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Instituto de Salud Mental, ciudad de México. (Foto: Archivo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 6 de enero de 2014. (RanchoNEWS).- Hace un par de años, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez platicaba con Jorge Carlos Ramírez Marín acerca de su trabajo en la formación de dos libros que sintetizaban sus ideas acerca de arquitectura y urbanismo, en los cuales planteaba un repaso de sus experiencias sobre la formación de su carácter como arquitecto. Una nota de Jesús Alejo para Milenio:
Desde aquel momento, el actual secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano del gobierno federal reconoció que se trataba de un legado más para los mexicanos, de ahí el impulso que se dio a la publicación del volumen, titulado simplemente Arquitectura, el cual se elaboró entre el mismo Ramírez Vázquez, fallecido el año pasado, y el librero-editor Miguel Ángel Porrúa, además de Josué Pascoe, el cual cuenta con un prólogo del presidente Enrique Peña Nieto.
«Ramírez Vázquez fue un excepcional artista, que integró la complejidad de ser arquitecto, escultor de espacios, diseñador urbano y tomador de decisiones. Su dedicación a concebir, con fuera transformadora, ciudades más estéticas y funcionales, lo ha convertido en uno de los arquitectos mexicanos más destacados», anota el titular del Ejecutivo Federal.
Se trata de un volumen de los conocidos como libro de arte, en el que el arquitecto hace un recorrido en primera persona de más de seis décadas de trabajo creativo: experiencias, proyectos, esfuerzos individuales y colectivos, en los que se refleja los diferentes intereses que marcaron la vida profesional de don Pedro Ramírez Vázquez, reflejado en obras que, por ejemplo, son emblemáticas de la Ciudad de México, como El Estadio Azteca, la nueva Basílica de Guadalupe o el Museo Nacional de Antropología, pero también de otros que no fueron tan conocidos, como las escuelas rurales.
Se trata de «páginas en las que se narran las condiciones y las inquietudes que Ramírez Vázquez enfrentó en la construcción de algunos de los edificios más emblemáticos, tanto en México como en el extranjero», escribe en la publicación Jorge Carlos Ramírez Marín.
Quizá lo más importante es que Arquitectura propicia un acercamiento a Ramírez Vázquez, a su forma de entender lo que era su trabajo, pero también su pasión y su vida, como cuando define a la arquitectura como «una disciplina de servicio: tratar de producir arte a priori, actuar con la simple preocupación de ser original, es una postura falsa. La creatividad arquitectónica no es un fin en sí mismo, se justifica cuando se propician nuevas y mejores formas de vida más acorde con las aspiraciones y posibilidades del país».
Pedro Ramírez Vázquez obtuvo reconocimientos no sólo en México, sino en diversas partes del mundo, porque estaba convencido de que la misión de la arquitectura es «dar forma a los espacios en que el hombre desarrolla su vida», donde el arquitecto no sólo se sujeta a su conocimiento técnico y al aprovechamiento máximo de las condiciones naturales de su medio, sino de alguna manera «deja siempre en ellos testimonio claro y preciso de su vida».
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