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El crítico peruano Julio Ortega. (Foto: Paola Hidalgo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 12 de mayo de 2015. (RanchoNEWS).- El Fondo de Cultura Económica (FCE) publicará una nueva edición anotada y corregida de Terra Nostra de Carlos Fuentes (1928-2012), a cargo del crítico peruano Julio Ortega, quien adelantó en entrevista que aparecerá en el último tomo de la serie de obras escogidas del escritor mexicano, que incluirá notas, prólogos y epílogos sobre la importancia de la obra, así como la corrección de 250 erratas. «No será una edición crítica, pero sí una edición solvente y establecida para una mejor lectura», comentó. Reporta desde la ciudad de México para Excélsior Juan Carlos Talavera.
Las notas de esta nueva edición recayeron en aspectos históricos y desconocidos que Fuentes extrajo de muchos libros, pues detrás de Terra Nostra hay una biblioteca y muchas referencias inmediatas. Así que en esta nueva edición el crítico mostrará el mapa de sus fuentes documentales y la explicación de algunos términos y nombres que ayudan un poco a leer para proveer al lector con cierto bagaje de referencias que son las menos obvias, añadió.
A propósito de esta novela, hoy se llevará a cabo una lectura en voz alta en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, a las 19 horas, para recordar los 40 años de la aparición de la novela total menos conocida de Fuentes, quien falleció el 15 de mayo de 2012.
Para el estudioso en literatura latinoamericana, esta es una novela que hasta hace poco se aprendió a leer, pues cuando apareció (en 1975) los lectores en lengua española no estaban preparados para subir esa pirámide.
«Por eso Carlos Monsiváis inventó aquel chiste donde decía que se requiere una beca para leerla; ahora yo digo que al que termine de leerla habría que darle una licenciatura y un diploma porque sigue siendo una tarea que requiere tiempo, atención y muchas notas».
En su opinión, esta es la novela más joven de Carlos Fuentes porque está escrita para el lector del futuro. «No es Pedro Páramo donde todos muertos o La muerte de Artemio Cruz con todos corruptos, sino el devenir de una historia donde todos pueden ser felizmente creativos y libres.
«Terra Nostra apostó por el lector futuro y por eso digo que es la obra de Fuentes que va a desarrollarse mejor en este siglo XXI, porque la leeremos de una manera fresca y festiva. Además, es una novela hospitalaria donde el lector es bienvenido pese a la dificultad en la lectura de esta tierra nuestra», reconoce.
¿Cuáles son los clásicos con los que dialoga esta novela?, se le pregunta. «Sí, del Ulises, La Celestina, Paradiso, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Cuando la escribió estaba en boga la emoción de la novela total –idea que nació de Thomas Mann y del Ulises de James Joyce– como una forma de cristalizar la lectura de una época, de una memoria. Así que es una novela de gran ambición narrativa y de un gran optimismo en el lector».
Sin embargo, la importancia de Fuentes reside en el hecho de que nunca escribió dos novelas iguales, asevera. “Normalmente, cuando un novelista encuentra un estilo y se beneficia de esa visión del mundo, continúa reescribiendo a partir de ese estilo”. Y el ejemplo más claro fue la publicación de Aura y La muerte de Artemio Cruz que publico el mismo año de 1962.
En aquel momento muchos escritores intentaron escribir algo similar y complejo de llevar a la práctica: la suma de España y América, pues históricamente ha existido un diferendo con España, el cual ha durado mucho tiempo.
Sin embargo, esta novela del escritor mexicano será recordada como la primera novela que quiso liberarnos del pasado, haciendo una especie de exorcismo para mostrarnos que la lectura es nuestra única libertad, aseguró.
En suma, hoy tenemos la posibilidad de hacer una lectura más fresca y creativa de esta obra monumental, donde se distingue su lenguaje vívido, intenso, reverberante y poético, donde el autor sembró una peculiar fuerza poética, que discurre en varias direcciones hasta formar una pirámide azteco-española y humanista que ha creado un edificio lleno de laberintos en torno a una lectura gozosa.
¿Cuál sería la conclusión de esta obra monumental?, se pregunta Julio Ortega: «Al final, Fuentes nos dice que la identidad era dada por nuestra región, nuestra raza y clase social, nuestra educación y profesión, por lo que estábamos divididos en identidades fatales. Pero ahora es diferente porque esa identidad la proporciona nuestra cultura y la lectura».
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