jueves, mayo 25, 2006
Entrevista a John Berendt
CARLES BARBA
B arcelona, España. 24/05/2006. (La Vanguardia.- John Berendt creció en Syracuse, donde sus padres (ambos) eran escritores. Entre 1977 y 1979 ha sido editor del New York Magazine, y entre 1982 y 1994 ha tenido una columna en Esquire. Gracias al éxito de su primera obra (sobre la ciudad de Savannah), vive de la literatura.
Entre su primer libro, Medianoche en el jardín del bien y del mal (1994), y el segundo, La ciudad de los ángeles caídos (2005), han transcurrido once años. ¿Por qué un lapso tan largo?
Soy un escritor muy lento, muy dubitativo, muy perfeccionista. Hago y rehago una página docenas de veces, nunca me parece lo bastante buena. El libro sobre Venecia se gestó en 1996, cuando llegué a la ciudad tres días después del incendio de La Fenice. En principio iba sólo con la idea de pasar unos días de vacaciones en temporada baja, pero la destrucción del teatro me llenó de consternación y de curiosidad, y decidí dedicar un tiempo indefinido a hacer mis propias investigaciones sobre el caso. Esas pesquisas se alargaron cuatro años, y sólo entonces comprendí que tenía un material literaturizable, y contacté con los editores. La redacción de la obra me llevó un año y medio más, y la escribí parte en Venecia parte en Nueva York.
¿Cómo se atrevió usted a abordar una ciudad sobre la que se ha dicho casi todo?
Es cierto, hay cientos de libros sobre Venecia, su arte, su arquitectura, su historia, su música y sus fiestas; y hay un buen puñado de novelas ambientadas en sus palazzos y canales, protagonizadas por cierto en muchos casos por personajes de paso. Ahora bien, lo que a mí me interesaba describir es a los venecianos, a la gente que de verdad vive en la ciudad, y para ello he seleccionado una serie de tipos.
¿Los aristócratas, por ejemplo?
Efectivamente, algunos cabezas de familias patricias, con sus títulos, su pasado y el orgullo por sus ancestros. Y me he dado cuenta de que en esta ciudad los nobles no se aislan del resto. Al ser una topografía de viandantes, el tejido urbano se convierte en un espacio muy democrático, donde todo el mundo se cruza en la calle, se saluda, alterna...
¿Algún estamento le ha caído antipático?
Los burócratas. Son exasperantes, inútiles, insidiosos, lo entorpecen todo con sus exigencias y quisquillosidades.
¿Y qué personaje de los que usted ha entrevistado le ha parecido más singular?
El pintor surrealista Ludovico di Luigi. Y Felice Casson, el intrépido fiscal encargado del sumario del incendio.
¿Venecia es una ciudad que se hunde?
No, Venecia es una ciudad que sobrevive, ha sobrevivido quinientos años. Ahí es donde yo pondría el énfasis, lo que no quita que necesite restauraciones y un apuntalamiento general.
El tópico de la ciudad más bella del planeta, ¿es exacto?
Sí, por supuesto. Además, Venecia es una ciudad que fuerza a las personas a usar la imaginación. Lo ha dicho Byron en unas palabras inmortales: "Venice is the greenest isle of my imagination".
Uno de los capítulos de su libro relata la rocambolesca apropiación de los papeles de Ezra Pound por parte de Jane Rylands, la codirectora de la fundación Peggy Guggenheim. Usted compara la historia con el relato ´Los papeles de Aspern´ de Henry James. ¿La realidad supera a veces a la ficción?
Desde luego. Ése es el motivo por el que escribo no ficción. Me tomo un tiempo para descubrir los intersticios de los hechos reales, motivaciones y secretos que son mucho más complejos que los que pueda inventar la fantasía más enfebrecida.
¿Cuál es su obra de no ficción favorita?
A sangre fría de Truman Capote. No voy a negar que Capote ha sido una influencia decisiva en mi vida, y en los dos libros que he publicado.
Su obra sobre Savannah hizo aumentar en un 46% el turismo hacia esa ciudad. ¿Le enorgullece el dato?
Cómo no. ¿Sabe que el ayuntamiento me honró con la llave de la ciudad, y que un día me tomé la molestia de probar si funcionaba? La verdad es que Medianoche en el jardín del bien y del mal se ha erigido en un long seller, y sólo en Estados Unidos lleva vendidos tres millones y medio de ejemplares. Y de La ciudad de los ángeles caídos, en Estados Unidos van por las trescientas mil copias. Penguin saca en otoño la edición en paperback con una tirada de un millón.
A quien vaya a Venecia próximamente, ¿le recomendaría algun itinerario concreto, algún monumento en particular?
Le sugeriría que cogiera el vaporetto número uno, y descendiera por el Gran Canal con los ojos bien abiertos, mirando a un lado y a otro. Es el paseo más bello del mundo, no hay nada comparable a eso. ¿Monumentos? La iglesia renacentista de Santa Maria dei Miracoli. Desde que los de Save Venice se gastaron cuatro millones de dólares en su rehabilitación, luce más hermosa que nunca, con sus paneles de mármol y su pórfido taraceado.
Para mayor información sobre John Berendt y su último libro le recomendamos esta entrada previa en El Rancho