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El artista rubrica su exposición Entre líneas, que hoy se inaugura en el Museo de la Secretaría de Hacienda. (Foto: Roberto García Ortiz)
C iudad Juárez, Chihuahua, 9 de junio 2011. (RanchoNEWS).- El pintor y escultor Luis Granda (Madrid, 1941) recibe un homenaje por su trayectoria artística mediante la exposición Entre líneas, la cual reúne 35 obras representativas de dos décadas de trabajo. Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
La muestra se inaugura hoy a las 19 horas en el Museo de Arte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (Antiguo Palacio del Arzobispado), en la calle Moneda 4, Centro Histórico.
Granda la tituló Entre líneas, porque «vamos a leer cosas que hoy no las leeríamos igual que antes». La selección de óleos, técnica mixta, grabado, collage y bronces permitirá observar en qué medida la obra ha buscado sus símbolos, moviéndolos hasta llegar a lo que verá hoy día. En esta revisión el hilo conductor es la persona, porque Granda es un artista figurativo.
En algunos casos, sin embargo, «vamos a insistir mucho en los conceptos urbanos y, entre ellos, veremos obras que se ven intemporales. Vemos personas vestidas de manera actual, pero, luego, vamos a ver el cuerpo como siempre, por sí mismo». También destaca el rostro por ser «una lectura que nos da señales y pistas».
Vivir entre pinceles
Luis Granda, quien llegó a México hacia 1955, aprendió a pintar como autodidacta desde Madrid, ya que su padre así lo hacía. 1Siempre viví entre pinceles. Me iba jugar al estudio de mi padre, que sin querer o queriendo me dejaba».
También acompañaba a su progenitor al Museo del Prado, donde «casi no iba nadie en esa época», y llamó su atención Las meninas –después supo el nombre–, específicamente el mastín, al que «me acercaba, lo veía y parecía que estaba dentro del cuadro. Allí empecé a entender que el arte era mágico».
La actitud autodidacta al final no lo es tanto, «Hay algo allí, un espíritu un poco disimulado que me llevaba. Mi padre fue un gran guía sin imponerme nada. Me acercaba a los libros, a sus instrumentos».
Granda estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México, profesión que ejerció «un rato», pero la pintura la cultiva hasta la fecha, mientras aquélla quedó como «parte de una hoja del diario»
La figuración captó el interés del artista, porque sintió que «desde la prehistoria, siempre aparece el cuerpo». Además, de niño «no te distrae tanto el arte abstracto, como que es un poco más profundo en el sentido para un muchacho. Hasta la fecha he sido fiel a la figura, aunque eso no quiere decir que a veces en mis obras no se van pequeños deslices de abstracción, la cual me encanta y la respeto, pero no lo hago forzado ni quiero insistir».
Respecto de los personajes de sus cuadros, algunos son inventados, otros de la calle o estereotipos. Inclusive hay una obra cuyos protagonistas son de un grupo inglés de rock, pero «siempre transfigurados». En algunos casos «soy yo, no que haga mi retrato, sino me uso y a veces queda un rasgo, pero no es intencional».
México me inspiró a pintar: Cito
En el mismo recinto también se inauguran hoy las exposiciones Bienal de Venecia: pabellón italia en México, de la pintora Teresa Cito, y Cicatrices, fotografía e instalación de Lysette Yoselevitz. La primera es, en efecto, una iniciativa de la Bienal de Venecia, pues con motivo del 150 aniversario de la unidad de Italia se decidió, por vez primera en su historia, abrir el acontecimiento cultural al mundo, expresó Gianni Vinciguerra, director del Instituto Italiano de Cultura de la ciudad de México.
De allí que los 89 institutos en el mundo rastrearon a los artistas italianos que viven y trabajan fuera de su país de origen. Aquí, el comité organizador seleccionó a Teresa Cito y Luciano Spanó para armar el Pabellón Italia en México.
Teresa Cito, quien participa con 10 pinturas y cinco dibujos, llegó a México hace 40 años con un bagaje de muchas escuelas de pintura, pues estudió ocho años en la Academia de Florencia.
«Tenía muchísimos conocimientos, pero no sabía qué decir. Estuve bastantes años con todo guardado en un cofre hasta que este país me dio el alma para pintar, porque es un país lleno de vida, de alegría, de sol. Sin él no hubiera pintado; entonces, mi pintura sí es italo-mexicana o mexicano-italiana».
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