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El escritor griego. (Foto: Karina Tejada)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 15 de octubre de 2014. (RanchoNEWS).- Para el escritor griego Petros Márkaris (1937), «escribir es una forma de resistencia» y quizá por eso sus libros siempre bordean algún problema social combinado con las aventuras del detective Kostas Jaritos, su más legendaria creación. «Así que escribo para que mis lectores entiendan que la única manera de sobrevivir es defender y pelear por sus derechos». Una entrevista de Juan Carlos Talavera para Excélsior:
Esto significa que, en cada una de sus novelas, se plantee una apuesta esencial: no rendirse. «Pienso que es importante que las personas sepan por qué están peleando», dijo ayer a
Excélsior el también dramaturgo, guionista afamado por sus novelas policiacas, durante su primera visita a México dentro de la XIV Feria Internacional del Libro en el Zócalo, que concluirá el próximo domingo.
«Esta es mi primera visita a México y no he tenido oportunidad de ver la ciudad, pero para mí es necesario asistir a este tipo de festivales literarios, pues te aseguro que me voy a llevar algo importante de este suelo mexicano.»
Con la voz alta y la sonrisa irónica, Márkaris se anima por conocer un poco más del panorama de la literatura mexicana, pues de momento sólo tiene una idea panorámica que abarca tres autores: Paco Ignacio Taibo II, Octavio Paz y Carlos Fuentes.
«Sólo tengo pendiente de leer Pancho Villa. Una biografía narrativa, de Taibo II, aunque si revisamos mi biblioteca personal encontraremos libros de autores mexicanos en traducciones al francés, inglés, alemán o griego».
¿Dónde nació su legendario personaje Kostas Jaritos?
Nació en 1992 y tuve mucha suerte porque nació con su propia familia, lo cual es algo poco común, pues en su mayoría los detectives son seres solitarios. El punto es que mi detective es un policía que forma parte de la clase media que vive con su esposa y su hija, quienes me permiten que el personaje evolucione y enfrente distintos cambios.
«Además, en mi Trilogía de la crisis griega —conformada por Con el agua al cuello, Liquidación final y Pan, educación, libertad— la familia de Jaritos está ahí para explicarnos la crisis financiera a través de su familia. Así que esta familia se vuelve emblemática y nos explica lo que muchas familias griegas han tenido que hacer para sobrevivir», añade.
¿Por qué utiliza la literatura a partir
de un detective que explora la realidad?
Sería al revés: analizo las cosas reales y sólo intento poner a ese policía en eventos reales; es un policía que se mete en la realidad y no al revés; no construyo la realidad usando como punto de partida al policía, sino al revés.
«Aprovecho para recordar Medida por medida, de William Shakespeare, que data de 1604, donde hay una frase que me gusta mucho y viene a cuento: “Tratando de vivir descubro que estoy buscando morir, y buscando eso… encuentro la vida”. Y justo esa es la relación dialéctica entre escribir de la vida y vivirla».
¿Su literatura le permite exorcizar la realidad?
Soy discípulo del escritor alemán Bertolt Brecht, a quien traduje durante mucho tiempo al griego. Con él aprendí mucho y una de las lecciones más valiosas que me dio es cómo convertirme en un buen espectador u observador, cómo separar una distancia entre el yo y la realidad, pues en lo personal, cuando escribo no me involucro con la realidad, sino que permanezco simplemente observando.
¿Cómo penetra los problemas si escribe
a la distancia?
Eso no quiere decir que esté fuera. Es algo controversial: estoy dentro y miro desde afuera. Así lo entiendo. Y el truco es que cuando estoy dentro de la realidad no involucro mis emociones. Sólo intento ser un buen observador, pero sin dejar que la emoción me maneje.
¿Qué le preocupa dentro
de una novela policiaca?
Intelectualmente ya no me
preocupa el quién, sino el por qué. Ya he comentado en algunas conversaciones públicas que el secreto de mis novelas policiacas está en la pregunta. La pregunta no es ¿quién? Eso no importa. Lo interesante preguntarse: ¿Por qué sufre una persona?, ¿por qué se suicida una mujer pensionada?, ¿por qué todo falla?
¿Cómo lidia con un mundo donde leer es un lujo?
No lo sé, pero la gente es interesante. Pienso que la gente sólo quiere leer una sola cosa. Esto es porque hay un fenómeno mundial donde todos deben leer el mismo libro, porque de lo contrario están fuera de la realidad. El problema principal no es qué lean las personas, sino el simple hábito.
¿Ha enfrentado el tema
del libro y la tecnología?
Tengo 77 años y prefiero tomar un libro en las manos, me gusta olerlo y tomarlo con las manos y no estar parado frente a una pantalla. Para mí eso no es leer. Leer en un iPad equivale a casarte con una mujer que alguien ha elegido para ti. Para mí, leer en una pantalla es una especie de matrimonio arreglado, en cambio tomar un libro y leerlo es como enamorarse.
¿Cómo es su biblioteca?
Es una casa de 120 metros llena de libros. Tengo un amigo de la universidad que siempre carga un Kindle y lee todo en formato en digital, pero nunca toma un libro en sus manos y me presume que cuando viaja se lleva 600 libros en su dispositivo. Ahora tengo una pregunta: ¿para qué cargar 600 libros si sólo leerás uno en tu viaje?
«Cargar con un Kindle equivale a tener dos órganos sexuales y nunca usarlos. Pero eso es lo que pasa en las sociedades ricas que compran cuatro automóviles que nunca manejarán. ¡Es una locura! Por desgracia, las personas no se dan cuenta de que están renunciando al poder de la elección.»
¿La elección es un poder abstracto en decadencia?
En efecto. Porque las elecciones en la literatura y en la escritura son importantes. Uno no puede leer y escribir sin tomar decisiones. Vivimos en la sociedad de lo excesivo y de la acumulación, ya no importa la satisfacción ni la calidad de las lecturas o de sus lectores, sino en el número de libros leídos.
Optimismo en Grecia
El abogado británico Norman Palmer, jefe del bufete que asesora al Gobierno heleno en la estrategia para recuperar los mármoles del Partenón, se mostró ayer en Atenas «optimista» sobre las posibilidades de una solución de «consenso» con el Museo Británico.
Palmer, quien llegó ayer a Atenas a la cabeza de una delegación de tres abogados británicos, entre los que se encuentra la esposa de George Clooney, Amal Alamuddin, añadió, que si no es posible alcanzar un consenso, hay que buscar «otras alternativas».
El abogado experto en patrimonio cultural hizo estas breves declaraciones a la salida de una reunión con el ministro griego de Cultura, Kostas Tasulistras, a la que asistieron también Alamuddin y su colega Geoffrey Robertson.
El ministro recalcó que la estrategia será decidida «únicamente» por el gobierno griego, pero añadió que cualquier opinión jurídica será bienvenida.
En la reunión, el ministro y los abogados del bufete Doughty Street Chambers, especializado en derecho internacional, discutieron las posibilidades legales para recuperar estas joyas arqueológicas en manos del Museo Británico desde 1816.
El ministro recordó que Grecia ha llevado este asunto a la UNESCO en París que emitió una recomendación unánime en la que pide al Reino Unido acceda al proceso de mediación solicitado por Atenas en verano de 2013.
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