Rancho Las Voces: Libros / Francia: Cierra la librería Hispanoamericana de París
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lunes, febrero 05, 2007

Libros / Francia: Cierra la librería Hispanoamericana de París

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Señalador conmemorativo del 50 aniversario (Foto: Archivo)

P arís, 4 de Febrero 2007. (Ange-Dominique Bouzet/Libération. Traducción La página del idioma Español).- La puerta de madera permanece cerrada, el cerrojo está echado y la vidriera quedó oculta tras un gran panel de papel de embalaje, en el que se puede leer una despedida bilingüe: La librairie est définitivement fermé. Au revoir. Adiós. La librería hispanoamericana de la calle Monsieur-le-Prince bajó definitivamente la cortina.

Había dos en París. Eran dos instituciones que a lo largo de varias décadas atrajeron tanto a los hispanófilos de la ciudad como a exiliados de España y América Latina: la librería española de la rue de Seine, en Saint-Germain-des-Près, ―que en los años cincuenta y sesenta era frecuentada por toda la intelectualidad española― y esta otra, menos mundana y más universitaria, pero aun así una especie de hermana gemela, cerca del Luxemburgo, de la Sorbona y del Instituto Hispánico. Víctima de la especulación inmobiliaria y de la disparada de los alquileres, la primera, fundada en 1948 por Antonio Soriano, un exiliado de la guerra civil, se vio obligada a ceder su lugar a una mueblería y reabrir cerca de Montparnasse, en la rue Littré. La segunda, que había sido creada un año antes no sobreviviría mucho.

Con un cartel que más bien celebraba el comercio de libros, Ediciones Hispanoamericanas era una librería a la antigua: pequeña y oscura, con el aire de un recinto de eruditos. Sin embargo, sus frecuentadores sabían que en ese lugar polvoriento y aparentemente desordenado todo estaba minuciosamente arreglado y el espacio cuidadosamente distribuido, por mitades, entre el dominio de España y el de América Latina. Las estanterías, cargadas de obras en lengua original (y de algunas traducciones francesas), jamás se quedaban mucho tiempo incambiadas: en el número 26 de la rue Monsieur-le-Prince, la actualidad editorial no dormía un segundo, los libros entraban en la vidriera casi al mismo tiempo que las publicaciones de los países hispanohablantes. Una proeza que Michèle Pochard, la responsable de la librería, sabía cumplir con presteza de tal manera que, fuera cual fuese la distancia, las novedades aparecían puntualmente allí, a veces a pesar de las costumbres comerciales latinas...

Annie Morvan, editora Seuil, que a veces visitaba ambos locales, comentó en cierta ocasión: Era a la vez una librería clásica y una librería de novedades. Una librería de profesores en la que si uno quería hallar algo sobre el Siglo de Oro, seguramente lo hallaría. Pero paralelamente, también la actualidad llegaba por redes muy eficientes. A veces me enteraba de una novedad y, si me dirigía al editor o al agente en España, el libro demoraba tres semanas para llegarme por el correo, mientras que si pasaba por la Librería Hispanoamericana lo recibía en cinco o seis días.... Como muchos otros clientes, Morvan se enteró con disgusto, en diciembre, de que la librería había bajado definitivamente la cortina.

Ya hacía algún tiempo que Michèle Pochard se quejaba de la baja de su volumen de negocios: la internet le quitaba clientes, los estudiantes recurrían cada vez más a las fotocopias para evitar la compra de libros completos y reducción de los puestos de profesores de castellano no ayudaron a mejorar la situación. En noviembre, algunos de sus clientes habituales recibieron un lacónico mensaje electrónico en el que se anunciaba el cierre muy próximo (declaración de quiebra)» y prometió «descuentos importantes, en efectivo, hasta el 13 de noviembre».

A los demás, a quienes no pudo llegar, Michèle Pochard y su equipo dejaron en la vitrina de la libreria cerrada un último mensaje: Gracias por vuestra fidelidad durante todos estos años (sesenta). No lo olvidéis jamás: es preciso frecuentar las librerías.

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