Rancho Las Voces: Textos / «Cartas a Henry 11» por Susana V. Sánchez
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martes, junio 20, 2017

Textos / «Cartas a Henry 11» por Susana V. Sánchez

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Susana James
Henry James. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 20 de junio de 2017. (RanchoNEWS).-Continua Susana su dialogo epistolar con Henry, si usted llega por primera vez a esta correspondencia le sugerimos leer las primeras cartas en estos enlaces a continuación. Primera entrega Segunda entrega Tercera entrega Cuarta entrega Quinta entrega Sexta entrega. Séptima entrega. Octava entrega. Novena entrega. Décima entrega.  

Carta # 11

9 de Septiembre de 2013

Anoche vida mía, te fuiste de mi lado; partiste a esa otra dimensión desconocida y sin embargo tan presente en nuestras vidas, aún en los detalles más cotidianos. En los últimos momentos que estuve en el hospital, después de firmar todo el papelerío que fue necesario para tu traslado y tu salida del hospital regresé a tu cuarto para despedirme de ti. Tus hermanos también estaban allí, también Chayo, mi hermana y por supuesto nuestro hijo y su esposa. Tomé tu mano nuevamente y le di el último beso a esa envoltura que contuvo tu alma maravillosa. Fue terrible sentir tu rostro ya frío, con la frialdad de la muerte, con la rigidez de lo inanimado. Observé tu cuerpo por última vez, ese cuerpo al que la falta de salud le causó tanto sufrimiento y oré en silencio para que Dios te hubiera recibido y haya llenado tu alma de luz y de felicidad. Después me vine a casa en compañía de mi hermana. Tu mamá y Herlinda tu hermana están alojadas en la casa de los señores Sosa, esos maravillosos amigos que nos ofrecieron el departamentito que construyeron en su casa. Allí, ellas han podido estar con mucha comodidad pero, sobre todo, con una gran privacidad. Rebe, tu otra hermana estuvo también con ellas hasta que llegaron su esposo y sus niños y se fue ella, junto con su familia a un hotel. Realmente no me di cuenta cuando llegaron y en qué momento se fueron al hotel. Por mientras me dejaron aquí a la perrita de tu mamá.

Cuando llegamos a casa me di cuenta qué tan exhausta estaba. Chayo y yo nos fuimos a dormir a tu estudio porque ya las muchachas, Laura, nuestra nuera y otras jóvenes habían cambiado nuestra cama para desocupar nuestra recámara; como me lo había ordenado la mujer de Hospice. A pesar de que nunca regresaste a casa, me cayó muy bien no tener que dormir esa primera noche de tu partida en nuestra recámara. Probablemente me hubiera sido imposible dormir al sentir tan inmediatamente el vacío que has dejado en mi existencia. Sin embargo, en esa, nuestra pequeña biblioteca, rodeada de nuestros libros, sentí por primera vez en mucho tiempo una gran tranquilidad y me pude dormir casi instantáneamente.

Durante el día de hoy, he continuado con mi estado de sonambulismo. Esta mañana, alguien fue a despertarme como a las 8 de la mañana porque ya había llegado tu jefa de la oficina. Yo no recuerdo haberle avisado de tu deceso, pero ella ha estado súper al pendiente de ti y esta mañana se presentó en nuestra casa para iniciar los trámites correspondientes a tu trabajo. A pesar de todos los desencuentros que tuve con ella en el pasado, le agradezco infinitamente a esta mujer todas las finezas que nos ha dispensado y sé que vino de inmediato para ofrecerme su ayuda. Por lo pronto, ella me indicó que estuviera pendiente del correo porque debería recibir un dinero de un seguro de funerales que tú compraste. Para mí fue una sorpresa porque aun cuando habíamos hablado en el pasado de este seguro, se me había olvidado completamente. Me dio una gran tranquilidad contar con este dinero porque he estado usando la tarjeta de crédito para todas las necesidades que se han presentado y, seguramente tendré que seguirla usando para todo lo que se necesite. Luis, tu compañero de trabajo me recomendó que utilizara los servicios de la misma funeraria donde él tuvo a su hijo, el que falleció en mayo. Con su forma de hablar tan característica, comentó que ésta es una funeraria nueva y que no huele a muerto como las demás (palabras textuales). No pude evitar la risa con esos comentarios tan francos y elocuentes. Recordé el lugar porque, te acuerdas, fuimos al funeral de ese pobre jovencito que murió cuando apenas estaba comenzando su vida. Efectivamente esa funeraria es un lugar verdaderamente hermoso. Está decorada con un gusto exquisito. Le pregunté a Ramón, tu amigo si él creía que podríamos hacerte tu misa en la iglesia de San Pío, me contestó que por supuesto. En realidad le estaba pidiendo el favor de que me consiguiera esa iglesia para hacer tu misa, pero no me entendió la insinuación y yo no pude ser franca. Como de costumbre, me ganó la cortedad de mi carácter cuando necesito pedirle un favor a alguien. Por otra parte, me está siendo terriblemente difícil arreglar todos los asuntos de tu funeral. Al no ser nosotros personas religiosas, estamos muy alejados de la iglesia, sin embargo, no puedo dejar de hacer una celebración eclesiástica; principalmente por tu mamá. Creo que para ella sería terrible que yo no te hiciera una misa de funeral. ¿Te acuerdas cuando comentábamos sobre la posibilidad de nuestras muertes? Cuando los dos expresábamos lo que queríamos para nuestro final. Tú siempre me pediste que te cremara y que no hiciera ninguna ceremonia, pero yo siempre insistía en que esas cermonias no son para el fallecido, sino para los deudos. Yo te hacía hincapié en que, ante el dolor y la angustia de la muerte, la humanidad ha inventado toda clase de ritos, precisamente para los sobrevivientes puedan sobrellevar estos aciagos sentimientos. Durante esas conversaciones, los dos quedamos de acuerdo en que haríamos las cosas de acuerdo a lo que fuera lo mejor para nuestros seres queridos. Eso, mi vida es lo que estoy tratando de hacer. No obstante, sé que me equivocaré y una persona u otra quedarán desagradadas y tal vez hasta furiosas conmigo por ignotos motivos de los que nunca me enteraré. Pero ése es el destino de toda obra humana. Como decía mi papá: hay los que te adoran, los que te aborrecen y todos aquellos a quienes les eres absolutamente indiferente. En fin, ojalá que me perdonen los que se queden enojados.

