El novelista argentino. (Foto: Domènec Umbert)C iudad Juárez, Chihuahua, 7 de noviembre 2011. (RanchoNEWS).- En un mundo en el que los muertos no deben olvidarse, el salón de cada familia está irremediablemente habitado por alguno de ellos. Literalmente, la abuela embalsamada pasa sus días (muertos) sentada en el sofá con mejores vistas del salón (también living) mientras el resto de la familia se acostumbra a no dejar de verla aunque sí a dejar de «sentirla». En Los Living, la novela ganadora del prestigioso Premio Herralde (dotado con 18.000 euros y concedido por la editorial Anagrama), Martín Caparros reflexiona sobre el papel que la muerte debe jugar en nuestra sociedad, como ha hecho, una y otra vez, desde que debutara en la ficción con No velas tus muertos. Una nota de Laura Fernández para El Mundo:
La novela, que arranca como una picaresca y «se va volviendo amarga», está protagonizada por Nito, un chaval que nace el día en que muere Juan Domingo Perón (julio de 1974) y lo hace en Buenos Aires. Obsesionado por la muerte de su padre y su abuelo, se convierte sin poder remediarlo en el amuleto del pastor de una secta que proclama la importancia (la necesidad vital) de la convivencia con los muertos. «El pastor necesita sumar adeptos, gente que tema a la muerte», dice el escritor, que insiste en el hecho de que «la novela no es ninguna metáfora sobre los desaparecidos en la dictadura argentina porque no hay una intención política».
Elegida como ganadora del Herralde (que un año más se queda sin finalista), la novela, que saldrá a la venta en un par de semanas, es, en palabras de su autor, «una farsa trágica» que no usa en vano la figura del zombi, pues Caparrós no es muy amante de la ficción sobrenatural. «No hay símbolos de ningún tipo en esta historia. Los zombis sólo hacen lo que los vivos quieren suponer que hacen», dice.
Caparrós (Buenos Aires, 1957) se une con Los Living a un palmarés en el que figuran Álvaro Pombo, Roberto Bolaño, Jaime Baily, Marcos Giralt Torrente y Juan Villoro, entre otros. Su carrera ha estado marcada por su actividad profesional dentro del periodismo y por su estancia en Francia.
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