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Márquez dirigió ayer el primer concierto de 'Sonemos' en Morelos. (Foto: Paola Hidalgo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 15 de septiembre de 2014. (RanchoNEWS).- «Es un proyecto para formar mejores seres humanos», señaló Arturo Márquez, director de orquesta, sobre el programa Sonemos, del Sistema Nacional de Fomento Musical, que desde hace un año trabaja con 350 niños y jóvenes de Morelos en la enseñanza musical, como un medio para su formación como personas. Una nota de Sonia Ávila para Excélsior:
Con dos bandas y dos orquestas integradas por músicos de entre siete y 17 años de edad, la primera generación del programa ofreció ayer un concierto de presentación en el Teatro Ocampo, en esta ciudad, donde interpretaron Chinelos, la tradicional composición del estado, y Alas (a Malala), escrita por Márquez como el himno del proyecto Armonía en música, del que depende Sonemos.
El también compositor explicó que las agrupaciones formadas desde agosto de 2013 —cuando inició el proyecto— son la Banda Sinfónica El Zarco, la Banda Sinfónica Armonía Tepozteca, la Orquesta Sinfónica de Tepoztlán y la Orquesta Sinfónica de Cuernavaca. Se prevé en los próximos meses integrar al primer coro.
El proyecto, detalló, consiste en invitar a niños de comunidades vulnerables a participar en los grupos musicales, aunque no tengan conocimiento previo en algún instrumento, pues el objetivo a priori es cultivar valores como la ética, la disciplina y el trabajo en equipo a través de la música.
Con una inversión de un millón de pesos, otorgado por la Secretaría de Cultura del estado, y cuatro millones 700 mil pesos por parte del Sistema, el programa educativo consistió en un entrenamiento de cuatro horas diarias en la maestría del instrumento, primero en sus comunidades, y, después, ya en grupo.
«Lo que encontramos cuando llegamos aquí es que estaban los grupos musicales trabajando de una manera muy irregular: cada quien por su lado. Entonces, lo que estamos haciendo con Sonemos es unificar criterios, unificar la maneras de enseñar.
«Nos interesa que los muchachos tengan una buena técnica, que tengan buenas clases de música, pero también que se den cuenta de que estar en una agrupación los hace felices, les da sentido de identidad: Por eso creo que este tipo de proyectos son muy necesarios».
El autor de Danzón no. 2 precisó que si bien Sonemos nace de las propias necesidades sociales de Morelos, toma como base las orquestas comunitarias de otras ciudades como Medellín, Colombia, donde se han fundado 27 escuelas de música para los habitantes como una respuesta contra la criminalidad.
Por ello, la propuesta de Márquez va más allá de la creación de músicos y busca consolidarse como un sistema autogestivo que no dependa de los periodos gubernamentales al entender el arte como un medio de recomposición social.
«El principio de este programa es hacer mejores seres humanos; entonces, para hacer mejores seres humanos se tiene que enseñar muchas cosas: disciplina, ética, valores, todo esto a partir de la música y para poder lograrlo necesitas tener estos valores, sueños».
Al señalar que se trata de un plan a cinco años, Márquez añadió que trabajaron con 26 maestros comunitarios en el entrenamiento de los niños, y también se busca capacitar a jóvenes como monitores para enseñar a nuevas generaciones.
Un concierto tradicional
Aun cuando a los menores se les enseña interpretar cualquier género, para su primer concierto juntos se planeó un programa con melodías tradicionales.
Así, cada agrupación tocó un par de composiciones típicas como Retratos de México o Danza de los titiriteros, y, para cerrar, una selección de músicos interpretó Alas (a Malala) que se basa en un poema sobre la niña árabe quien incluso envió un agradecimiento en video.
Para 2015 se espera crecer el presupuesto, para integrar a más niños y jóvenes a las orquestas con una infraestructura formal como escuelas e instrumentos.
«Desde hace dos años empezamos a hacer diagnósticos del estado de la música, y descubrimos que Morelos es un estado con una larga tradición de músicos por vocación. Tenemos bandas de viento que tocan música popular, los coros en las escuelas, entonces trabajamos a partir de ello», añadió.
Cristina Faesler, secretaria de Cultura, señaló que se crearon espacios especificos para atender a los cuatro grupos de la primera generación.
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