Ramón Domínguez Cisneros
E l próximo y último viaje sería a Grecia, por un período de diez días, pero para mí los días pasaron demasiado rápidos. El cambio de país lo sentí rápidamente al llegar al aeropuerto de Atenas, con el cambio de clima y el idioma completamente diferente.
Nos quedamos en Atenas cuatro días, y los próximos seis días los pasaríamos en dos islas. Fui con unos amigos americanos de la escuela. Atenas es una ciudad muy antigua, con puestos de cerveza cada veinte metros, y la mejor comida que he comido en Europa. Todo lo que comí en Atenas fueron gyros (es una carne de Grecia con lechuga y tomate enrollado como un burrito).
El centro de la ciudad de Atenas se me hizo como la ciudad de México, con demasiados puestos de vendimia y la ciudad en general me acordó de unas ciudades en México, no muy moderna, con el mismo tipo de edificios, atmósfera y la gente siempre felices de ayudarte. Nos quedamos en un hotel llamado Hotel Aristóteles, en el centro de la ciudad. Como todos los hoteles en Europa, el baño, y la regadera demasiado pequeños. El siguiente día fuimos a la Acrópolis. Este inmenso monumento está en el lado este de la ciudad, como media hora a pie de donde estábamos nosotros.
En el lado este de la ciudad, en un gran contraste de el centro, todo es demasiado épico, fue como si estuviéramos en los tiempos de los gladiadores, en la edad media. Fue como si estuviera en otro mundo completamente. Ese día tomamos un tour de los templos que estaban en esa área. Fuimos al templo de Zeus, y a otros museos donde había demasiadas estatuas de esos tiempos. Después fuimos a un restaurante cerca del Acrópolis y comí el mejor conejo que he comido en años.
El siguiente día nos encontramos en un tianguis, donde venden todo lo que te puedes imaginar. Ese día fuimos al estadio olímpico de Atenas donde hubo los juegos olímpicos en el 2004, ésa fue la cosa más moderna que vi en Atenas, ahí nos encontramos a muchos turistas, había mucha gente de Rumania, y de Europa del este, pero también nos encontramos a muchos españoles e italianos.
El último día en Atenas fue mi favorito, en el día fuimos a las tiendas en el centro de la ciudad (todas las niñas querían ir de compras) y después encontramos un blues bar, tres compas y yo fuimos, y ahí estuvimos desde las seis de al tarde hasta las dos de la mañana. Un compa francés tocó toda la noche puras canciones que no he escuchado en años, y nosotros y otros extranjeros éramos los únicos en el lugar. No sé por qué, pero ésa fue mi noche favorita, nomás sentado con buena gente, platicando y escuchando buena música. El próximo viaje sería a las islas Ios y Santorini, ahí fue donde el drama empezó.
Nota del Rancho
Ramón Domínguez Cisneros se encuentra en Europa por motivo de estudios y lo hemos nombrado nuestro corresponsal en el viejo continente. Agradecemos que comparta sus experiencias con nosotros. ¿Qué ocurrió en las islas Ios y Santorini? No se pierda la próxima entrega (RMV).
La fotografía
La foto que ilustra esta entrega fue tomada del siguiente sitio
http://www.avempace.com/periplo/actual/atenas/atenas2.html
Y está acompañada del siguiente texto:
Sobre el mapa Atenas forma un triángulo encajonado entre el mar y los montes Párniza e Imitos, los antiguos Parnés e Himeto. En el centro de la ciudad unas pocas colinas permiten al viajero reposar la mirada: la Acrópolis y la cercana Pnix, la colina de Strefi, el Licabeto y Turkobunia. Desde ellas, en los días claros, como en esta fotografía, se divisa a simple vista la isla de Salamina del lado de poniente, y más al sur la isla de Egina y las costas del Peloponeso.