Durante la mañana, también me habló el señor encargado de tu cuerpo y me informó que tus cenizas ya estaban listas, me preguntó si quería que las trajera a casa y yo le dije que sí. No podía creer, cuando vi esa pequeña caja, que tu cuerpo se hubiera convertido en unas cenizas que se pueden guardar en una caja tan pequeña. Puse la cajita en la sala, en la mesa lateral que está junto a la televisión y me hice la nota mental de que necesito comprar una urna. Le pedí a Arturo, tu hermano que me acompañara a la funeraria para hacer todos los trámites que eran necesarios y él con la amabilidad que lo caracteriza accedió a acompañarme. También le pregunté cuando se tenían que ir porque Alma, su esposa también vino cuando supo de la inminencia de tu partida. Ella se ha dedicado a ayudar en todo lo que ha podido en las tareas domésticas de nuestra casa. No tienes idea cuanto se lo he agradecido. Esta muchacha, no cabe la menor duda que es una gran dama. Sin decir palabra, simplemente se aplica a hacer las cosas con una suavidad y una efectividad enorme. Por otra parte, mi querida hermana ha sido una ayuda invaluable y un apoyo decidido y eficaz a más no poder. No sé qué sería de mí sin ella.

Cuando Tury y yo llegamos a la funeraria, le pregunté cuándo debían regresar a New Jersey, me dijo que el sábado, sin falta. Entonces tomé la decisión de que se hicieran el funeral y la misa el mismo día. El encargado de la funeraria, un hombre muy competente, me informó que por medio de la funeraria podríamos conseguir la iglesia. Me quedé verdaderamente asombrada de la eficiencia de este tipo de empresas. Me hice la consideración de qué, como cualquier otra empresa de servicios, las funerarias son indispensables para hacerle a uno la vida más llevadera. Como primera opción, escogí la iglesia de San Pío que aunque no está cerca de casa, es un lugar que me encanta y donde me siento a mis anchas, pero no fue posible conseguirla para el jueves que es el día que tendrán lugar tus exequias. Entonces le pedí a él que me recomendara una iglesia. Fue difícil conseguir una, lo cual me asombró muchísimo porque me di cuenta de cuanta gente se muere en esta ciudad y cuantas familias solicitan estos servicios. Por fin logramos conseguir una iglesia aquí en el área del Oeste, donde vivimos, consagrada a la Virgen María. Me alegró mucho que fuera precisamente una iglesia consagrada a la Virgen porque tu mamá es devota de ella. La misa se llevará a cabo por la mañana y el funeral por la tarde. El señor de la funeraria me ofreció todo tipo de cosas y servicios adicionales, pero sólo compré lo que me pareció adecuado, por ejemplo, compré unos crucifijos que me vendieron allí mismo para darlos como recuerdo a los miembros de tu familia. También mandé imprimir las estampitas que se reparten entre los asistentes con una pequeña nota biográfica. Por otra parte, tus hermanos se han ocupado de contactar al periódico para publicar la nota de tu funeral y de avisar a todas las posibles personas que quisieran asistir. Turi, Wilbur y Chris se han dedicado también a escoger las fotografías que les parecieron convenientes para confeccionar el video que se pasará durante el funeral. Para eso están utilizando tu computadora Mac y yo les di todas las fotos que tenemos, así que ha sido un trabajo verdaderamente arduo. Herlinda fue la encargada de redactar tu nota luctuosa para el periódico y el Internet. Yo utilicé el Face Book para publicar tu fallecimiento y poner los datos de tu funeral y tu misa.

Por otra parte, sigo en comunicación con tu jefa para informarle de todas estas cosas. Por la tarde vinieron muchas personas de tu oficina y me ofrecieron traer comida para la comida que se ofrece después de los funerales. ¡Qué bueno que haya tanta gente pensando en todos los detalles que a mí se me escapan! No me acordaba que en este país hay que hacer una comida de funerales después de que terminan los servicios.

Muchas personas de tu familia y la mía, así como tus amigos y hasta las personas de tu trabajo, me están ayudando con todo lo que se precisa. No sabes cuánto agradezco esas muestras de amor hacia ti. Porque sé, amor mío, que todo ese cariño, esas atenciones me las están brindando porque durante toda tu vida, tú cultivaste el amor de todas las personas que te rodeaban. También Meg, la esposa de Wilbur vino. El Pato y Blanquis alojaron a tus hermanos y sus esposas, también a ellos les agradezco de todo corazón que hayan hecho eso por nosotros. Alguien me dijo que Kathy también vendrá a tu funeral. A pesar del dolor que siento, me siento también muy arropada con todas estas muestras de amor. Dios te bendiga amor mío, porque yo estoy recibiendo el beneficio de todo lo que tú sembraste durante el tiempo de tu vida.


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