La artista al arribar al país (Foto: Agustín Salinas)C iudad Juárez, Chihuahua, 5 de noviembre 2011. (RanchoNEWS).- El estilo de Laurie Anderson, que converge entre el humor y la melancolía, el minimalismo y la profundidad metafórica, el análisis de la sociedad occidental y una brillante capacidad para universalizar temas locales, es admirado en muchas partes del mundo. Una nota de Alida Piñón para El Universal:
La prensa norteamericana no ha dudado en asegurar que es la artista más importante de la vanguardia anglosajona, pues ha explorado de manera rupturista prácticamente todas las formas de expresión, reflexionando en todo momento sobre el lenguaje, la política o los retos de la civilización occidental de este siglo.
El año pasado estrenó en las Olimpiadas de Invierno de Vancouver, el espectáculo multimedia Delusion, que ahora presenta en México, durante su tercera visita al país.
En conferencia con representantes de los medios de comunicación, quienes a petición suya se congregaron a su alrededor a modo de una charla íntima, explicó que Delusión es una meditación sobre la vida y el lenguaje, concebido como una serie de relatos cortos de misterio que, navegando en la frontera entre lo mítico y lo cotidiano, combina artes visuales, imaginería electrónica y música de violín.
«Llamé a este espectáculo Delusion (engaño) porque es una palabra que define qué es una percepción equivocada, un error mental, significa que no ves las cosas como son, sino como desearías que fueran. Todos tenemos esta clase de sensación todo el tiempo», explicó.
Añadió que una de las preguntas que plantea en el espectáculo tiene que ver con la historia de Moby-Dick.
«Puedes creer en lo que tú quieras y nombrar a tu Dios como desees, pero qué sucedería si sobrevivieras a tus creencias. ¿Cómo continuas adelante? Me parece que es una gran pregunta que se plantea en la novela. ¿Qué pasa cuando pierdes la fe en todas las cosas?», dijo.
Las historias en el arte
La artista comentó que le encanta cómo se narra esa historia que comienza simplemente con un hombre que quiere ir al mar.
«El sujeto se pregunta qué quiere hacer en el barco, porque puede ser el capitán aunque no le gusta dar órdenes, o puede ser un ayudante pero tampoco quiere hacerse cargo de limpiar, así que piensa que puede ser el cocinero porque le encanta el pollo rostizado y a todo el mundo le gusta, como a los egipcios. Todo esto nos la cuenta en las primera tres páginas, va de un lado a otro y es una gran estilo para narrar una historia», explicó.
Anderson expresó su admiración en otros escritores como Balzac, que no escriben de manera tradicional, sino como si contara lo que está pensando. «La gente piensa así, caóticamente, no pensamos en historias, sino que vamos tomando elementos y las unimos para darle coherencia. Si hiciéramos el recuento de un día común en nuestra vida, nos daríamos cuenta que no hay tema, no somos organizados, pensamos de manera complicada, con muchos elementos. Al final, vamos uniéndolos como si fuéramos diseñadores. Cada uno de nosotros va diseñando su propia vida, por supuesto a partir de las cosas que heredamos de nuestros padres, pero perfilamos una personalidad», explicó la artista.
Anderson, que se mostró relajada durante el encuentro, abundó en la conformación de lo que vuelve única a cada persona.
«Supongamos que quiero gritar muy fuerte, pero no soy una persona que hace algo como eso, así que tengo que revisar mi diseño de personalidad, si veo que es muy reducido y por eso ahí no encaja un gran grito, pero igual quiero hacerlo, entonces sólo tengo que ampliar mi diseño para ser esa persona que grita. ¿Por qué mi mundo tiene que ser tan estricto? En la vida nos negamos tantas cosas, pero la verdad es que tenemos libertad para decidir qué queremos ser o hacer. En mi caso, como artista, a veces hago cosas que no son del gusto de mucha gente o que toco tabúes, pero me gusta hacerlo, me agrada saber que tengo la libertad de hacerlo».
La felicidad de Anderson
Anderson explicó que le gusta toda clase de música, pero sólo hay una que simplemente no soporta: los musicales de Broadway.
«¡¿Qué rayos les pasa a los que hacen esa música?!¡Todo es tan alegre! No es que no me guste la felicidad, lo que no soporto es la felicidad fingida. A mí me gusta confiar en mi cuerpo, por ejemplo, es muy difícil fingir una risa –hay que gente sí lo hace– pero la carcajada se siente en cada parte del cuerpo, no tiene que ver con la mente, sale desde dentro de ti. Esa clase de felicidad sí está en mí», comentó.
Anderson, quien prefiere ser considerada «simplemente artista», se presenta hoy y mañana a las 20:00 horas en el Palacio de Bellas Artes.
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