Autoengaño n.º 1. Roma, 1978 (Foto: Francesca Wodman)
C iudad Juárez, Chihuahua. 2 de octubre de 2019. (RanchoNEWS).-Los ambientes inquietantes y la atmósfera tétrica envuelven las fotografías de Francesca Woodman (Denver, 1958 – Nueva York, 1981). Habitaciones destartaladas, cuerpos semidesnudos y un intimismo personal son algunas de las cualidades que se desprenden de las 102 obras que se han reunido en On being an angel que inaugura la Fundación Canal. Aunque de ella se ha dicho que era una persona excéntrica, provocadora y que estaba obsesionada con su cuerpo y con la búsqueda del yo, Anna Tellgren, la comisaria de la muestra, afirma que también fue una persona alegre y divertida.
A los 13 años su padre, que era pintor, le regaló una Rollei japonesa de imitación y empezó a retratar los lugares en los que pasó su infancia: entre Boulder, un pueblo de Colorado, y la campiña italiana, donde veraneaban. Su talento precoz hizo que alcanzara la madurez artística a una temprana edad y durante el periodo de formación en Rhode Island. «Era muy creativa y al mismo tiempo muy sensible, lo que le llevó a tener muchos altibajos durante su vida», explica Tellgren, conservadora del Moderna Museet de Estocolmo. De hecho, en enero de 1981, con tan solo 23 años, Woodman se dejó caer por la ventana de la casa en la que vivía en el Lower East de Nueva York.
Saida Cámarzana escribe para El Cultural
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