Rancho Las Voces: Literatura / Entrevista a Ezequiel Szafir
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

sábado, mayo 16, 2015

Literatura / Entrevista a Ezequiel Szafir

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Ezequiel Szafir, en el café Au Passage des Artistes, en París. (Foto: M.N.)

C iudad Juárez, Chihuahua. X de marzo de 2014. (RanchoNEWS).- Igual que en Houellebecq en su nueva novela, Ezequiel Szafir juega a la distopía en una Francia traumatizada por el islamismo. Marga Nelken conversa con él en París para El Mundo.

Coinciden en las librerías españolas dos novelas aparentemente distintas, de argumentos extremos, pero que, en realidad, mantienen la misma tesis sobre la inmigración y el fracaso de la integración en la Francia actual. Una es la de Michel Houellebecq, la soberbia, mordaz e implacable Sumisión (publicada en España por Anagrama), en la que una Francia del futuro acaba siendo gobernada por un partido islamista. La otra es París 2041, de Ezequiel Szafir (Buenos Aires, Argentina, 1971), editada por Ediciones B. En ella la república gabacha acaba siendo controlada por un partido de extrema derecha que deja al lepenismo actual en mantillas.

Basta con dar un pequeño paseo por el Distrito 18, antiguo barrio obrero parisino en el que Zola ambientó algunas de sus obras, un lugar bastante céntrico en el que en hoy por hoy todas las tiendas son árabes y africanas, para constatar que hay muy poco de ciencia-ficción en las geniales distopías de Houellebecq y Szafir. Recomiendo aquí la lectura de una como complemento de la otra. O de ambas a la vez. Y sueño también con una España donde se empiecen a escribir novelazas del mismo calado.

Acerco la grabadora a Ezequiel Szafir, cuyo libro me ha ayudado a comprender que un thriller puede edificarse sobre los cimientos de la mejor literatura. Que os cunda. Aprieto el rec.

Pan y circo. «No aprendemos de la Historia. Y si no aprendemos de la Historia, nos vemos obligados a repetirla. En un momento de París 2041 digo que 'el pan y circo' funciona desde la Antigua Roma. Borges afirmaba que "la historia se cansa de los violentos". El desafío de la novela era: si yo puedo reescribir la Historia igual que en 1941 y no me rechina, estamos jodidos. En vez de judíos, utilizo a los musulmanes. Yo también los meto en un gueto. En mi novela hay un interrogatorio hecho por un tipo de extrema derecha que se metió en el movimiento desde sus principios con la única finalidad de obtener una identidad. Hay otra figura en el libro que es el Comandante, quien logra unir a Francia a través de dos elementos fundamentales: el miedo y el odio».

Holocausto. «¿Que si sería repetible el Holocausto? Sí, sin duda. Aunque está claro que es uno de los más grandes errores de la Historia. Pero lo que sí que se puede repetir es algo parecido a lo que ya vimos en los Balcanes. La limpieza étnica. Ahora no salpica que maten a un palestino. Eso no molesta. Y ahí encontramos que los extremos, irremediablemente, se tocan entre ellos. Tanto en mi novela como en la de Houellebecq, funciona el miedo a lo que ya hay. Él habla del miedo a lo que viene de fuera (musulmanes) y yo a lo que hay dentro (Europa, en relación a los inmigrantes). En realidad, ambos estamos visualizando una pesadilla. Yo nunca tuve miedo al inmigrante porque soy hijo de inmigrantes y me cuesta mucho estigmatizarlos. No puedo ver a una minoría como la islámica como al enemigo. En mi primera novela escribí sobre los desaparecidos en la dictadura argentina y eso me hizo perder amigos que no la entendieron. Y sé que voy a perder amigos con ésta. Me habría sido mucho más fácil estigmatizar al musulmán. Que era lo fácil".

Europa, Europa. «Europa se rompe en París 2041 y desaparece como unidad. Es posible que eso ocurra. EE.UU. ha crecido un 6% en todo mientras que Europa ha decrecido un 4%. Esa capacidad de reacción es propia de los buenos gobernantes.El que los gobernantes europeos pregunten a Angela Merkel lo que tienen que decir, me recuerda mucho a lo que ocurrió en Alemania en el 18. Algo se hizo mal en Francia en materia de integración. La intención fue buena, pero hubo un problema con la cuestión de la identidad. No se trata de tolerar a nadie, sino de aceptarlo. Francia marcó en su momento una diferencia de, al menos, 300 años con el resto de Europa. De hecho, seguimos viviendo aún el impacto de la Revolución Francesa. Y eso hace que siempre tengamos que estarles agradecidos. Y la propia Francia ha de saber que tiene una cuenta pendiente con el resto del mundo. Nos debe una nueva revolución. Volver a una Igualdad, Libertad y Fraternidad. En París 2041 conviven el libro electrónico y el de papel. Y se queman los libros digitales. Para un gobernante, un aparato digital repleto de libros es una bomba».



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