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«Este esqueleto sugiere que los Paleo americanos representan una población temprana que pasó por Bering, no una migración previa de cualquier parte de Eurasia», concluyó una veintena de científicos participantes en la investigación. (Foto: AP)
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iudad Juárez, Chihuahua. 16 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- Cuando en 2007 el espeleobuzo Alberto Nava Blank y sus compañeros Alejandro Álvarez y Franco Attolini se sumergieron en las aguas cristalinas de un cenote llamado La Virgen, en las costas de Quintana Roo, jamás se imaginaron que caerían en un hoyo negro que revelaría las claves para comprender los orígenes de los primeros pobladores de América. Una nota de Abida Ventura para El Universal:
«El lugar era increíble. Llegamos y de pronto el piso desapareció; todo era negro, pusimos las luces al frente y no llegaba a la otra orilla del pozo», recordó ayer Nava Blank.
Dos meses después, con un equipo más especializado regresaron y lograron llegar al fondo de la cueva inundada. Ante sus ojos comenzaron a aparecer restos de animales: un fémur recostado sobre una piedra, un puma, un tigre dientes de sable, un perezoso gigante.
«Pensamos que ese era el descubrimiento del siglo, pero de pronto Alex puso su luz en un cráneo humano, que estaba invertido, con los dientes hacia arriba. Daba la impresión de que era la primera vez que veía a alguien después de 10 mil años», relató ayer el espeleólogo, al darse a conocer los resultados de los estudios realizados a ese esqueleto, que después de tres años de análisis, se comprobó que se trata del más antiguo hasta ahora localizado en América.»
«Naia» o la «Joven de Hoyo Negro», como se le bautizó a ese esqueleto, corresponde al de una joven de entre 15 y 16 años que hace unos 12 o 13 mil años cayó en esa caverna, que entonces estaba seca, y se trataría del eslabón que faltaba para confirmar el vínculo que existe entre los primeros pobladores de América y los grupos indígenas contemporáneos en el continente. «Es una oportunidad única que nos ha permitido encontrar este eslabón que nos faltaba para confirmar que los primeros pobladores vienen de Siberia, no de otra parte», señaló en conferencia de prensa la arqueóloga mexicana Pilar Luna, quien junto con el paleontólogo estadounidense James C. Chatters y otros investigadores de Estados Unidos, Canadá y Dinamarca, coordina el proyecto «Hoyo Negro, Tulum, Quintana Roo».
El equipo de científicos realizó al esqueleto análisis de ADN mitocondrial, Carbono 14 y Uranio/Torio, que fueron contrastados con estudios a otras muestras tomadas de la caverna, que quedó inundada tras la última glaciación.
El hallazgo y los análisis en diversos laboratorios, añadió Luna, confirman que es una mujer que pasó de Siberia, cuando en el estrecho de Bering se podía caminar, entró a Norteamérica y bajó hasta llegar a la Península de Yucatán.
«Naia», comentó la también titular de la subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, es el esqueleto más completo y genéticamente intacto hasta ahora hallado en América.
En esa cueva inundada, que data de la Era del Hielo, los especialistas también han logrado identificar los restos de 26 mamíferos que corresponden a la etapa del Pleistoceno Tardío. Entre las especies, que tienen una antigüedad de aproximadamente 36 mil años, se encuentran gonfoterio, tigre de dientes de sable, perezoso de tierra tipo Shasta, tapir gigante, cerdo de monte, oso, puma, lince, coyote, coatí y murciélago frutero.
Los vestigios más representativos de «Naia» se encuentran bajo resguardo del INAH y la cueva está vigilada con el fin de evitar posibles saqueos, ya que se trata de un sitio que aún posee gran cantidad de información paleontológica.
Los estudios detallados sobre el esqueleto serán dados a conocer este mes en la revista Science.
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