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Árabes y chacales, 2014. Francisco Toledo. (Foto: Archivo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 12 de abril de 2014. (RanchoNEWS).- Ver cualquier obra perteneciente a Francisco Toledo implica hacer una inmersión dentro de lo humano. La popularidad que goza en vida difiere en calidad y cantidad de la que han gozado muchos otros pintores: ejerce una influencia sobre distintas clase sociales, representa un auténtico multiculturalismo a nuestra disposición. Una nota de Erandi Cebrón Gómez para Milenio:
De fábula nos orilla a desarrollar un instinto de conocimiento histórico, pues va más allá de lo mítico: su grandeza trasciende lo ficticio, sus personajes son escenificables y escenificados. Francisco Toledo no se guía simplemente por la indiscutible eminencia de las fábulas de Esopo, sino también por su peculiar utilidad. En todo momento existe una fusión ejemplar entre fuerzas morales y estéticas en sus grabados; consuelos que pueden convertirse en tremendas ironías.
Al entrelazar imagen con texto se concibe un mutismo donde hay algo convincentemente sublime: los artistas más grandes nos invitan a que hablemos su idioma, lo cual advertimos durante la contemplación minuciosa de sus obras. Aquello que une tiene más peso que lo que fragmenta. En esta exposición «el todo se abarca».
Las imágenes cantan: escuchamos en cada una de ellas el resonar de una poderosa mente, nunca homogénea. Distintas formas de estructurar el mundo se muestran; esa multiplicidad que devela existencias puede resultar difícil de comprender, pero en determinado momento nos damos cuenta de que sencillamente es la naturaleza de la vida que ha sido plasmada.
Dibujar: primeramente inclinarse sobre la hoja, verter la tinta con la finalidad de lograr alguna forma pronunciable, luego examinar el resultado, detalle por detalle, hasta que todo parezca sólido, se le halle un nombre y podamos divisarnos en ella.
Se personaliza a través de esta fábula: la imagen narra, cuenta y constituye; una escenificación lingüística logra fructificar gracias al sentido que todo lo trastoca con acontecimientos, cuya importancia varía dependiendo la experiencia estética individual.
Francisco Toledo dota a toda forma con contenido, en esta ocasión sirviéndose de los elementos constitutivos de una de las fábulas más populares y persistentes a lo largo de la historia occidental. Ilustra una edición, que tal vez sea la primera publicación de las fábulas de Esopo impresa en México, realizada por Ignacio Rincón en Oaxaca en 1849, dando pie a este proyecto artístico.
Hasta el más sencillo grabado manifiesta el valor de la fábula; si uno pone la atención necesaria, sabrá a priori de qué trata el texto. La exposición nos obliga primeramente a pensar con imágenes, para posteriormente materializarse en conceptos que van develando la infinita complejidad que hay en el proceso con que se elabora cada pieza.
El engrandecimiento de lo metafórico enfatiza que no hay una percepción exacta ni incorrecta, solamente expresión que deviene en comportamiento estético; las abstracciones toman poder y la capacidad de convertir la imagen en concepto es un privilegio que es posible de lograr al profundizar yendo más allá de las primeras impresiones intuitivas.
La exposición temporal De fábula. Francisco Toledo. Obra reciente, integrada por 78 estampas sobre papel y 43 planchas de zinc o cobre, permanecerá abierta hasta el 15 de junio en el Museo Nacional de la Estampa, avenida Hidalgo 39, colonia Centro.
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