Rancho Las Voces: Cine / China: Que levante la mano quien ya haya visto «Un perro andaluz...»
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

lunes, junio 06, 2011

Cine / China: Que levante la mano quien ya haya visto «Un perro andaluz...»

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Una imagen de la exposición en el Cervantes de Shanghái. (Foto: Carlos Cid)

C iudad Juárez, Chihuahua, 6 de junio 2011. (RanchoNEWS).- «Que levante la mano quien ya haya visto Un perro andaluz». Javier García Puerto (Tarragona, 1975) se enfrenta a un grupo de periodistas chinos arremolinados en torno a la pantalla y arropados por la oscuridad de la sala de exposiciones del Instituto Cervantes de Shanghái, y deja que el silencio cale. «Entonces os envidio, porque vais a disfrutar por primera vez de una obra esencial de la historia del arte». Una nota de Carlos Cid para El Mundo:

El acto es la presentación de la exposición Del cine experimental a la vanguardia audiovisual, una panorámica del cine experimental y el video arte españoles, desde el archiconocido ojo de oveja apañado por la cuchilla onírica de Buñuel y Dalí hasta «collages» realizados en un portátil con material sacado de Google.


Javier García Puerto es Licenciado en Comunicación Audiovisual e Historia del Arte, imparte clases en varias universidades, es director del festival «rec» de Tarragona y ejerce de comisario en esta retrospectiva organizada por el Cervantes de Shanghái. La exposición aglutina y ordena varios ciclos ya existentes y abarca todas las épocas y estilos del «otro cine» español, desde sus inicios hasta el siglo XXI.

«Que películas como Arrebato, de Iván Zulueta, o Un perro andaluz no se hayan mostrado en algunos países evidencia la incapacidad que, hasta hace poco, tenía la cultura española de promocionarse a sí misma». Y es que, según el comisario, tradicionalmente han sido las grandes instituciones internacionales las que venían a España a buscar a estos autores para exportarlos a sus museos y sus festivales.

García Puerto ha comisariado exposiciones en España, Alemania e Israel, donde el contexto cultural es afín al de los creadores de las piezas que se exponen en Shanghái, pero para él la reacción del público chino era una incógnita. «Es la primera vez que Un perro andaluz se proyecta en China, y aunque en los círculos cinematográficos y artísticos es un referente mítico del que todos han oído hablar, la mayoría de las veces no han tenido la oportunidad de verla». La primera sorpresa ha sido que el público no especializado ha reaccionado —lo sugiere el gesto de varios asistentes que se echan las manos a la cara en la escena del ojo y la cuchilla—, y eso habla de «la vigencia y universalidad de películas que fueron muy rompedoras en su momento, hace prácticamente 100 años, y que conservan la capacidad de sacudir y de dejar imágenes impactantes en la retina a través del tiempo y la distancia». Falta por ver si la cultura del país es capaz de responder, de incorporarla a su colección de referencias artísticas y a su lenguaje propio.

¿Se aprende algo sobre España en esta exposición? «La historia del cine experimental es una especie de cara B de la historia de España, porque los picos creativos coinciden con los momentos de mayor efervescencia política y social». El primer pico se da a finales de los años 20 y principios de los 30, con ese caldo de cultivo social que desemboca en la república. Los años 50 son de sequía creativa salvo en el caso de Val del Omar, «inventor indómito y estilista brillante», a quien la exposición reserva un espacio. El aperturismo de finales del franquismo coincide con una nueva generación de creadores que se adueñan de tecnologías recién llegadas, como el vídeo y el Super 8. De esta hornada surgen Zulueta y Almodóvar antes de dedicarse al cine más o menos convencional. «La democracia establece un circuito y hace más visibles a estos cineastas, con subvenciones y la atención de las instituciones artísticas y los medios de comunicación generalistas».

A veces es difícil encontrar el hilo conductor de la creación experimental española, compuesta por «francotiradores que trabajaban de manera aislada y que estaban fuera de los circuitos oficiales». No hubo un movimiento conjunto, y no se pueden establecer elementos estilísticos comunes, «el hecho de estar alejados de las tendencias y de la influencia institucional hace que su apuesta personal se subraye más, y eso los lleva a altas cotas de libertad e innovación». García Puerto considera que el cine experimental español resulta particularmente interesante para el público que se acerca por primera vez a este género, ya que «una mirada en retrospectiva da una visión de un panorama muy amplio, con una paleta muy variada y, por lo tanto, es una historia del cine muy didáctica».

Se enciende la luz de la sala, donde todavía parecen flotar los últimos acordes de Tristán e Isolda. «Os lo advertí, si el cine pretende crear emociones que se graben en la memoria, los 17 minutos que acabáis de presenciar ostentan el record de consecución de impactos emocionales». El público abandona el recinto dispuesto a degustar los canapés de gazpacho picante 'a la shanghainesa' y unos dulces con una sustancia blanquecina y gelatinosa que huelen a pastel de queso y arándanos. aunque hay quien, conmovido, no tiene fuerzas para hincar el palillo.