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Arriba, la cantante pop Javiera Mena. Abajo, el escritor Carlos Labbé. (Foto: El País)
C iudad Juárez, Chihuahua, 6 de junio 2011. (RanchoNEWS).- «El Chile actual es el resultado de un experimento impulsado por Milton Friedman y su escuela de economía en Chicago. Usó la catástrofe económica de la dictadura de Pinochet para imponer sin resistencia el modelo neoliberal. Es justo que los chilenos volvamos a Chicago y otras ciudades vinculadas a ese experimento a pedir explicaciones. Y nos ponen atención porque ellos nos hicieron». Así describe el escritor Carlos Labbé el creciente interés suscitado por diversas apuestas artísticas procedentes del país sudamericano en Europa y EE UU. Labbé fue incluido en la primera lista Granta de jóvenes narradores en español y acaba de publicar Caracteres blancos, un libro de relatos que contiene algunas claves para entender la narrativa chilena actual. Según el autor, más allá de la sombra de Neruda –responsable principal de la idea de Chile como país con más poetas por habitante– y del tirón de Bolaño –más catalán o mexicano que chileno, para Labbé–, lo interesante de la nueva narrativa del país de Gabriela Mistral es «el estallido del uso de hablas indígenas silenciadas, de la incorporación del neobarroco rioplatense y caribeño y del barroco español de la edad de oro contra la necesidad periodística y neoliberal del story-telling». Una nota de Xavi Sancho para El País:
Ahondando en el punto donde lo subversivo y lo accidental se encuentran, otro escritor chileno, Alejandro Zambra –también en la lista Granta– ha logrado que su tercer libro, Formas de volver a casa, se traduzca a media docena de idiomas sin que sepa explicárselo. Más tras haberse forjado una carrera a partir de una novela, Bonsái, que apenas contaba con 40 folios de Word y que «gracias al talento para la maquetación de la editorial Anagrama se convirtió en un libro». Zambra estuvo en Cannes, donde la adaptación cinematográfica de la novela, dirigida por Cristián Jiménez, fue recbida con aplausos. «La primera película que dura más que la lectura del libro. Si alguien tiene poca paciencia, recomiendo la novela», bromea el autor, que coincide en denotar un mayor interés en la creación sudamericana –y chilena en particular– en territorios antes casi inmunes a su influjo. «Tenemos más posibilidades que otros vecinos de calar en EE UU o Europa por ser tan aburridos como ellos», apunta Zambra. En términos parecidos se manifiesta la cantante Javiera Mena. La artista, de gira por España, está constatando en primera persona el enorme éxito de su segundo disco, Javiera, en estas tierras. Junto a Gepe o Dënver, Mena es la abanderada de un nuevo pop chileno, desa-complejado y desprovisto de folclorismos para gringos. Logra sonar global sin las imposturas de lo cosmopolita. «No somos un país muy de mirar hacia afuera. Estamos aislados y tendemos a la introspección. Las escenas en Chile son reducidas, pero muy integradas y formadas por gente que se conoce. Somos el único país de Latinoamérica que no tiene carnaval. Eso explica bastantes cosas».
«Los escritores o los cantantes pop lo tienen más fácil, porque en Chile se les quiere. La moda aún no es nada en mi país», comenta Pola Thomson, diseñadora afincada en Nueva York. «Muchos piensan que el éxito de María Cornejo, que vistió a Michelle Obama, sirve como impulso, pero María se fue del país con 11 años. Es maravillosa, pero no es una creadora chilena», recuerda. Sus diseños destacan por su trabajo en blanco y negro, fruto de la escasez de tejidos en Chile («Eran los dos colores más baratos»), país en el que la diseñadora sigue produciendo, más como un acto de fe que como una decisión que su contable secundara. «Debemos ser cosmopolitas sin olvidar nuestro país. Ese lujo los chilenos no nos lo podemos permitir. Que Latinoamérica se ponga de moda no nos alcanza. No debemos subirnos a ese carro, sino conducir el nuestro».
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