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El músico durante la entrevista con La Jornada (Foto: María Luisa Severiano)
C iudad Juárez, Chihuahua, 21 de junio 2011. (RanchoNEWS).- El director José Areán asume como un privilegio su designación como director huésped principal de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) y asegura que dispone de los recursos y el tiempo suficientes para cumplir ese cometido. Una nota de Ángel Vargas para La Jornada:
Éste consiste, no en proyectar a la agrupación a escala internacional, sino en «consolidar una posición en nuestra ciudad», explica en entrevista el ex titular de la Compañía Nacional de Ópera y ex director del Festival de México en el Centro Histórico, cuyo nombramiento ocurrió el martes pasado, luego de que la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal no llegó a un acuerdo con otros dos directores.
Da la impresión de que su nombramiento fue la última opción, pues en principio se pensó en el también mexicano Enrique Arturo Diemecke y luego en el canadiense Marco Parisotto. ¿No le pesa, como se dice en términos coloquiales, ser plato de segunda mesa?
¿Me debería enfadar por no haber sido la primera opción? De ninguna manera. Hay muchos directores en el mundo y, de los que acabas de mencionar, todos tenemos suficiente trabajo con el cual debemos cumplir. Afortunadamente me tocó a mí. No lo tomo a mal, sino por el contrario, como un privilegio.
¿Por qué se le contrató como huésped principal y no como director artístico?
No me causa conflicto ese nombre. La Filarmónica de Viena no tiene director principal desde hace 90 años, sino sólo directores huéspedes.
Mi trabajo como director huésped principal consiste en hacer toda la programación, ocuparme de los asuntos artísticos. Me parece que estoy llevando adelante un proyecto artístico, que es lo que me interesa.
El nombramiento de titular hubiera implicado un mayor salario. Hay que recordar que el del más reciente titular de la OFCM, Enrique Barrios, hace tres años, era alrededor de 2 millones de pesos anuales.
Mis ambiciones son artísticas, así lo ha sido siempre. Ésa es mi respuesta.
¿Cuál es la encomienda con la que llega a la orquesta?
Conozco la situación de la OFCM desde hace muchos años, así como a varios de sus músicos, y pienso que ésta es una de las orquestas con más potencial en México. Mi encomienda, entonces, es desarrollar ese potencial, que, en efecto, ha estado durante mucho tiempo estancado. Había una serie de problemas difíciles de resolver y creo que ahora muchos de ellos quedaron atrás.
Según el maestro Diemecke, para proyectar a escala internacional una orquesta como la OFCM son necesarios tiempo y dinero. ¿Contará usted con ellos?
Primero hay que comenzar en casa. Esta orquesta ha sufrido de falta de público y cierto abandono. En ese sentido, estoy convencido de que hay que empezar por aquí. De otra forma, nos estamos saltando varios escalones.
La de México es una de las urbes más grandes del mundo y estoy seguro de que podemos encontrar público amplio; primero debemos comenzar a dar el servicio a quien paga tanto el costo del mismo como a la orquesta, que son los habitantes de esta ciudad. Hay que ser realistas.
Pero, ¿dispondrá de dinero y tiempo suficientes? No debe olvidarse que la administración de la ciudad concluirá en año y medio.
Definitivamente, necesitamos hacer un trabajo para tratar de expandir las posibilidades económicas de la orquesta. No sólo dentro del presupuesto; hay otras maneras también, como muchos tipos de apoyo, por ejemplo, con embajadas. Es decir, hay que hacer un esfuerzo para ir más allá de lo asignado.
¿Tiene delimitados los ejes de su proyecto?
El primero es el artístico, es decir, la realización cabal y planeada de la programación, que incluye no sólo el repertorio, sino la invitación de huéspedes y solistas, el balance de lo nacional y lo internacional, tanto en el repertorio como en participantes de la próxima temporada. Ése es el primer punto; la prioridad principal es terminar de aquí a diciembre la programación y anunciarla a tiempo.
Creo que lo afortunado es que hay mucho que hacer y desarrollar, y no todo de esto necesariamente cuesta dinero; mucho tiene que ver también con creatividad.
En el medio musical hay reacciones negativas ante su nombramiento. Se cuestiona su trabajo al frente de la Compañía Nacional de Ópera y se tiene temor de que esto se repita ahora en la OFCM. ¿Qué responde a ello?
No tengo contestación a juicios de valor que no están fundamentados. Si uno ve el número de cantantes mexicanos que debutaron durante mi gestión, la cantidad de títulos que nunca se habían hecho en el país, en fin, me siento tranquilo respecto de mi trabajo con la compañía de ópera. Problemas siempre los hay, opiniones también, afortunadamente las de tipo negativo no son las únicas críticas que generó mi gestión.
Finalmente, ¿cree haberse sacado la rifa del tigre, pues la OFCM es una de las orquestas más politizadas y beligerantes del país, además de que en años recientes ha enfrentado varios problemas internos, entre ellos la división entre los músicos?
No puedo pensar en esos términos. Las confrontaciones internas, siempre y cuando no sean violentas y reine la parsimonia y la discusión racional, son deseables. La polémica también siempre es bienvenida, porque la razón del arte es suscitar pensamientos, polémica, discusión; malo que hubiera una verticalidad como la que se ha planteado en otros lugares, en los que se impone una voz como la única.
Es natural que en una orquesta, como grupo humano que es, haya gran variedad de opiniones. No sólo es normal y válido, sino deseable. Lo que debe hacerse es concertar eso hacia un futuro y no permitirse que ocurra un estancamiento en la conversación.
Si podemos ponernos de acuerdo en no estar de acuerdo y dar pasos hacia adelante, toda variedad de opinión es válida, deseable y no debe ser censurada. Es, de hecho, lo ideal que debe pasar en una sociedad; no debemos olvidar que una orquesta es reflejo de la misma.
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