su eje principal, desviándose hacia un estilo que permite abordar los dilemas del hombre en el mundo actual con el pretexto de un delito». Y añade: «En ellas el perfil psicológico y la humanidad de los personajes son mucho más importantes que la historia en sí». Vichi, que indica que la novela negra contemporánea es «siempre más negra y menos amarilla con respeto al pasado», aprecia dentro del panorama español las obras de Alicia Bartlett, por «su escritura sencilla y eficaz» y de la que valora, sobre todo, «su manera inteligente e irónica de tomar el pelo a los hombres desvelando las limitaciones masculinas y sus debilidades ante determinadas circunstancias».

Con todo, y lomos de nuevos popes del género como Andrea Camilleri y Loriano Macchiavelli, estos autores de giallos celebran en sus obras el triunfo de lo no dicho, de la elipsis y de la incertidumbre, de la introspección psicológica, de la ambientación cercana y reconocible, verdadera. Sin perder de vista las lecciones de la novela negra americana, estos nuevos escritores que llevarán sus historias al Getafe Negro se decantan por un estilo con sus propios códigos en el que la ambigüedad manda. El festival madrileño capitaneado por Lorenzo Silva les dará la palabra a través de 21 mesas redondas, en una edición por la que desfilarán un total de 90 invitados. Una iniciativa para celebrar, como lo hace Marco Vichi: «en estos tiempos, cada festival, sea negro o no, es una magnífica ocasión para corroborar las bondades de la lectura».


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