La actriz Genevieve Nnaji
XAVI AYÉN / Enviado especial
L agos, Nigeria. 28/05/2006. (La Vanguardia )Bienvenidos a Nollywood. Así, con ene, se llama la potente industria nigeriana del cine, que ha pasado en tan sólo catorce años de la nada a unos beneficios anuales de 200 millones de dólares, y a ser considerada la tercera del mundo, tras Estados Unidos e India. Ello es así porque las películas que se ruedan en Nigeria - unas 1.200 al año, frente a las 500 de Hollywood y las 800 de Bollywood- se distribuyen por toda el África negra y los países de la diáspora; en Europa, los mercados londinenses de Peckham y Dalston son el principal punto de venta de unas cintas fabricadas directamente para ser vistas en DVD.
El centro de esta industria es Lagos, la mayor metrópolis de África, con 15 millones de habitantes que se buscan la vida entre oleoductos, rascacielos, chabolas o vertederos, según el barrio. Muchos nigerianos sueñan con ser actores de éxito y abandonar la miseria. En las escaleras del teatro Nacional se acumulan los actores - la mayoría, jóvenes- para recibir ofertas de trabajo que les permitan participar en alguna de las producciones de Nollywood. El sistema recuerda al de los temporeros agrícolas de la España de la posguerra.
El recelo de algunos productores ante los periodistas blancos es considerable desde que la CNN realizara un reportaje sobre el tema que finalmente tituló Cómo no hacer una película, poniendo énfasis en el irregular funcionamiento de los equipos técnicos y las costumbres peculiares del personal (léase retrasos y ataques de divismo de los actores). Según explica el director Tony Abulu: "Aquí trabajamos rápido, hacemos una película en una semana o dos, y no es extraño que estemos mirando el reloj durante el rodaje porque hay que abandonar el piso que hemos alquilado a una cierta hora".
El profesor Onookome Okome, de la Universidad de Alberta, explica que "la razón del éxito de este cine en otros países es que expresa las fantasías, sueños, preocupaciones, dudas, odios y progresos compartidos en todo el continente". Aunque los presupuestos sean bajos, los argumentos simples, los actores histriónicos y la calidad de sonido deficiente, los productos son todo un bombazo en países como Togo, Senegal o Congo, donde la gente los compra en puestos callejeros o los alquila en videoclubs.
Ahora, el reto es penetrar con fuerza en Occidente, en concreto en los países con mayor presencia de emigrantes subsaharianos, como son Gran Bretaña y España.
Precisamente esas ambiciones han levantado un debate público sobre la calidad. El escritor Wole Soyinka, premio Nobel de Literatura en el año 1986, opina: "A pesar de que nuestro país cuenta con una tradición literaria de calidad, no existen películas aceptables para presentar en el extranjero. De hecho, yo ni siquiera hablaría de industria del cine, porque lo que tenemos, en puridad, no es más que una industria de vídeo doméstico". En cualquier caso, las previsiones de crecimiento del pastel han hecho que algunos occidentales se interesen por el negocio, como el actor Wesley Snipes, quien visitó recientemente el país para explorar las posibilidades de inversión.
Nollywood divide sus filmes en géneros, entre los que predominan el terror y la brujería (con elementos de vudú y de religiones tradicionales africanas), el ascenso social (protagonista que sale de la nada y llega a ser millonario), la comedia de situación y las de gángsters. Aunque el presupuesto de los filmes sea irrisorio - una media de 30.000 dólares-, predominan las escenas de lujo, con limusinas y champán que suelen ser de atrezzo. La productora y directora Mildred Okwo, residente en California, se desplaza a Nollywood cuando tiene que rodar. Su thriller político 30 days aspira a elevar el listón de calidad. Sostiene: "[ aunque sea de manera superficial,] nuestro cine aborda también cuestiones políticas, sociales y económicas, no sólo rituales caníbales, sino temas como la poligamia, los matrimonios concertados, o los envenenamientos y violaciones".
El star-system es sólido. Nombres como Segun Arinze, Charles Awurum o Genevieve Nnaji - considerada la Angelina Jolie africana- son auténticas celebridades. Nnaji - que no puede pasear por la calle sin protección, tal es el alud de fans que se le echa encima- opina que "somos conscientes de nuestros puntos débiles, en cuanto a los recursos técnicos. Por eso ponemos el énfasis en la historia y en la interpretación, no en la fotografía o los efectos especiales. Hemos empezado a trabajar en coproducciones con países occidentales para mejorar en este terreno y para ampliar nuestro público, es sólo cuestión de tiempo". Nnaji, a sus 26 años, ha aparecido ya en más de 60 películas, pero obtiene sus mayores ingresos de un contrato publicitario con la marca de jabones Lux.