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El director canadiense, en Cannes. (Foto: Loic Venance)
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iudad Juárez, Chihuahua. 20 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- A veces, las ruedas de prensa de Cannes parecen quedadas entre amigos. A un lado, sobre el escenario, está un batallón de tipos famosos y risueños. Al otro, decenas de desconocidos a menudo deseosos de expresar su entusiasmo por la película. El moderador presenta a cada invitado, que se lleva su dosis de aplausos, y la mitad de las preguntas empiezan con una enhorabuena o incluso con agradecimientos al director y su reparto. Tanto es así que ayer el moderador tuvo que aclarar las reglas del juego antes de la conferencia: preguntas, no ensayos. Sobre todo porque, minutos después, apareció en la sala uno de los directores más esperados del festival, David Cronenberg, con su reparto y sus productores. Demasiados como para dar las gracias a todos. Una nota de Tommaso Koch para El País:
El canadiense trae a la competición oficial de Cannes su última fatiga, la muy aplaudida Maps to the stars. O quizás su última comedia, por decirlo a su manera. «Todas mis películas son divertidas. Me preguntan cuándo haré una comedia, pero creo que no he hecho más que eso», aseguró. Palabra de un tipo que filmó a gente capaz de excitarse por los accidentes de coches, que rodó tiroteos salvajes y disparos en la cabeza. Precisamente Crash e Una historia de violencia, junto con Spider y Cosmópolis, representan los anteriores pasos del director por La Croisette, de la que se llevó un Gran Premio del jurado pero nunca la Palma de Oro.
Lo vuelve a intentar con un filme que sigue esa línea de drama cómico en el que todo se puede torcer trágicamente. Aunque en este caso, Cronenberg se centra en el delirante mundo de Hollywood. Actores ególatras, niños cuyo talento es tan prodigioso como su arrogancia, intérpretes neuróticas, incestos y demás delirios de omnipotencia componen una obra que reivindica su rol de aspirante muy seria a ganadora. En realidad, tanto disparate no es cosa solo del cine, por mucho que los chistes vayan de Nicole Kidman, HBO o Robert Downey Jr. «Podría ser Wall Street, Silicon valley, o cualquier otro lugar donde la gente es desesperadamente ambiciosa», defendió. «El 72,5% del trabajo está hecho» una vez escogido el reparto, explicó también, el realizador, que venía con ganas de bromear. «Buena parte del trabajo de un director es el casting». Para Maps of the stars ha seleccionado a un ejército de caras famosas, llamadas a ridiculizar a su propio gremio: John Cusack, Julianne Moore, Robert Pattinson o Carrie Fisher. Todos, salvo esta última, se presentaron ayer.
Aunque, claro, fue sobre todo uno el que acaparó la atención. Valga como ejemplo de las pasiones que despierta el exvampiro de Crepúsculo Robert Pattinson que el día en que se anunció la sección oficial uno de los temas más debatidos en las redes sociales era si el actor acudiría. Fue, y tuvo que contestar a dos preguntas. La primera le planteó si fue mejor el coito con Julianne Moore en Maps to the stars o con Juliette Binoche en otro filme. La segunda cuestión, directamente desde el país del sol naciente, consistió en pedirle un saludo para los fans japoneses. De ahí que Pattinson se pasara la rueda de prensa poniéndose rojo. Por lo menos pudo explicar también que le encantó trabajar con Cronenberg. Y lo mismo repitieron uno tras otro todos los miembros del reparto, usando términos como «admiración», «entusiasmo» e incluso «miedo». También relataron que el cineasta es meticuloso y que todo lo que está en el filme estaba en el guion. «Fue un ecosistema muy familiar: avaricia, miedo y desesperación», contó Cusack.
A Cronenberg le preguntaron cómo se reinventa una y otra vez: «No creo que lo haga. Me entretengo. Un proyecto nuevo me inspira, porque me hago muchas preguntas sobre la condición humana y nuestra esencia».
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