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C iudad Juárez, Chihuahua. 1 de mayo de 2017. (RanchoNEWS).- Érase una vez una niño al que todas las noches le leían un cuento… Sin duda, una entrañable imagen que se repite generación tras generación. Pero parece que los siglos no han pasado por «Blancanieves», «Cenicienta» o «Hansel y Gretel». ¿Cuál será la magia que encierran para mantener intacto su influjo? Sheldon Cashdan explica en su ensayo «La bruja debe morir» (Debate) que este gran poder es psicológico, reseña Celia Fraile Gil para ABC.
Los cuentos de hadas ayudan a los pequeños a hacer frente a sus conflictos interiores. Estas historias proyectan en el exterior la lucha interior entre el bien y el mal que viven los niños. Por ello, una parte del libro de Cashdan se articula en torno a las principales «tentaciones» a las que se enfrentan durante la infancia: vanidad, glotonería, envidia, engaño, lujuria, holgazanería y avaricia».
Por esta misma razón, aclara que la bruja debe morir, ya que representa «la victoria de la virtud sobre el vicio, un signo de que las fuerzas positivas del yo han prevalecido», aclara en el ensayo. Quemadas, empaladas, torturadas… ¿Es necesario que tengan un final tan horrible ? Sí, es imprescindible. Este profesor emérito de psicología de la Universidad de Massachussets indica que «si la finalidad es que el lector quede liberado de sentimientos pecaminosos y de pensamientos vergonzosos, eso sólo se logra mediante un acto extremo de purificación ritual.
La muerte cercana
Este violento final también se explica por las dificultades que encuentran los niños para entender la muerte. Los adultos tienden a edulcorar el fallecimiento de personas cercanas a los pequeños (se les suele decir que están dormidas o en un viaje). El objetivo es que sufran lo menos posible, al tiempo que ofrecerles un rayo de esperanza, pero entonces, en los cuentos, si la bruja desaparece de forma velada, entonces es fácil imaginar que el niño piense que puede reaparecer. Por este motivo, de acuerdo con este especialista, «si la bruja debe morir –y permanecer muerta– debe ocurrir de una manera que haga altamente improbable su retorno».
Los cuentos de hadas dan a los niños la oportunidad de ocuparse de resolver sus problemas. El hecho de que se proyecten en el héroe o en la heroína que vence a la figura diabólica les hace ver que «la solución a sus problemas descansa fundamentalmente en su interior», aclara en el ensayo, que explica cómo estos relatos no fueron creados para los niños. En una entrevista con ABC, el especialista esclarece cómo y por qué las cosas cambiaron: «Tuvo lugar en gran medida con la publicación de “Las historias familiares de los Hermanos Grimm”. Hasta entonces, los cuentos de hadas fueron escritos para el público adulto y en ellos aparecían casos de adulterio, incestos y otros contenidos cargados de sexo. “Piel de asno”, por ejemplo, cuenta el deseo de un padre por su hija después de que su mujer falleciera. Jacob y Wilhelm Grimm (junto a sus editores) fueron conscientes de que había una demanda creciente de historias para niños que contuvieran magia y fantasía, pero se dieron cuenta de que los padres no comparían esos libros para sus retoños a menos que las partes “ofensivas” fueran eliminadas. De ahí que las historias fueran “revisadas”».
Ese «revisionismo» da alas a las terorías freudianas más variopintas. Pero Chasdan, no: «Las teorías psicoanalíticas o freudianas tienen mucho que ver con los “impulsos” y “deseos” sexuales (y agresivos) y la capacidad –o la incapacidad– del niño para controlarlos. Creo que los niños pequeños tienen más problemas con otro tipo de impulsos tales como la glotonería, la envidia y la mentira, y ahí el análisis freudiano tiende a ser limitado. Bruno Bettelheim, uno de los mayores especialistas del psicoanálisis, argumenta que Blancanieves busca refugio en los enanos porque son hombres atrofiados –con penes atrofiados– lo que reflejaría su miedo inconsciente a caer en sus impulsos sexuales. ¿Creo que esta teoría se puede calificar de rara, ¿verdad? Y, si no es rara, inverosímil».
