Ruinas de Calakmul
C iudad de México. Jueves 25 de mayo de 2006 . (Notimex). Resulta extraño que entre los diversos grupos mayas se cuente con pocas referencias sobre una deidad del viento, en especial con las del centro de México, en donde Ehécatl es uno de los principales dioses del panteón mexica.
A pesar de diversas sugerencias, resultado de la investigación, hasta el momento no ha sido posible precisar con certeza cuál fue la deidad venerada por los mayas como generadora de este fenómeno natural.
Sin embargo, la doctora Martha Ilia Nájera, del Centro de Estudios Mayas, del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, propone algunas líneas para desentrañar el culto al viento entre esa civilización.
Dentro del Primer Encuentro de Investigadores de las Regiones de Oaxaca y Area Maya de la Ciudad de México, la especialista consideró que sin discutir hipótesis previas, “ creo que existe entre los mayas una figura que tiene fuertes asociaciones con el viento, es decir, una de sus múltiples manifestaciones: la imagen del mono.
”Esta asociación es clara entre los nahuas, por ejemplo en diversos mitos cosmogónicos se relata cómo los hombres de creaciones anteriores son destruidos por vientos y los que sobreviven se transforman en monos, por ello el viento está contenido en su naturaleza. Es más, Ehécatl en diversas ocasiones se muestra como un mono “ , precisó.
Se trata de una asociación que no resulta ajena para los mayas, tal y como lo evidencia la iconografía y la cerámica.
Símbolo de IK /viento
Por citar, dijo, se encuentra en Copán, Honduras, una figura simiesca que surge del agua, simbolizada por caracolas de piedra, porta un similar a un cetro y que lleva inscrito el signo de ik ” viento “ , además de las comisuras de los labios surgen dos serpientes.
”Otras imágenes de monos del periodo Clásico los podríamos asociar también con el viento. Como ejemplo está la tapa de una vasija de alabastro localizada en Dzibanché, Quintana Roo; y más esquemática es la imagen de un plato de Calakmul, en esa misma entidad, en el que un mono despliega una larga cola enrollada en una gran espiral “ , subrayó.
Nájera anotó que entre las especies que más pueden evocar al viento, dadas sus características, son el Atele o mono araña, por sus gráciles movimientos y la facilidad para desplazarse de un árbol a otro, y el saraguato o aullador, pues origina su voz con una amplitud y fuerza extraordinaria que ruge como el viento mismo.
