.
Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 21 de junio 2011. (RanchoNEWS).- En tiempos de descomposición social como los que se viven es cuando más se requiere apoyar las expresiones culturales y artísticas, para que los jóvenes tengan opciones sanas de distracción. Una nota de David Carrizales para La Jornada:
Ahora las personas están temerosas y casi de lo único que se habla es de la violencia, cuando tenemos tantas cosas hermosas a las que debemos poner atención, señaló Nina Zambrano Treviño, directora del consejo del Museo de Arte Contemporáneo (Marco), en entrevista con motivo de los 20 años del recinto.
Desde su inauguración, el 28 de junio de 1991, más de 3 millones 250 mil personas han visitado las más de 170 exposiciones que Marco ha presentado en 16 mil metros cuadrados de construcción, 5 mil de los cuales son para las áreas de exhibición en 11 salas, y algo que quizá muchos no imaginan es que 63 por ciento de los visitantes entran de manera gratuita, algo que muy pocos museos de tal categoría en el mundo pueden presumir, dijo Zambrano.
«Es un proyecto muy ambicioso, así nació, y gracias a Dios que se unieron los empresarios y el gobierno en ese momento les dio su beneplácito; además, les ayudó, y este gran sueño se hizo realidad», aseveró la promotora cultural.
«Tenemos proyectos ya hechos para todo lo que queda de 2011 y 2012, además de que ya comenzamos a ver lo que presentaremos hasta mediados de 2013; vienen proyectos muy importantes», adelantó Zambrano.
Proyecto educativo en línea
Uno de los proyectos educativos, afirmó, es que «vamos a empezar a dar cursos en línea. Con esto el museo se hace más grande, porque alcanza a más personas y eso queremos: ofrecer cursos de arte, literatura, escritura».
Nina Zambrano subrayó que el Marco no sólo son exposiciones –algunas muy importantes como la de Ron Mueck–, pues también «hay programas de música, literatura, talleres de pintura y otras artes, y tenemos el Marcomóvil».
La violencia que prevalece en la zona metropolitana de Monterrey, aclara Zambrano, no ha puesto en duda la permanencia del Marcomóvil, uno de los mayores aciertos del museo. Hace diez años empezamos este proyecto que consiste en llevar las actividades del museo a zonas marginadas del estado.
En medio de la violencia, reflexiona Nina Zambrano, el museo es como un oasis en el desierto, «y ojalá que así lo vieran los gobiernos estatal y municipal para que sigan apoyando la cultura y no le quiten recursos a Marco».
REGRESAR A LA REVISTA