Justo en el otro extremo, nos encontramos con una abrumadora presencia femenina (madres, madrastras, brujas...) aunque se trate de personajes que ya hayan fallecido. Mientras, los padres permanecen en muchas ocasiones fuera del entorno familiar. ¿Cuál es la razón de que esto sea así? El profesor nos lo aclara: «Sostengo que los cuentos de hadas son historias en miniatura acerca del “yo” y que lo bueno y lo malo del “yo” aparecen representados por figuras buenas y malas. Mientras el objetivo principal de un cuento de hadas es entretener, su propósito velado es que los buenos impulsos prevalezcan sobre los malos, lo que se garantiza por medio de la muerte de la bruja o de otra figura demoniaca que aparezca en la historia. Los fundamentos básicos del “yo” se establecen a edades muy tempranas, por ello resulta natural que sea la madre –la figura predominante en las primeras etapas del niño– la que tienda a jugar un papel protagonista en estas historias. En otras palabras, los cuentos de hadas rinden homenaje al rol fundamental que desempeñan las madres en el sentido del «yo» emergente del niño.
Además de esos cambios en el pasado, los relatos también cambian y cambiarán con el tiempo. ¿Qué características cumplen hoy en día? «Debería decir que el mayor cambio cultural que se ha producido en ellos es el de la representación de la heroína, que ya no es una cándida jovencita que tiene que ser rescatada por alguien más dominante y responsable de su destino. Ese cambio se puede apreciar en figuras como la de la Princesa Leia de “La Guerra de las Galaxias”; Katniss Everdee en “Los Juegos del Hambre”, o el personaje de Vaiana de Disney, todas pertenecientes a cuentos de hadas modernos», indica.
Cuentos de hadas para adultos
En cuanto al porvenir de los cuentos de hadas, Cashdan cree que «tienen por delante un futuro próspero. Y que pueden crecer en dos direcciones: una para niños y otra para adultos. En la de los pequeños, veremos mayor presencia de heroínas. Ellas, no los príncipes, serán las que venzan a las fuerzas malignas de las historias. Si alguien tiene que ser salvado, ese será el príncipe. También veremos que el príncipe y la princesa aunarán fuerzas para destruir a la bruja o cualquier otra figura maléfica (un ogro o una malvada madrastra) que amenace el bienestar de los protagonistas».
Y veremos a los «cuentos de hadas volver a resurgir como historias para mayores que giran en torno a temáticas adultas como los poderes políticos y el control del poder. «Wicked, memorias de una bruja mala» de Gregory Maguire es «El Mago de Oz» revisado desde una óptica política, en la que el mago es una especie de todopoderoso Gran Hermano que conspira para hacerse con el control de los Munchkins, en lugar de ser un viejo bobo escondido tras una cortina».
Los siete Pecados Capitales
Holgazanería: «Pinocho»
Al contrario de su versión animada de Disney, el relato primigenio creado por Carlos Collodi no se centra en la mentira, sino en la holgazanería. Chasdan señala que este autor «la juzgaba como uno de los vicios más perniciosos de la infancia. Para el creador de “Pinocho”, la holgazanería era el mayor obstáculo que impedía a los niños tener éxito en la vida». Collodi lo tradujo en una imagen muy potente: la trasformación del protagonista en burro (como todos los que no han ido a la escuela). De ahí que «la salvación de Pincoho en el interior del monstruo marino llegue a través del trabajo. Bombea agua, hace cestas...». Éste es también el «pecado» central del clásico de «Las tres hilanderas».
Lujuria: «La sirenita»
De acuerdo con «La bruja debe morir»: «Los cuentos de hadas que tienen un trasfondo sexual no tratan del sexo en sí, si no de la sexualidad precoz, del “sexo antes de tiempo”. En “La Sirenita”, por ejemplo, no se hace explícita la relación entre la falta de piernas y la falta de vagina de la heroína, aunque esta circunstancia constituye la dinámica subyacente». En este ensayo también se narra que el objeto de recluir a «Rapunzel» en la torre no es otro que el de salvaguardar su virtud y que en la versión primitiva se hace referencia velada a un embarazo a través de un delantal que no termina de ceñirse a su cintura. Asimismo, «Las doce princesas bailarinas» se escapan del castillo para «bailar toda la noche» con sus príncipes.
