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El compositor. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de octubre de 2012. (RanchoNEWS).- Por tercer año consecutivo, la revista Quo y el canal de televisión Discovery: Mentes Quo+Discovery reconocen el trabajo científico, tecnológico y artístico de 30 mexicanos, entre los que figura el compositor Luis Jaime Cortez, quien junto con el dramaturgo Antonio Zúñiga, son los creadores de la ópera Luna, escrita para el Coro de Niños Cantores de Morelia e inspirada en una leyenda rarámuri. Una nota de Carlos Paul para La Jornada:
Con el lema Celebremos el conocimiento, se distingue a personajes de la ciencia, la tecnología, el arte, la educación y las humanidades en el país, quienes han transformado de manera positiva nuestra realidad, explicó el editor Iván Carrillo.
El reconocimiento integra las áreas de salud, conciencia, ciencia, universo, humanidades, vanguardia, imagen, futuro, vida y escenarios.
De un total de 350 proyectos se seleccionaron 30, los cuales fueron dados a conocer la noche del miércoles en el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología.
En el área escenarios también fueron distinguidos Andrea Peláez y Leonardo Constantini, fundadores de Cirko de Mente, una de las pocas compañías dedicada a impulsar el circo contemporáneo en México, en el que convergen danza, música y teatro con prácticas circenses. Asimismo, se reconoció a Elisa Carrillo, primera bailarina del ballet de la Ópera de Berlín.
El trabajo por el que fue reconocido el compositor Luis Jaime Cortez, quien es rector del Conservatorio de las Rosas, de Morelia, fue por la ópera Luna, con libreto de Antonio Zúñiga, que utiliza una serie de instrumentos prehispánicos como centro musical para toda la orquesta.
Alejado de la idea de presentar un muestrario arqueológico de instrumentos indígenas, Cortez les da «un uso sonoro contemporáneo y vanguardista, de tal manera que no sea posible distinguir dónde está una flauta altamente tecnologizada y dónde una prehispánica. La idea es amalgamar los dos sonidos».
El estreno mundial de Luna ocurrió en la edición 31 del Festival Internacional Cervantino (La Jornada, 21/10/03), con la participación de 40 niños en escena, de los cuales tres son solistas, todos integrantes del Coro Niños de Cantores de Morelia.
La historia en torno de Margarita, una niña que al salir la Luna queda fascinada con su reflejo en el lago. Su amigo Panalachi le advierte que no debe tocarla, pues los mayores dicen que si lo hace corre el riesgo de ser atrapada por la Luna. Ella hace caso omiso y se pierde para siempre en las profundidades del resplandor.
Las peripecias de Panalachi por rescatarla lo llevan a solicitar la ayuda de su abuela, un chamán y de un gigante. Sin embargo, descubrirá que no es posible hacer regresar a Margarita. Luna es una ópera salpicada de humor que explora el tema de la muerte de manera poética, para niños y público adulto.
Luna, también en teatro
De acuerdo con el compositor, entre solistas, el coro y la orquesta se reúnen «casi cien personas en escena». Musicalmente se basa en una gran sección de percusiones, la cual es apoyada por las cuerdas, alientos metales, una guitarra y un piano preparado, con las que se conforma una orquesta de unos 22 músicos.
«Tiene un sexteto de percusiones como eje. En este caso, a diferencia de la manera habitual del papel de las percusiones, que articulan ciertos sonidos del resto de los instrumentos, aquí se introducen en el mundo de los otros instrumentos; lo que hice en esta obra –explicó–, fue poner como el corazón de toda la orquesta en el sexteto de percusiones y hacer que el resto de los instrumentos entraran en el mundo de la sonoridad y la tímbrica de aquéllas.»
Entre los instrumentos prehispánicos que Cortez integra a la partitura se encuentran unas flautas de agua mexicas, réplicas de las que se exhiben el Museo Nacional de Antropología. Están hechas de una sola pieza de barro: de un lado tienen un depósito, luego está el tubo y en el otro extremo una carita. Se introduce el agua por el depósito y se le hace pasar por el tubo. Esto, detalló el compositor, «genera un sonido, es como un lamento tristísimo y maravilloso. Además, cuando el agua llega a la cara modelada en la flauta, de algún modo se trasmina por los ojos. La flauta, además de producir ese lamento, llora».
Luna ha sido también llevada al teatro por su autor, Antonio Zúñiga. Hace apenas medio año, auspiciado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, se pudo realizar la edición y presentación de un disco compacto de la ópera, el cual, dijo Cortez, se tratará de distribuir con más amplitud.
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