Gabriel García Márquez, José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de junio de 2020. (RanchoNEWS).- Hace diez años, Carlos Monsiváis Aceves (Ciudad de México, 4 de mayo de 1938-Ciudad de México, 19 de junio de 2010) entraba —sábado 19 de junio del año 2010— a los parajes de la eternidad. Pesadumbre. El cronista de la Ciudad de México fallecía a la 13:45 horas por insuficiencia respiratoria. 80 días bajo tratamiento médico en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en lucha contra una terrible septicemia pulmonar. A unos días —según los partes médicos— de regresar a su casa de dos plantas en la colonia Portales donde lo esperaban trece gatos, miles de libros, decenas de películas mexicanas de rumberas y una codiciada recopilación de juguetes populares.
«Se me hace que el cielo es la única vecindad donde no se paga renta», había escrito en su último libro Apocalipstick (2009). Monsiváis o la omnipresencia. Parecía estar en todas partes (presentaciones de libros, exposiciones de pintura, mítines políticos, conferencias magistrales, programas de T.V, conciertos de Gloria Trevi, palenques de Juanga, carteles de Lucha Libre, debates ideológicos, ferias del libro…), y comentar de cualquier tema (arte, cine, política, literatura, cómic, música…) con desembarazado humor y profundidad teórica. Excéntrico, el estilo del autor de Los Rituales del caos hacía gala de una ironía que ponía en aprieto a las «buenas conciencias» de la sociedad mexicana.
La nota de Carlos Olivares Baró la publica La Razón
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