Vanidad: «Blancanieves»
La versión primigenia recoge la más célebre historia de la vanidad. No solo la reina está obsesionada con ser la más bella de la tierra, también Blancanieves desea estar bella por eso desea un peine o unas preciosas cintas, lo que revela su propia tendencia vanidosa (estos episodios se suprimieron en la adaptación animada de Disney, algo que «debilita el armazón psicológico de la historia al minimizar el significado que la vanidad introduce en la trama», narra «La bruja debe morir»). Hasta la decisión de los enanos de colocar a la princesa en un ataúd de cristal es una señal porque transforma a Blancanieves en un objeto de exposición». Otros ejemplos de estas historias son «Cupido y Psique» o «El traje nuevo del Emperador».
Avaricia: «Jack y las habichuelas mágicas»
Hay muchos relatos clásicos que muestran que el apetito excesivo por el dinero acarrea al final consecuencias trágicas («El Rey Midas», «Piel de Asno», «El pescador y su mujer»...). En «La bruja debe morir» se explica que nos empeñamos en mostrar que «la raíz del dinero es la raíz de todo mal. Pero, obviamente, el dinero en sí mismo no es el mal, el mal es más bien el camino que la gente está dispuesta a recorrer para conseguir ese dinero». Los psicólogos infantiles manifiestan que la codicia es instintiva en los niños, que tienden a acumular juguetes. Así, en «Jack y las habichuelas mágicas» el protagonista no parece quedarse satisfecho nunca. Una versión de este «pecado» es el afán por el coleccionar objetos y hasta seres humanos, como ocurre en «Barbazul».
Engaño: «Rumpelstiltskin»
Hay muchos cuentos de hadas que en torno a las mentiras. Algunos de ellos también consideran las circunstancias en las que es lícito mentir, como puede ser salvar la vida. Sheldon Cashdan detalla otras posibilidades menos drásticas y más reales: «A veces los niños mienten para no herir sentimientos [...]. También lo hacen para evitar un castigo inmerecido. Por tanto, se puede utilizar la historia para ayudar a los niños a resolver los dilemas morales relativos a la mentira». El engaño hasta puede ser tratado con benevolencia en cuentos como «El gato con botas», en el que el protagonita, lejos de ser castigado por sus mentiras, se le premia con bienes. Asimismo, giran en torno al engaño relatos como «La pastora de ocas» o «El príncipe rana».
Glotonería: «Hansel y Gretel»
El de «Hansel y Gretel» no es un caso aislado. El peligro de ser comido o de no encontrar suficiente sustento es una constante en muchos cuentos de hadas. Esto es así porque «la comida y la alimentación son un conducto a través del cual se transmiten las primeras manifestaciones de afecto y de desafecto», argumenta Cashdan. «La bruja es el yo hambriento, la parte glotona de la personalidad, que pide ser satisfecha. Por tanto, tenemos que enfrentarnos a ella si queremos redireccionar las tendencias malsanas asociadas a la comida». Otros relatos en los que aparece el mismo «pecado» son «Pulgarcito» o «Caperucita Roja».
Y además... Símbolos y significados
Juguetes, animales y objetos encantados (los zapatos de Dorothy, los ratones de Cenicienta, los juguetes de «Toy Story») son objetos transicionales, es decir, que ayudan a los niños para hacer frente a la ansiedad asociada a la separación materna. La película de Disney «Toy Story» trata de las relaciones de un niño con dos objetos transicionales, «un muñeco vaquero y un muñeco astronauta que se disputan un lugar preferente en el mundo psicológico del niño».
El lobo feroz: «De entre todos los animales que aparecen en los cuentos de hadas y en otras manifestaciones folclóricas, los lobos son los que se representan con el apetito más voraz. Cuando se imagina a los lobos abatiéndose sobre su presa, se piensa casi al instante en las ansias incontroladas. Lo “lobesco” es sinónimo de glotonería», según el libro.
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