Portada del libro. (Foto: FCE)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 28 de junio de 2017. (RanchoNEWS).– Alberto Paredes es escritor y dariísta por vocación, pues en el poeta Rubén Darío reconoce la gracia de un gran narrador de historias cortas en las que ahondó siempre en el erotismo y lo sobrenatural, escribe Omar Paredes para El Universal desde la Ciudad de México.
Para el catedrático de la UNAM , Julio Cortázar, Jorge Luis Borges y José Lezama Lima han sido importantes ejes para sus estudios sobre la literatura hispanoamericana. Ha colaborado como crítico y ensayista en Vuelta, Nexos, México en la Cultura y la Revista de la Universidad de México.
Con el sello de Fondo de Cultura Económica, Paredes presenta su más reciente estudio: Rubén Darío. Retrato del poeta como joven cuentista, con 15 cuentos no incluidos en Azul… y que el autor nunca reunió en un sólo volumen. La entrega conmemora la coincidencia de dos hechos importantes: el siglo y medio del nacimiento del poeta y el centenario de su muerte.
Paredes afirma que esta edición tiene cuentos que engloban lo que algunos críticos llaman la tradición de la literatura fantástica latinoamericana y exploran una concepción literaria poco conocida del joven Darío.
¿Por qué retomar a Darío en su faceta como narrador?
Hace ocho años decidí enfrentarme de una manera más franca a mi placer de lectura: Rubén Darío como poeta y como escritor en general. Estuve en París, donde Darío vivió más tiempo en su época adulta. Ahí tuve un proyecto sobre él como poeta y su asimilación de la cultura francesa contemporánea. Me adentré como estudioso en las ediciones de Darío y encontré un libro canónico y al mismo tiempo fetiche llamado Cuentos completos de Rubén Darío, de Ernesto Mejía Sánchez para el FCE de 1950. Ese libro se fue haciendo más obsoleto después de que algunos estudiosos encontraron en archivos internacionales algunos cuentos extras. En mi interés, el primer hecho que vi fue que el primer libro trascendental de Darío, Azul…, es de cuando él tenía 21 años, que tuvo una segunda edición cuando él tenía 23, una edición completa a partir de sus criterios. Esa versión tiene poemas y 14 cuentos que no todos son propiamente cuentos, algunos son textos en prosa más líricos, más difusos del género. Gracias a esas investigaciones identifiqué la existencia de otros cuentos contemporáneos al periodo de Azul… y que el autor no incorporó. Eso aumentó mi admiración por aquel libro tan juvenil.
¿Qué virtud encontramos en Darío como cuentista?
Darío es esencial en el género corto hispanoamericano, quizá pueda afirmarse que el primer cuento moderno en español es obra de Darío, El faro. Para cuento moderno me remito a la noción de Edgar Allan Poe, short story, en el que sucede un sólo acontecimiento con una unidad muy rigurosa del hecho, pocos personajes y una exigencia genérica como después la vamos a ver en Borges y otros. En sus cuentos encontramos a un Darío más espontáneo. Encontramos los temas y predilecciones literarias que reaparecieron en toda su obra. En esos temas está su primera juventud hasta sus fantasías y el erotismo que lo caracterizó: la fetichización de lo femenino. Desde el primer cuento vemos sus recursos, tendencias, facilidades y, claro, a un joven con más imperfección, lo cual es excelente para adentrarnos en un autor desde su fase formativa porque si es más torpe es más evidente, aunque no siempre fue así, ya que a veces nos sorprende con cosas llenas de intuición. Darío demuestra que sabe ser cuentista, todos los cuentos son cotidianos y diversos.
Entonces, ¿En este libro hay un joven narrador experimentado?
Claro. El primer cuento, Primera impresión, es de cuando él tenía 14 años, el último en este libro es de cuando tenía 19, lo que me reveló gran capacidad de aprendizaje a partir de su muy corta experiencia de vida. El libro nos entrega a un joven forjándose sin conflicto de identidad literaria. Ésa es una de las razones del título. Darío se nos retrata para verlo en su fase juvenil como cuentista.
¿Fue difícil recopilar esos cuentos no incluidos en ningún libro?
Fue complicado y tuve un problema extra, varios de los cuentos están en la edición del FCE de 1950, donde Mejía Sánchez dice que no pudo cotejar los originales hemerográficos porque no hay originales escritos de puño y letra de Darío, están perdidos; pero sí hay la evidencia de las publicaciones de estos 15 cuentos fuera de Azul… publicados en la prensa centroamericana y chilena. Me apoyé en la confiabilidad hemerográfica. Cinco cuentos son del periodo centroamericano; cuatro, dicen colegas, de ediciones muy recientes; uno, que la directora de la Hemeroteca Nacional de Guatemala me envió; y los restantes de cuando estuve en la Biblioteca Nacional de Chile, donde los hallaron en suplementos culturales en los que publicó Darío.
¿Este volumen sucede a Azul…?
Es una ampliación. Azul… no incluye todos los poemas que Darío había escrito hasta sus 23 años, ahí vemos que hay una selección y un criterio del propio autor. Hay un libro posterior de Darío publicado, Historia de mis libros, donde habla de cada uno de sus libros, pero cuando habla de Azul… no detalla sobre la selección de los cuentos y los poemas. Esa fue mi primera inquietud, pensé que sería muy fácil dar por hecho que estos 15 cuentos que no incluyó en Azul… son menores y que no eligió porque escogió los mejores, pero eso es un criterio muy de colegio. Comencé a hacer un libro sobre el joven Darío que él mismo no se hizo, una antología para seleccionar los mejores textos de un periodo amplio.
¿Existe congruencia poética en sus cuentos?
Claro, es un solo autor. Darío sabe no mezclar los géneros. Las virtudes retóricas de su narrativa están insertas en sus textos en prosa y se justifican muy bien, son una imaginería y recursos líricos estilísticos afines. También, temáticamente, en algunos casos hay textos que por la anécdota podamos poner el paralelo exacto entre un cuento y un poema. Hay un imbrincamiento tan intenso y bien logrado desde su juventud sobre una noción de lo femenino con lo erótico en general, una noción del cosmos, de la vida, de la escritura con un imán que es la mujer a medias deseada, a medias fantaseada, anhelada y al mismo tiempo temida, con la cual en los poemas y cuentos no se consuma una relación, es un asedio de lo inalcanzable, eso está tan claro en todos sus géneros literarios y es lo que estudiosos han señalado esencial en la cosmovisión de Darío.
¿Es un libro homenaje?
Sí. Son 150 años de su nacimiento y 100 de haber muerto. Uno como estudioso de la literatura tiene obligaciones que retribuir. Cuando propuse el libro escribí: «Este libro es importante y tiene que existir». No idealizo a Darío, lo estudio, muestro en cada uno de estos cuentos juveniles cuáles son sus virtudes y sus limitaciones. Cuáles son los puntos frágiles, cómo alguien está aprendiendo a ser árbol.
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