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Uno de los cráneos encontrados. (Foto: INAH)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de junio de 2011. (RanchoNEWS).- El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encontró en la periferia de la zona arqueológica de Comalcalco, Tabasco, 116 entierros con más de mil años de antigüedad, 66 de ellos depositados en urnas funerarias y los 50 restantes alrededor de éstas, así como varios objetos, tanto de cerámica como de pedernal, informó el arqueólogo Ricardo Armijo, coordinador de las labores de salvamento arqueológico, informa la Redacción de El Universal:
Tal descubrimiento representa la muestra esquelética más grande recuperada en esa región del área maya, lo que sugiere que podría tratarse de un cementerio prehispánico asociado a esta cultura, agregó el especialista en un comunicado del INAH.
Explicó que los depósitos funerarios fueron localizados debajo de tres montículos de tierra que habían sido arrasados previamente por actividades agrícolas. «Posiblemente, los 66 hallados en las urnas corresponden a individuos pertenecientes a la elite maya y los 50 restantes –que fueron acomodados en diversas posiciones alrededor y al pie de ellas– a sus acompañantes».
Ricardo Armijo abundó que también se encontraron, asociados a los entierros, silbatos y sonajas de cerámica que representan tanto a animales como a hombres y mujeres ricamente ataviados, decenas de navajas, cuchillos y desechos de talla de pedernal y obsidiana, múltiples fragmentos de metates, y más de 70 mil tepalcates.
«El análisis preliminar de estos materiales sugiere que los entierros tendrían entre 1,161 y 1,200 años de antigüedad, ya que corresponden al periodo Clásico Terminal (750-850 d.C.), aunque todavía falta efectuar estudios exhaustivos que lo confirmen», declaró el arqueólogo Armijo.
Debido a la gran cantidad de restos óseos encontrados en un mismo depósito, suponen que los montículos fueron utilizados con fines funerarios, o sea, a manera de cementerio prehispánico, ya que hasta el momento es la muestra esquelética más numerosa recuperada en la región noroccidental del área maya, si se considera que los entierros anteriores en su mayoría han sido localizados de manera aislada.
«A 2.8 km al norte de la Gran Acrópolis de Comalcalco, en tres montículos que pensábamos eran parte de un conjunto habitacional prehispánico, hallamos 66 urnas funerarias –cuyas dimensiones tienen en promedio de 35 a 75 cm de alto y 35 a 80 cm de diámetro– con esqueletos que posiblemente pertenecieron a individuos de la elite maya según lo sugiere la evidencia arqueológica, pues este rasgo cultural en Comalcalco fue característico para sepultar a la nobleza», refirió.
«Además, detectamos en los esqueletos otras características como deformación craneal tabular oblicua, limadura e incrustaciones dentales –que en Comalcalco, como en otros sitios mayas, se practicaron desde el Clásico Temprano (300-500 d.C.) y sobre todo en el Clásico Terminal– que son rasgos culturales asociados al alto estatus durante el periodo Clásico (300-900 d.C.). Dichas horadaciones presentan algunas incrustaciones de jade en los dientes incluso hasta los premolares», declaró Ricardo Armijo.
«Asimismo, asociados a las urnas funerarias localizamos 50 entierros acomodados en diversas posiciones alrededor de éstas. El depósito corresponde en su totalidad a una sola ocupación de la misma época, lo que nos hace pensar que fueron colocados expresamente para acompañar en su 'camino al inframundo' a las personas que fueron depositadas dentro de las urnas», mencionó.
El Proyecto de Salvamento Arqueológico Comalcalco II-Potencia –que comenzó a finales de 2010 y finalizó el 17 de junio de 2011– surgió a partir de un convenio signado entre el INAH y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en 2010 con el Centro INAH-Tabasco para instalar una subestación eléctrica.
A la fecha, de las 66 vasijas funerarias encontradas, sólo 53 han sido sometidas al proceso de microexcavación, que el arqueólogo Armijo define como «excavación detallada y rigurosa en un espacio reducido y bajo condiciones de temperatura y humedad controlados, en el cual se realiza un registro minucioso de los restos óseos, el contenido de las urnas, las muestras de tierra y demás elementos relacionados con el objeto de estudio».
Los responsables de coordinar dichos trabajos son el arqueólogo Ricardo Armijo y el antropólogo físico Stanley Serafín, quienes mencionaron que los resultados hasta el momento arrojados son: que los esqueletos encontrados dentro de las urnas fueron amortajados, pues en un análisis preliminar se detectaron residuos de textil sobre la mandíbula de una de las osamentas que así lo sugiere.
«Aún nos faltan estudios por hacer como análisis de tierra al interior de las urnas que nos permitirán determinar la presencia de materiales orgánicos como telas o plumas, lo cual nos ayudará a saber si los individuos estaban ricamente ataviados al momento de ser inhumados. De igual forma, haremos análisis de huesos y de ADN con los que determinaremos la edad, sexo, patrones patológicos, alimenticios y genéticos que nos ayudarán a saber si hay individuos externos a la región de Comalcalco, o si estaban enfermos o desnutridos; y, a su vez, esto nos permitirá interpretar el tipo de rituales que se hizo con ellos», concluyó el antropólogo Serafín.
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