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El actor estadounidense. (Foto: Jeff Dunas)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 2 de febrero de 2014. (RanchoNEWS).- Las noticias que llegaban sobre sus adicciones a los medicamentos y a la heroína, y sus entradas y salidas de clínicas de rehabilitación no hacían prever este fatal desenlace: el cuerpo de Philip Seymour Hoffman ha sido encontrado esta tarde en su apartamento de la calle Bethune en el neoyorquino barrio de West Village. La policía de Nueva York está investigando las causas de la muerte. Una nota de Gregorio Belinchón para El País:
A sus 46 años, Seymour Hoffman estaba considerado uno de los más brillantes actores actuales. Ganador del Oscar por Capote, candidato tres veces más con La guerra de Charlie Wilson, La duda y The master, también tuvo una fructífera carrera en teatro: compitió dos veces por los Tony.
Durante toda su carrera este actor neoyorquino de cuerpo rechoncho, más alto de lo que parecía en pantalla e indudable bonhomía, luchó por la originalidad. Por mucho que se supiera que salía en el reparto, Hoffman, que se dejaba o quitaba la barba según lo pidiera el papel, desaparecía en favor de la película. Y si no, no hace más que recordar el periodista de Casi famosos, el técnico de sonido homosexual en rodajes porno de Boogie nights, el cura lascivo de Cold mountain, el enfermero de Magnolia, el Truman Capote de Capote, el malo de Misión: imposible 3, o el cínico de La guerra de Charlie Wilson, el ambiguo padre Flynn en La duda, el entrenador de béisbol ajado de Moneyball, el cínico asesor político de Los idus de marzo o el hipnótico creador de una secta en The master. Si hubiera que escoger un intérprete de Hollywood del que podíamos esperar grandes trabajos en el futuro, ese era Hoffman, que aún así entendía la importancia de la colaboración. En una entrevista en EL PAÍS, el hoy fallecido aseguraba: «Los actores no competimos. Si caes en ese pique tu interpretación será nefasta. Es imposible un buen trabajo sin el apoyo de tus compañeros. Hay quien dice que actuar es como hacer el amor. Tampoco estoy de acuerdo. Es demasiado simplista pensar que actuar es lo mismo que seducir».
Aún sin confirmar las causas de su muerte, que por lo tanto podría no tener ninguna relación con problemas pasados, en mayo, Hoffman ingresó durante 10 días en una clínica de desintoxicación. Él mismo contó a la web 'TMZ' que estaba enganchado a las pastillas y que había estado esnifando heroína. Algo que le recordaba a su paso estudiantil, ya que mientras estudió en la Universidad de Nueva York ya se dio a varios excesos, que cortó radicalmente tras graduarse a los 22 años.
Hijo de un exejecutivo de Xerox y de una abogada, Philip Seymour Hoffman nació el 23 de julio de 1967. Su voz, que fue tornándose más grave con la edad, y su físico le ayudaron a encarnar papeles de mayor edad que la suya. Desde el instituto tuvo claro que lo suyo era actuar: ya en 1984 asistió a la escuela de teatro de la New York State Summer School of the Arts. Y al acabar el instituto participó en el Circle in the Square Theatre, un curso de actuación de verano. En 1989 se tituló en Interpretación en la la Tisch School of the Arts de la Universidad de Nueva York, donde fundó la compañía teatral Bullstoi Ensemble. «A excepción de un par de años que me mudé a Los Ángeles por una relación sentimental, he vivido siempre en Nueva York y tiene su razón de ser. Es la capital del teatro. Pero también me gusta el cine. Me gustan las palabras desde antes incluso de aprender a leer. Y la voz. Soy muy consciente, en mis papeles, del tono de voz. Envejezco y mi energía y mi cuerpo son diferentes. Pero tengo las mismas inseguridades o la misma certeza en mi trabajo que tenía antes». Esa consciencia del material con el que contaba le hizo centrarse en una carrera repleta de secundarios, de personajes de esos que se comen a dentelladas a los protagonistas, los famosos robaplanos.
Rápidamente encontró su hueco
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