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Joca Reiners Terron, autor de uno de los textos que forman parte de la compilación. (Foto: Claudia Guadarrama)
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iudad Juárez, Chihuahua. 21 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- Dentro de poco más de dos semanas, millones de personas en el mundo, sin importar si les gusta o no el futbol, estarán concentradas en la Copa Mundial de Brasil. Ya en los últimos años el país sudamericano había experimentado un crecimiento económico que lo hizo formar parte de las grandes discusiones financieras y económicas a nivel global. Una nota de Jesús Alejo Santiago para Milenio:
Pero poco se conoce de su cultura, que no solo es la samba y el carnaval, ni mucho menos de su literatura, escrita en una lengua minoritaria, lo que forma parte de las preocupaciones dentro de su universo literario, como lo explica el escritor Joca Reiners Terron.
«El protagonismo mundial que Brasil ha tenido se debe a su crecimiento económico y al Mundial de futbol, pero la cultura brasileña, en especial la literatura, tiene que luchar para romper una idea muy estereotipada que los otros países del mundo tienen de los brasileños, que se resume siempre en la samba, la música, el futbol, el carnaval», explica el escritor, quien forma parte de los autores recopilados en el volumen La invención de la realidad. Antología de cuentos brasileños (Ediciones Cal y Arena, 2014).
Joca Reiners no esconde su pasión por el futbol: es hincha del Sao Paulo, pero al mismo tiempo reconoce que no forma parte del grupo de seguidores de la selección brasileña, en torno al cual se generó todo un movimiento social y político.
«En Brasil los que son hinchas del futbol tienen problemas con la selección brasileña, que es más una fiebre de las personas que no suelen acompañar al futbol, las personas más acríticas. Creo que Brasil va a perder, que Neymar va a hacer muchos goles en contra y que será un Mundial muy político, el más político de todos».
Lengua y Etnocentrismo
Brasil tiene cerca de 200 millones de habitantes, pero el promedio en el tiraje de sus libros es de tres mil ejemplares. Voltear hacia otro mundo lingüístico no ha sido tan sencillo, ya sea porque hacen falta los subsidios para la traducción de la literatura brasileña, pero también porque es una tradición que no solo vive de espaldas a la América española, sino incluso a sí misma.
«La lengua ha creado un gran etnocentrismo en Brasil, como una autosuficiencia en términos culturales, como si hubiera un muro que tenemos que pasar, aun cuando la literatura sea siempre una vuelta muy poderosa para comprender las patologías de una nación, sus limitaciones, sus verdades y, sin duda, su locura».
Otro de los grandes problemas que encuentra Joca Reiners en el interés por la literatura brasileña es que hasta las grandes editoriales en Brasil publican poco de sus escritores, sobre todo si se compara con lo que publican de literatura estadunidense, porque al final los editores están interesados en lo que vende, y «en Brasil, con 250 millones de habitantes, los tirajes son de tres mil ejemplares».
«En Brasil es muy caro distribuir, porque el país es enorme y la distribución está concentrada en el sur del país y en las capitales con su propia tradición cultural. Pero hay un problema estructural: el brasileño lee poco, porque pasamos de la cultura oral a la cultura televisiva, con la omnipresencia de la red Globo, de televisión, que ha tenido un papel muy importante en la autocomprensión del brasileño como persona, como nación, como ser que pertenece a una cultura, porque hay muchos brasiles».
La ficción en Brasil es muy literaria, destaca Joca Reiners, ganador del Premio Machado de Assis de la Biblioteca Nacional, ya que no cuentan con una tradición de la literatura de género, como la serie negra o la ciencia ficción; hay la literatura fantástica en Brasil, pero no es una vena muy importante.
«Todo escritor brasileño piensa que para ser reconocido como escritor deberá ser el nuevo Machado de Assis o un nuevo James Joyce en portugués. Creo que para romper la frontera editorial, la literatura de género es muy importante, por algo el escritor brasileño más conocido afuera es Rubem Fonseca, quien hizo una versión de la literatura negra. Es una prueba de que lo que viaja debe tener una mirada un poco más comprensible, menos volcada hacia sí misma», asevera Reiners, quien este viernes participará en una conversación sobre la obra de Rubem Fonseca, acompañado del traductor Rodolfo Mata y de Luis Muñoz Oliveira, en la Librería Gandhi Mauricio Achar, Miguel Ángel de Quevedo 121, 19:00 horas.
Historia Violenta
En la antología de cuentos brasileños preparada por Paula Parisot se encuentran lo mismo algunos nombres ya reconocidos, como Rubem Fonseca o Marcal Aquino, al lado de otros ya publicados en México, como Luiz Ruffato o Cristovao Tezza, pero que ofrecen un panorama amplio de lo que se produce hoy día en la literatura brasileña: un retrato real, que se aleja de la imagen del brasileño alegre y siempre en la samba.
«El brasileño es violento, melancólico, tiene una tristeza muy particular», dice Joca Reiners, quien añade: «La alegría en Brasil parece que no existe, pero sí la necesidad de ser feliz. A mí no me gusta la visión que se vende de la vida en Brasil; hay una gran mentira acerca de esa realidad: su historia es violenta, hay siempre una guerra de clases, la criminalidad tiene tanta importancia que parece un Estado paralelo».
Él mismo, al momento de seleccionar el cuento —«Fantasmagoría de motores muertos»—, apostó por un relato que ofreciera una realidad diferente de Brasil; sucede en el interior del país, cuando la literatura brasileña contemporánea pareciera ser solo urbana, «como si solo existiesen las grandes ciudades, y no es verdad: hay espacios salvajes que no están en la literatura, y yo quería una representación del Brasil más lejana de las grandes capitales».
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