Dos investigadores analizan a la momia más antigua de México (Foto: Cortesía Museo del Templo Mayor)
M éxico 21 de Febrero 2007. (Ana Mónica Rodríguez/ La Jornada).- Las investigaciones realizadas por un equipo interdisciplinario a Pepita, momia con 2 mil 300 años de antigüedad, que fue hallada en 2002 en una cueva de Altamira, Querétaro, cambiarán de manera radical los estudios existentes sobre el poblamiento temprano en la sierra Gorda queretana, además de develar la utilización del algodón y las plumas de cigüeña, entre otras aves, en esa época remota.
Según los estudios de ADN, explicó Ximena Chávez, investigadora del Museo del Templo Mayor, que se realizaron sobre análisis de poblaciones antiguas, ''permiten relacionar a Pepita con poblaciones del norte de México como, por ejemplo, los llamados genéricamente chichimecas, a quienes se les identifica como habitantes del norte, cazadores y recolectores que se suponía llegaron a la sierra Gorda en el siglo XII".
Imágenes de tres estudios que se le practicaron a Pepita, quien murió de dos años y medio de edad. (Foto: Cortesía Museo del Templo Mayor)
La especialista Diana Bustos, quien trabaja también con el ADN, abundó: ''Este estudio genético fue realizado con un fragmento de tejido de .75 gramos y con un cabello que aún existía en el cráneo de Pepita".
Explicó: ''La particularidad del estudio de poblaciones antiguas nos permite conjuntarlo con los diversos trabajos que se han hecho en América, los cuales coinciden en señalar que fueron cuatro migraciones desde Asia que entraron por el estrecho de Behring y que se fueron dispersando por todo el territorio americano, y con la información arrojada por Pepita podemos hacer un estudio entre individuos para establecer comparaciones y secuencias de ADN".
(Foto: Cortesía Museo del Templo Mayor)
Ahora, agregó Ximena Chávez, ''lo que estamos viendo es que desde 2 mil 300 años antes ya existía relación con poblaciones del norte; además de los avances de la industria de manufactura tan delicada y compleja de ciertos textiles que fueron utilizados en el fardo funerario".
De Pepita, a quien mediante la tecnología ya le hizo reconstrucción facial, tenía dos años y medio cuando murió, mide 45 centímetros y fue hallada hiperflexionada en una cueva adaptada ex profeso para colocar a la pequeña tras su fallecimiento.
(Foto: Cortesía Museo del Templo Mayor)
También la causa de su momificación fue circunstancial, ''tal vez por las condiciones climatológicas que imperaban en la cueva". Pepita es la momia mexicana más antigua, agregó Chávez.
En general, dijo la investigadora, el estado interno de conservación de la momia es excelente y sólo su rostro se encontró descarnado, debido a que fue descubierta en múltiples ocasiones, lo que obstruyó el proceso de momificación.
A raíz de su descubrimiento por pastores a finales de 2002, caso que fue reportado al Ministerio Público, tras lo cual fueron levantados los restos y se perdieron detalles sobre su colocación in situ, Elizabeth Mejía, directora del proyecto Toluquilla, inició junto con Chávez un ambicioso proyecto de investigación que hasta ahora dejó muchas líneas de investigación y múltiples respuestas.
Dos tomas diferentes de la milenaria osamenta (Foto: Cortesía Museo del Templo Mayor )
El equipo de 35 especialistas de 10 instituciones estudió, sumado a los trabajos de conservación del cuerpo momificado, ''los materiales asociados a los funerales de Pepita, que incluyen cerámica, restos de plumas, textiles (algodón) y diversos cordeles con que fue sujetada la pequeña. Además de espinas de maguey y larvas de mosca propias del entorno y de las diversas ocupaciones que tuvo la cueva.
(Foto: Cortesía Museo del Templo Mayor)
Chávez continuó: ''La niña murió por enfermedad, debido quizá a una infección intestinal o problemas respiratorios; fue amortajada con una fina manta de algodón y colocada sobre una piedra que tenía una talla muy ligera -en forma de cuna- y utilizaron cordeles para fijar el bulto mortuorio -por ello la posición flexionada- que estuvo adornado con plumas y cabellos".
Tomografía helicoidal, laparoscopia, microscopía de barrido, micología médica, arqueozoología, entomología, estudios de textiles y fibras, además de la paleobotánica, fueron las investigaciones que se realizaron en torno a Pepita, quien regresará a Querétaro.
El lugar enclavado en la sierra Gorda de Querétaro, donde unos pastores descubrieron, en 2002, ese cuerpo momificado (Foto: Cortesía Museo del Templo Mayor)
La pequeña momia estará en la mesa de debates en el sexto Congreso Internacional sobre Estudios de Momias, que comenzó ayer y concluirá el 25 de febrero, en las islas Canarias, donde también habrá otra conferencia con especialistas que hablarán sobre los ejemplares momificados de México
REGRESAR A LA REVISTA