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Los moneros Gantús, La Dama, Hernández, Rapé y Erasmo, en conferencia por el aniversario de El Chamuco, ayer, en el Museo Nacional de Culturas Populares. (Foto: Yazmín Ortega Cortés)
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iudad Juárez, Chihuahua. 13 de abril de 2014. (RanchoNEWS).- Haciendo gala de su humor lacra, comprometido y combativo, los moneros de la revista El Chamuco celebraron ayer su séptimo aniversario en el Museo Nacional de Culturas Populares; las hostilidades del festejo se iniciaron a las 13 horas con la mesa de colaboradores, entre los que figuraban El Fer, La Dama, Rapé y Gantús, pero la mesa fue tomada por una decena de hijos del averno que le cayeron al ágape monero; todos moderados/presentados por José Hernández, quien dijo: «El Chamuco es necesario, porque es un espacio de libertad... además tenemos que llenar 48 páginas». Una nota de Jorge Caballero para La Jornada:
Conforme se iban sumando los hijos del averno a la mesa, entre ellos Capanegra, Erasmo, Rapé, El Vico y Vigo, Hernández dijo: «También está aquí con nosotros un gran amigo: Manuel Ahumada», lo que desató un gran aplauso del público y moneros presentes.
Dicen las lenguas de doble filo que le pusieron el nombre de El Chamuco, para que el maligno los acogiera en el infierno, ya que el cielo seguramente no tendrían espacio para ellos; Hernández despejó la incógnita: «No, porque ya dijo del Papa que el infierno no existe; además, como tampoco el purgatorio y en el paraíso no nos aceptará, igual nos regresamos para seguir dibujando... en realidad el nombre viene porque, como todos saben, un cha es un monarca árabe, mu es el sonido que hacen las vacas y co es por company, así que en realidad El Chamuco significa: El presidente otros güeyes y compañía».
Al recordar la llegada de algunos colaboradores de la publicación, Hernández también comentó que: «La revista se ha convertido en una escuela de moneros: en nuestras páginas tenemos dibujantes muy jóvenes. Ya hay un relevo generacional. Es importante que existan estas voces, porque prácticamente todos los medios de comunicación están alienados».
Otra de las cosas importantes de El Chamuco, a consideración de Hernández, es que: «No tengo la cifra, pero me atrevo a decir que hay pocas revistas que viven de sus lectores y hay que agradecer que se han mantenido fieles, porque realmente este festejo de siete años es de la segunda época de la revista, pero si sumamos la etapa anterior, ya serían 18 años, además es importante que nos organizamos todos los moneros para editar nosotros mismos la revista, después de que editoriales y empresarios nos transaron».
A la pregunta de cuál es la perspectiva de El Chamuco, Hernández dijo: «Siempre es sacar el próximo número... no hacemos planes a tanto futuro».
Pero sin lugar a dudas el mejor diagnóstico de salud está contenido en su editorial del número 300, que circulará en los próximos días: «Todavía no sabemos cómo lo logramos, pero llegamos al número 300 sin morir en el intento y a pesar de que algunos de nosotros habitamos en Veracruz. Flacos, ojerosos cansados y casi sin ilusiones, continuamos tratando de aportar algo que contribuya a cambiar este país para bien, y tratamos de mantener vivo el sentido del humor. Afortunadamente, documentos como las leyes secundarias de las reformas constitucionales, personajes como el ínclito Cuauhtémoc Gutiérrez y demás comediantes que nos gobiernan (sic), nos arrancan de vez en cuando una buena carcajada y contribuyen a la sana diversión, tanto de estos moneros como del respetable público que nos hace favor de leernos. Nosotros nos reímos de ellos y ellos se ríen de nosotros. Es el círculo de la tragicomedia nacional, que parece no tener fin. Habrá Chamuco para rato».
La celebración del séptimo aniversario contó además con la participación del trío Estampa Huasteca. Hubo firma de ejemplares de los moneros y se presentó el nuevo número, con la participación del resto de la Santísima Trinidad de El Chamuco: Helguera y El Fisgón.
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