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Rabia, desazón, incertidumbre y esperanza son temas que se exploran en el montaje que dirige Fernando Santiago, cuyas funciones son martes y miércoles en la sala Héctor Mendoza de la Compañía Nacional de Teatro. En la imagen, la actriz Teresa Rábago. (Foto: Sergio Carreón Ireta)
C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de mayo de 2015. (RanchoNEWS).- Los familiares de los desaparecidos, su rabia, desazón, incertidumbre y esperanza son temas del montaje Noche y niebla, dirigido por Fernando Santiago, que se escenifica en la sala Héctor Mendoza, en la sede de la Compañía Nacional de Teatro. Reporta desde la ciudad de México Carlos Paul para La Jornada.
Escrita por Jaime Chabaud, en la obra actúan Teresa Rábago y Ana Isabel Esqueira, quienes encarnan a una abuela, esposa o nieta; mujeres que por la condición de tener un familiar desaparecido, no llegan a ser deudos ni huérfanas ni viudas.
Noche y niebla refleja esa especie de duelo continuo que acompaña la búsqueda de un familiar desaparecido, así como las desgastantes situaciones, emocionales y físicas, que deben enfrentar como las amenazas anónimas y la negligencia y corrupción de las autoridades.
Para ese trabajo escénico Chabaud y Santiago recabaron testimonios de madres, esposas y parientes con algún familiar desaparecido.
Son personas, explica Chabaud, que están «en una especie de limbo, donde no hay día en el cual puedan tener un poco de sosiego, porque es un duelo congelado. De una manera brutal, la ausencia siempre está presente.»
Respecto del título de la obra, Chabaud señala: «Según palabras textuales de Hitler en su Decreto Nacht und Nebel, del 7 de diciembre de 1941, los opositores debían ser detenidos durante ‘la noche y la niebla’ y llevados clandestinamente a Alemania sin dar otra información que el hecho de su captura.
«El efecto de disuasión y terror de esas medidas radica en que: a) permite la desaparición de los acusados sin dejar rastro y b) que ninguna información puede ser difundida acerca de su paradero o destino».
¿Qué es un desaparecido?, se pregunta Chabaud. «Como tal, es una incógnita. Si reapareciera tendría un tratamiento X, y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento tendría un tratamiento Z.
«Sin embargo, mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, no tiene entidad, no está ni muerto ni vivo. En Chile se le llamó Plan Cóndor y en otras partes adquirió otros nombres, pero ¿cómo podemos llamarle nosotros?
«El duelo suspendido en el que viven los familiares no tiene nombre, es un limbo que los mantiene en la zozobra permanente. Y no hay manera de paliar ese dolor. No hay descanso. No hay olvido. No hay perdón. La cuestión es también, ¿quién instrumenta que el desaparecido no aparezca?, ¿a quién conviene?, ¿por qué el terror se ha instalado en zonas que cuentan con inmensas riquezas naturales? »
La obra, aclara Chabaud, no busca «dar voz de manera particular a quien tiene un familiar desaparecido. Pensamos que eso sería una falta de respeto y muy pretencioso. Pero sí llamar la atención sobre un tema y dejar testimonio de lo que pasa en México».
En escena, los personajes narran la mayor parte del tiempo sus vicisitudes, lo que según Fernando Santiago, «abre la imaginación para abordar un tema tan fuerte».
Un elemento siempre presente en el montaje son montones de tierra, los cuales adquieren distintos significados, desde fosas clandestinas hasta la tierra que se cultiva o donde se nace y crece.
Noche y niebla se presenta martes y miércoles, a las 20 horas, en la sala Héctor Mendoza (Francisco Sosa 159, Coyoacán).
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