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Para el autor de Libertad bajo palabra «la poesía y el pensamiento son un sistema de vasos comunicantes». (Foto: Archivo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 7 de octubre de 2014. (RanchoNEWS).- La idea que tenía Octavio Paz de la poesía, el amor, el erotismo, sus búsquedas y sus errores, sus referentes, su evolución ideológica o su reflexión sobre tradición y modernidad. Todo ello está recogido en las seis conferencias, hasta hoy inéditas, que sobre su propia obra dio el escritor mexicano en 1975. Una entrega de EFE:
Las conferencias han quedado reunidas en un bello volumen que publica Atalanta, con prólogo de Alberto Ruy Sánchez, y que supone una gran contribución a la celebración del centenario de Octavio Paz. Estas conferencias, pronunciadas en El Colegio Nacional de México en marzo de 1975, son un recorrido por la obra del poeta y completan así sus obras.
El escritor y editor mexicano Ruy Sánchez dice en el prólogo que, «aunque se anunciaron como conferencias y se llevaron a cabo como lecturas de poemas comentados, los seis actos públicos que Octavio Paz decidió hacer en 1975 fueron mucho más que eso».
«El ciclo entero se convirtió para el poeta —indica Ruy Sánchez— en una especie de ritual público del 'fuego nuevo', que él describiría como 'ceremonia de los aztecas donde el tiempo que acaba es el tiempo que comienza'. Si su obra de creación y de reflexión son dos 'alas del mismo pájaro' que vuela alto y veloz hacia el fuego del sol, estas conferencias son la columna vertebral de este vuelo». Las primeras conferencias hablan de la formación del poeta, «sus búsquedas, sus errores, lo que él llama su primera carpintería: el oficio y sus avatares».
«El recorrido que vamos a iniciar esta noche será largo: 40 años de poesía. Pero no se asusten, daremos algunos saltos...», comienza diciendo el Premio Nobel de literatura.
Un repaso por todas sus lecturas y por los grandes autores de todos los siglos que han formado la voz del poeta desde niño. Un Octavio Paz que comenzó a escribir poemas desde la niñez, como dice en su primera conferencia.
Y confiesa: «Ya era hora de que hable de lo que escribía en esos años. Hacia los quince años yo escribía poemas bastantes malos en los que decía cosas como esta: 'Yo soy un hombre al que le dio el destino/ un corazón sencillo y claro;/ el azar juega conmigo al aro/ y voy rodando por cualquier camino».
Palabras de un púber que luego derivaron en torrentes de poesía y pensamiento y que conformaron la figura de uno de los más grandes poetas e intelectuales de nuestro tiempo, una figura oceánica, que nació un 31 de marzo de 1914 en Mixcoac (México) y que murió en la capital azteca en 1914.
«Para mí la poesía y el pensamiento son un sistema de vasos comunicantes. La fuente de ambos es mi vida: escribo sobre lo que he vivido y vivo», diría años después este clásico moderno que indagó en todos los caminos, que experimentó en las vanguardias y que descubrió las culturas india y oriental para muchas generaciones, sin perder el diálogo con la tradición.
En su quinta conferencia del libro Paz escribe: «Estas lecturas retrospectivas han provocado en mí emociones y sentimientos contradictorios: simpatía y repulsión por el que yo fui; aprobación y disgusto por lo que escribí. El asentimiento y la negación conviven y batallan en mi interior. Así, no puedo ni siquiera juzgarme —continúa—. No me condeno ni tampoco me absuelvo. Me limito a verme y, para decir la verdad, a soportarme...».
Octavio Paz, Premio Cervantes y Príncipe de Asturias, comenzó a escribir joven y en 1937 viajó a España para participar en el II Congreso de Escritores Antifascistas. A su vuelta a México funda la revista Taller y escribe algunos de sus mejores títulos como Libertad bajo palabra o A la orilla del mundo.
Tras ampliar sus estudios, en 1945 ingresó en el cuerpo diplomático de Estados Unidos y fue destinado a Francia, donde comenzó su relación con las vanguardias, con los surrealistas, con André Bretón a la cabeza, y donde descubrió el amor y la libertad como alimentos para su poesía.
En París escribió El laberinto de la soledad, uno de sus más simbólicos y reconocidos ensayos junto con El arco y la lira, donde teoriza sobre la poesía como forma de vida, en el que habla de la identidad mexicana.
Fue embajador en París, Tokio y Nueva Delhi, destino en el que se encontraba en 1968 cuando en su país se produjo la matanza de Tlatelolco contra el movimiento estudiantil.
Transgresor, cosmopolita, enciclopédico, hondo, los temas de Paz abarcan todo. El pasado prehispánico de México, el lenguaje, la soledad, el tiempo, el erotismo, el amor y la poesía como vehículos para la transcendencia del hombre ocupan su pensamiento y su cosmovisión.
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