«Hace mucha falta refrescar la imagen del arte mexicano». (Foto: Ariadna Hernández)
C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de junio de 2017. (RanchoNEWS).- Jorge Marín, uno de los representantes más importantes del arte figurativo en México, considera que al exterior del país hay una visión que no corresponde con las creaciones que se hacen hoy en día en el país, pues existen muchas propuestas que distan de lo tradicional. La entrevista para La Razón es de Javier Chávez.
En vísperas de una nueva exposición en Canadá, el escultor michoacano habla en entrevista con La Razón de la globalización, de la necesidad de llevar el arte a las calles y cuál es el papel de ésta en la construcción de sociedades más críticas y conscientes.
Hace apenas un mes usted expuso Alas de México en el museo más importante del mundo árabe, en El Cairo. ¿cuál es la visión que se tiene en otras latitudes del arte mexicano?
Está un tanto viciada la opinión pública o el conocimiento público en otros países sobre el arte en México. Creo que hace mucha falta darle una refrescada a lo que es la imagen del arte contemporáneo mexicano en el extranjero.
Con todo el respeto para las personas que promueven la tradicional mexicanidad, en la cual creo, y soy fanático de los símbolos y las tradiciones de nuestros pueblos mexicanos, pero resulta que yo no soy producto de un pueblo ni aislado, ni tan tajante en su expresión plástica. Yo nací cuando había televisión, teléfono, trenes, aviones, lo que me permitió moverme y darme cuenta que fuera de todo lo bello y atractivo que es México, el mundo entero lo es. De todo el mundo he tomado algo y en ese sentido me considero universal, pues he puesto atención a todo lo que he visto en mi desarrollo, qué hace el ser humano a lo largo de este planeta.
México es universal. No solamente es el mariachi y el pozole… es el mariachi y el pozole, pero también es el arte conceptual de Gabriel Orozco; es una directora de orquesta o un chelista como CarlosPrieto, que toca en las salas de concierto de todo el mundo música de clásicos europeos; o Alonda de la Parra, que también dirige en salas de música clásica. No tengamos miedo a pensar que México es cosmopolita. Yo diría que es una necedad pensar que no lo es, pensar que es el México de Diego Rivera, porque ya no lo es. Ni el mundo entero es el de hace 100 años.
En ese sentido ¿cómo se recibe su obra?
El puente más sólido entre las culturas es el arte. Durante las giras que he hecho al extranjero, la comunicación se vuelve mucho más fácil cuando vas con la bandera del arte a acercarte a una comunidad nueva. Lo consumamos o no, el tema del arte nos viene desde el fondo , desde nuestra genética, y eso nos despierta un interés muy antiguo, porque el arte toca temas humanistas, muy afines para todas las sociedades.
En general el público de todos los lugares tiene un acercamiento mucho más grande al arte figurativo. Además de esto, los elementos iconográficos que conforman mi obra son muy universales. Yo no podría decir que son representativos de una mexicanidad tradicional. Los elementos que uso son de todos los tiempos. Las alas, por ejemplo, se han usado desde Ehécatl, el dios del viento, o para los fenicios, los espíritus protectores. Por todo el mundo hay esos elementos y a todos nos mueve algo. Lo que yo he hecho es reinterpretarlos con una representación abierta a la polémica y al diálogo.
¿Cuál es la intención de sus personajes alados o en equilibrio? ¿qué representan?
Son elementos que nunca uso de una forma obvia o evidente. Eso lo tiene que construir cada espectador, tiene que ser una experiencia muy propia, muy particular lo que produzca en ti una obra de arte. A mi de nada me sirve saber, tener un instructivo para entender o sentir algo .Entonces el acercamiento de cada quien a una obra tiene que ser muy particular. De acuerdo a tu emoción y a tus vivencias es como vas a percibir algo. No me atrevería a decirle a alguien qué tiene que sentir y qué tiene que ver con mi trabajo.
¿Hay cabida para el arte en la sociedad contemporánea?
La escultura no es ninguna sofisticación del siglo XVI ni de la cultura clásica. El arte esta en el ser humano desde que aparece, es una necesidad. El arte siempre ha estado, y definitivamente tiene que estar, en la vida del ser humano, en su cotidianidad. Hacer arte es una necesidad, no es un capricho de coleccionistas. Esa necesidad, insisto, la deberíamos respetar y tratar de integrar más en nuestra vida cotidiana. Hacer arte y consumir arte, las dos cosas, son necesarias y las vemos desde los primeros días de la humanidad.
El arte tiene que ser canasta básica. Una sociedad que no consume arte, o por lo menos una parte de esa sociedad a la que no le damos arte para su vida diaria, es una sociedad incompleta y se queda trunca. El arte nos ayuda muchísimo. Practicarlo y consumirlo nos hace desarrollar un pensamiento más subjetivo, y una sociedad con capacidad de pensamiento subjetivo está preparada para las sofisticaciones de la vida moderna. Todos tenemos que fortalecer nuestra capacidad, y el arte ayuda, entre otras cosas, a eso.
Usted es de los principales promotores de un arte público…
Me siento muy satisfecho de poder participar en estar sacando al arte a las calles y, sobre todo, a las zonas periféricas. Busco la descentralización del arte. El arte en las ciudades tiende a estar concentrado en las zonas más valiosas histórica, arquitectónica o económicamente, pero la descentralización, poder llevar todo este arte público a áreas donde típicamente no llega, es otra manera de tratar de introducir a esas comunidades esa curiosidad por hacer o consumir arte. Eso tiene un efecto in crescendo, empiezas a sentir un poco más de respeto y de identificación por tu espacio.
El arte nos enseña a respetar nuestro espacio y a identificarnos más, a crear vínculos de identidad con tu comunidad.
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