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La escultora de 85 años fue reconocida por sus seis décadas de trayectoria en la Galería Arte Hoy, donde exhibe piezas que recrean sus antiguos trabajos. (Foto: Archivo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 13 de octubre de 2014. (RanchoNEWS).- De paso lento pero firme, cansada pero alegre y con los recuerdos a flor de piel, Ángela Gurría (Ciudad de México, 1929) llegó a la Galería Arte Hoy para recibir un homenaje íntimo, casi familiar, por su trayectoria en las artes plásticas durante más de seis décadas. Es el único evento público al que ha asistido tras recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2013. Una nota de Sonia Ávila para Excélsior:
Tomada del brazo de su hijo Emilio Javelly, la escultora de 85 años de edad recorrió el espacio, una nueva sede de la galería, y tras ser «apapachada» por amigos, como la historiadora de arte Miriam Kaiser, se proyectó el documental El arte de dialogar con los materiales, producido por Paulina Lavista para TV UNAM, cuyo estreno oficial se hará en los próximos meses.
«Estoy bien, voy más o menos», dice de manera escueta para evitar que la emoción le gané con lágrimas mientras toma fuerte la mano a quien la saluda. Aun cuando debe usar oxígeno, Javelly cuenta que sus enfermedades son propias de la edad y se mantiene activa en su taller produciendo obra.
«Trabaja todos los días. Aquí en la galería se exponen dos esculturas de hierro del año pasado. Es curioso porque ahorita está retomando piezas antiguas que hizo para hacer una relectura de sus propias obras; estamos esperando que llegue la primera llamada Lilit», contó Javelly.
Son piezas, detalló, de los años 40 y 50 que Gurría está reinterpretando al darle una segunda lectura para traerlas a la escena del arte actual. Lilit, por ejemplo, corresponde a su primer periodo de producción, con piedra y tema religioso, que ahora rehace con materiales nuevos.
«Está experimentando materiales diferentes, como los mármoles, con lo que da una perspectiva diferente a su obra. La verdad es que está muy conciente, lúcida, y puede trabajar bien», añadió su hijo, previo a la presentación del documental que Lavista realizó para la serie Luz propia, que incluye a creadores e intelectuales, como Juan Rulfo.
En la presentación, Kaiser destacó el vínculo entre el arte prehispánico y la escultura contemporánea de Gurría al explicar que la artista concentró su atención en la cultura del país para trasladarla a sus formas abstractas sobre piedra, hierro o vidrio.
«Ha sabido traducir y ponernos en el siglo XX lo que esos grandes maestros prehispánicos hicieron. Es alguien que ha sabido traducir el arte prehispánico, y se acercó con todo el respeto», dijo quien también participó en el documental.
«La gran virtud de Ángela es tener la visión de continuidad, y entender que somos el resultado de un largo proceso de creadores que nos antecedieron en el tiempo y Ángela supo sintetizar ese pasado y volverlo absolutamente contemporáneo en su trabajo», señaló Martín Lozano, historiador de arte.
Un gran pendiente, reconoció Javelly, es ubicar y catalogar toda la obra de quien fuera alumna de Germán Cueto, pues si bien hay piezas en museos, como el de Arte Moderno o la Galería Arte Hoy, asegura que no hay un registro íntegro del acervo; por ejemplo no se tienen documentos sobre las primeras exposiciones.
Al ritmo de los cinceles
Más allá de los materiales o significados, la obra escultórica de Gurría se define por el ritmo de sus formas dado al compás de los cincelazos sobre piedra. «Todo lo que he trabajado es a base del ritmo. El ritmo es el principio del ser humano», afirma la escultora en el documental en el que narra cómo de adolescente escuchó los golpes sobre piedra que hacían unos albañiles, y fue cuando decidió crear.
A decir de Kaiser y Lozano, quien participó en la Ruta de la Amistad en 1968, consigue el ritmo lo mismo en figuras geométricas que abstractas, en piezas sobre la muerte y la religión que en las representaciones de animales y personajes ilusorios.
Más allá de forzar el modelaje de la piedra, Gurría parte de un diálogo con la materia: «Dejo que ellas me digan qué quieren conmigo, que me digan qué quieren ser, dónde cortar, es un diálogo con la piedra. Parece de locos, pero así es», refiere la artista.
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