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El teorico y autor de cómic Scott McCloud en el festival Ñam de Palencia. (Foto: Javier Álvarez )
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iudad Juárez, Chihuahua. 7 de octubre de 2014. (RanchoNEWS).- Al gran teórico del cómic le gustaría ser recordado como el gran autor de un cómic. «Cuando empecé El escultor pensé que si lograba un buen libro, me gustaría que fuese recordado como el gran libro del autor de Entender el cómic», bromea Scott McCloud durante una entrevista en Palencia, un día después de que su conferencia abriese el I Festival Internacional de Cómic y Novela Gráfica Ñam, un certamen financiado con fondos públicos en el que han participado otros autores como Matt Madden, David Rubín, David Aja, Juan Berrio, Cristina Durán o Miguel Ángel Giner. Una nota de Tereixa Constenla para El País:
En 1993 McCloud (Boston, 1960) hizo lo que nadie había hecho y creó un cómic para entender la dinámica del tebeo, que ha sido traducido a 18 lenguas. Aunque a él le movió su propia necesidad de comprender el proceso de contar historias —algo en lo que llevaba metido desde que publicó Zot! en 1984—, lo cierto es que el volumen tapiaba un cráter en la teoría de la historieta desde que Will Eisner publicó El cómic y el arte secuencial en 1985.
Al bestseller teórico le sucedieron otros (Reinventado el cómic y Haciendo cómics) y la exploración de los nuevos caminos abiertos por la tecnología para narrar historietas: es uno de los padres entusiastas del webcómic. Hace cinco años, sin embargo, decidió recuperar una vieja historia que le rondaba —inspirada en su esposa Meg— y regresar a la creación en su tradicional formato de la era Gutenberg. Así comenzó El escultor, una novela gráfica de 500 páginas que se publicará en Estados Unidos en febrero próximo y en España, con PlanetadAgostini, unos meses más tarde. «Después de publicar Entender el cómic estuve muchos años, tal vez demasiados, escribiendo sobre cómo hacer cómics. Era el momento de volver a contar historias», señala.
McCloud asume con naturalidad que su lugar en la historia, al menos de momento, obedece a su capacidad para analizar el medio. Frank Miller, creador de Sin City, le definió lisa y llanamente como «el hombre más inteligente del cómic». Empresas e instituciones como Google, MIT, Pixar o la Universidad de Harvard, entre otras, parecen compartir su opinión porque le han contratado como consultor y conferenciante. Nada de ello parece haberle trastocado: nada hay en él de gurú. Tampoco cae en el integrismo frecuente de los vanguardistas de algo para quienes todo el pasado fue peor. «Los cómic para web pueden ser emocionantes y diferentes, pero yo pasé los últimos cinco años de mi vida haciendo una novela gráfica de 500 páginas. Creo que ese formato tiene un gran potencial».
«Lo más interesante desde la aparición de Internet en nuestras vidas es que ahora podemos tomar conciencia de lo que es un libro. Cuando comencé a hacer cómic en los ochenta, el papel impreso era la única herramienta para comunicarse con la audiencia. Como era lo único que había, tan natural como el aire, no teníamos percepción de la tinta y el papel. En 2014 el artista puede elegir entre el papel y la web. Cuando hice mi libro mi reto era ver cuánta energía y creatividad podía poner dentro de ese rectángulo. Cuando trabajo para la web, el reto consiste en ver cuan lejos puedo ampliar ese formato».
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