El escritor poblano. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. Lunes 31 de marzo de 2008. (RanchoNEWS).- La trayectoria y méritos literarios del escritor Sergio Pito fueron reconocidos con un homenaje, según reporta Yanet Aguilar Sosa de El Universal:
Sergio Pitol es considerado una figura fundamental de la letras mexicanas y emblema de lo que debe ser un narrador. Su obra se inscribe en la llamada Generación del 32 «con una literatura que es el espejo de lo simbólico», apuntó Álvaro Enrigue durante un homenaje que se le rindió al autor poblano en Bellas Artes, a propósito de su 75 aniversario.
En la ceremonia, donde también le fue entregada la Medalla de Oro de Bellas Artes por Teresa Franco, directora de dicho instituto, Carlos Monsiváis, Margo Glantz y Mario Bellatin, además de Enrigue, coincidieron en que Pitol es creador de una literatura humorística que no parte de una certeza, sino del misterio. Álvaro Enrigue destacó que la literatura de este autor, «es centro de la obra de sus contemporáneos y sigue siendo, a sus 75 años, el autor del futuro».
El arte de la fuga, dijo, «terminó siendo el libro que explica en retrospectiva la unidad literaria de los trabajos de una generación que hasta ese momento no parecía tener nada en común».
Pitol, junto con Margo Glantz, Salvador Elizondo, Juan García Ponce, José Emilio Pacheco, José de la Colina, Carlos Monsiváis y Alejandro Rossi —miembros de dicha generación— revelaron «una serie de nuevas maneras de contar, pero también una forma distinta de ser escritor».
Por su parte, Monsiváis celebró el humor de Pitol y su singular forma de afrontar el cuento, como género de iniciación, para llegar a la novela, que asume como un todo y en la que los tonos narrativos potencian la unidad.
El intelectual leyó una entrevista que sostuvo con Pitol luego de que éste recibiera el Premio Cervantes, y en la que el narrador habla de su pasión por el viaje y, sobre todo, de los autores que lo han marcado, entre ellos Dickens, por sus historias infantiles que coinciden con su propia vida, cuando a los cuatro años perdió a sus padres, padeció varias enfermedades y siempre estuvo al cuidado de su abuela.
En tanto, Margo Glantz eligió hablar de Pitol a través de su novela El viaje, en la que encuentra una semejanza con El Periquillo Sarniento, de José Joaquín Fernández de Lizardi, «por su riqueza escatológica y humorística».
Glantz reconoció que la escritura de quien ha sido su amigo los últimos 30 años, «combina los temas más excelsos con las anécdotas más hilarantes, paródicas y escatológicas».
José Emilio Pacheco no pudo estar presente en la celebración de Pitol; sin embargo, envió a su amigo cinco décimas donde habla de su vida y obra, porque, dijo en una de ellas, sobre el poblano lo ha dicho todo.
Mario Bellatin optó por narrar una historia que le pertenece al propio Pitol, que cuando recibió la medalla por el Premio Cervantes un profesor de primaria se la pidió prestada para acudir a una comida en la que sería mejor recibido si llevaba dicha distinción. «Esa anécdota detonó en Pitol una historia llena de humor, porque en esa misma comida el profesor de educación física, compañero del maestro de primaria, había pedido prestada, a su vez, una medalla olímpica».
Finalmente, Pitol se limitó a dar las gracias por el homenaje y la presencia de sus amigos, entre ellos María Luisa Mendoza, José de la Colina, Consuelo Sáizar, Sealtiel Alatriste, Joaquín Diez-Canedo y Rosa Beltrán.
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