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El libro compilado por Axat se presenta hoy a las 16 en la glorieta de la Plaza San Martín. (Foto: Archivo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 2 de abril de 2014. (RanchoNEWS).- El libro, que incluye 76 poemas, es una ecléctica antología poética sobre la tragedia vivida por los platenses un año atrás. Compilado por el poeta y defensor juvenil Julián Axat, tiene la particularidad de que cada texto lleva como título el nombre de alguna de las víctimas. Una nota de Silvina Friera para Página/12:
Como un tajo en el abismo de cada página, las voces de los muertos por la inundación de La Plata emergen de la orilla invisible del anonimato, donde han intentado replegarlas y volverlas inaudibles. Nos interpelan con sus nombres propios por obra y gracia de los poetas que aceptaron el desafío de ser la máscara de un «otro». Todo recorte es arbitrario a la vez que necesario. «Todavía puedo oír/ gota/ tras/ gota/ hundirse el agua», se lee en el poema «Ada Teresa Rodríguez”» (una de las víctimas), de María Casiragui. «No estuve en las listas de abril/ ni en las de mayo/ el silencio asfixia», dice «Alicia Shimizu», de Josefina Garzillo. «Tenía 78 años, pero aún (o por eso) esperaba/ otra cosa de la vida./ Algo más/ cálido o ligero/ que un sudario/ de agua llevándome, a la deriva/ hasta que mi cuerpo encalló en un sumidero/ tapado de basura», se lee en «María Beatriz Velinzas», de Nicolás Prividera. «Sólo la teología camina sobre el agua y los libros./ Un gobierno, un gobernador, la espuma de la política»: así comienza el poema «Raimundo Eliseo Aguirre», de Emiliano Bustos. Hay 76 poemas en La Plata Spoon River (Libros de la Talita Dorada), ecléctica antología poética sobre la inundación compilada por el poeta y defensor juvenil platense Julián Axat, que se presenta hoy a las 16 en la glorieta de la Plaza San Martín (calle 7, entre 51 y 53) con los poetas y familiares de las víctimas, a un año de esta catástrofe que puso en evidencia «que las pérdidas irreversibles obedecieron a una conjunción de factores entre calentamiento global, condición climática, políticas vacías de gestión, riesgo no previsto, formas inocuas de salvataje y negación de las consecuencias fatales», como afirma Axat en el epílogo.
Después del 2 de abril del año pasado, el gobierno provincial oficializó un listado de 51 personas fallecidas como consecuencia de la inundación. Un mes más tarde, la Justicia computaba más de 70, número que no ha sido clausurado y continúa en aumento, «dejando en evidencia que existió un procedimiento estatal espurio de ocultamiento-adulteración de las defunciones ocasionadas por la inundación», advierte Axat. Hace una semana, el juez en lo Contencioso Administrativo Nº 1 de La Plata, Luis Arias, constató un total de 89 muertos. «Aun cuando sea por causas naturales, el ocultamiento, la mentira y la negación de muertes en un país como la Argentina tiene reminiscencias culturales especiales, asociadas al pasado», plantea el poeta. El proyecto empezó como un destello la mañana del 5 de abril, cuando Axat ayudaba a llevar alimentos y colchones a las familias damnificadas, continuó tomando forma en su cabeza por la tarde de ese mismo día, camino a la Morgue para colaborar con el juez que buscaba dar con la verdadera cifra de personas fallecidas por el temporal. Finalmente adoptó entidad por la noche, frente a un libro que había leído hacía tiempo y al que volvió empujado por las circunstancias: Spoon River Anthology (1915), del poeta y abogado estadounidense Edgar Lee Masters.
¿Qué conexiones se puede establecer entre esa emblemática antología, un conjunto de 250 epitafios en forma de monólogo dramático, ubicado en un cementerio imaginario de Illinois, con la inundación del 2 de abril? «La antología que pensé tenía que tomar el punto de partida del epitafio y relacionar el agua con la poesía y la voz de los muertos. La convocatoria consistió en antologar voces, siguiendo la manera de Lee Masters», cuenta Axat. Entonces escogió a muchos poetas platenses y de todo el país, como José María Pallaoro, Daniel Krupa, Silvia Castro, Anahí Mallol, Carlos Juárez Aldázabal y Roberto Daniel Malatesta, entre otros; pero también de Chile, Colombia, Perú y Brasil, como Absalón Opazo, Freddy Yezzed y Pádua Fernandes. A cada poeta le pidió que fuera la máscara de un «otro», pero desde sus obsesiones. Cada poema experimentaría el verso libre y llevaría como título el nombre y apellido de alguna de las víctimas del 2 de abril de 2013. «En este caso no se inventarían epitafios de personas imaginarias enterradas en un supuesto cementerio de un conjetural pueblo llamado Spoon River. El riesgo de algo demasiado real surgía como inversión y base de la antología La Plata Spoon River», aclara el compilador. «Salvo que el poeta lo crea necesario, la poesía no pide permiso para titular un poema de determinada manera. La poesía irrumpe, es. Más cuando el poder niega el lugar que les cabe a esos nombres y el poeta entonces los pretende afirmar. Es decir, homenaje justo el poema, y no sacrilegio. La incorrección en la devolución de la voz que no está. Epitafios que inventan, reconstruyen perspectivas de quiénes fueron los muertos o quiénes pudieron haber sido sin serlo.» Los resultados, para Axat, dejan ver «un mosaico de tonos, maneras, acercamientos y distancias».
«Nunca escribí: si nunca escribí,/ no voy a ponerme a escribir/ justo ahora,/ con el agua acá./ Quizá otro que no conozco/ pueda escribir.» Así concluye el poema «Amílcar Vicente Scarlan», de Daniel Krupa. La antología cierra con el siguiente poema: «Una mujer necesita pocas cosas/ para ser mujer, necesita afecto,/ las cuatro patas de una mesa, pan/ sobre la mesa, y un cuchillo/ para cortar rodajas de ese pan (...)». Se llama «María Elena Cazzola» y es de Roberto Daniel Malatesta, autor de Por encima de los techos, poemario que escribió después de la inundación de Santa Fe en 2003. La antología La Plata Spoon River está dedicada a Juan Gelman: «Antes de cerrar el libro se lo envié a Juan en un documento word, y de inmediato me dijo que la idea le había gustado muchísimo, que lo iba a leer. Unas semanas más tarde, se nos fue...», recuerda Axat a Página/12. «Como en el romanticismo, los poetas se convierten en mediums, hablan por los muertos que quedan boyando, antes de irse a un más allá –agrega el poeta y antólogo–. Traen el mensaje velado hacia el más acá, y susurrando a los vivos tratan de poner ciertas cosas en su lugar. Es en algún punto que los poemas pierden aquello que los diferencia, y no son más que una sola voz.»
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