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Miguel Ángel Estrella (Tucumán, 4 de julio de 1940), pianista argentino que estuvo recluido en la misma prisión que José Mujica, actual presidente de Uruguay. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 3 de julio de 2012. (RanchoNEWS).- La quimera de un compañero de celda del pianista argentino Miguel Ángel Estrella para que algún día diera un concierto en la misma cárcel uruguaya donde ambos fueron torturados durante la dictadura (1973-1985), se hizo realidad tres décadas después. Una entrega de Afp:
«Cuando estaba preso nunca se me habría ocurrido volver a la cárcel de Libertad tantos años después, pero unos compañeros me decían ‘¿mira chango si alguna vez cuando ganemos venís a este lugar a hacer música?’, en ese momento era impensable», relató Estrella, de 72 años.
Aunque parezca un contrasentido, en Uruguay hay una cárcel que se llama Libertad.
Una carpa colocada a la entrada del Centro de Rehabilitación Libertad (50 kilómetros al oeste de Montevideo) fue el lugar donde el pianista, junto a su agrupación Cuarteto Dos Mundos, ofreció un concierto ante 55 presos y autoridades, con un variado repertorio, en el que tangos y malambos se dieron la mano con el clásico sonar de su piano.
Un rato de libertad
A su llegada al penal, el músico contó que en el camino le surgió la curiosidad de ver cómo era la entrada del lugar donde durante unos 27 meses, entre 1978 y 1980, sufrió despiadadas torturas junto a otros detenidos de la dictadura uruguaya, ya que había entrado vendado.
Este hombre nacido en Tucumán en 1940 fue apresado por agentes de la dictadura uruguaya en 1977, luego de que un año antes huyó de su país natal.
La naturalidad con que evoca sus recuerdos no oculta la atroz realidad que vivió en el penal Libertad, que hoy recluye a más de mil 300 presos.
Las largas horas de torturas que vivió Estrella, en la que militares una y otra vez le prometían que iban a cortar sus manos, o cruelmente le entregaban un piano sin sonido, fueron resistidas «confe» por el artista.
En una de las sesiones de tortura «sentí la voz de mi mujer ya fallecida que me decía: ‘sos miles amor, tenés miles detrás’,» evocó.
Esa visión tenía mucho que ver con la realidad que se gestaba fuera de los muros de Libertad: una campaña internacional llevada adelante por entidades de derechos humanos y la fuerte movilización de sus colegas en todo el mundo logró su liberación en 1980, algo que el pianista recalca con emoción.
Poco después de salir libre, Estrella, embajador de Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, fundó la Organización No Gubernamental Música Esperanza, con la que ofrece conciertos en cárceles y barrios marginados alrededor del mundo.
«Hoy no siento un estado de ánimo especial», comentó en alusión a la asiduidad con la que realiza este tipo de actos.
Sin embargo, reconoció que la cárcel Libertad hoy es un símbolo, porque somos miles los que hemos pasado por acá y hay un presidente que estuvo allí recluido, en alusión al mandatario uruguayo, José Mujica, ex guerrillero del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), quien sufrió 14 años de encierro en distintos lugares del país.
«Pepe Mujica estuvo acá, yo alguna vez lo vi; él estaba en el segundo piso, yo en el primero, pero no podíamos saludarnos», acotó.
Antes de iniciar su repertorio, Estrella se acercó a la fila de sillas donde estaban los reclusos y les dijo: «Tenía muchas ganas de tocar para ustedes».
Preguntó a su auditorio de reos cómo «la llevan», a lo que algunos tímidamente respondieron «como podemos».
Para un preso que prefirió no identificarse, la visita de Miguel Ángel Estrella «es buena, porque te saca del ambiente carcelario y la cosa es que él sabe lo que es estar encerrado, por lo menos algo nos entiende».
Además de los reclusos, el acto contó con la presencia del ministro del Interior, Eduardo Bonomi, ex tupamaro que también estuvo recluido en la prisión Libertad durante la dictadura, así como representantes de la entidad humanitaria argentina Madres de Plaza de Mayo y de la asociación de ex presos políticos de Uruguay (Crysol).
Para Vera Vigevani, de Madres de Plaza de Mayo, «es un momento muy emocionante», y remarcó que «las vivencias muy trágicas, muy terribles» que padeció Estrella no le impidieron retornar a esta cárcel para que los presos tengan a través de la música «un rato de libertad».
Libertad que también consiguió el artista cuando finalizó su calvario y que queda de manifiesto cuando, con firmeza, asume su pasado igual al de miles de sudamericanos y al reconocer que pudo salir del penal Libertad sin odio, lo que lo llevó a recuperar la alegría para poder seguir tocando.
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