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El crítico literario mexicano en los años cincuenta. (Foto: Revista de la Universidad / UNAM)
C iudad Juárez, Chihuahua. 21 de abril de 2014. (RanchoNEWS).- Emmanuel Carballo, el escritor, investigador y crítico literario mexicano que impulsó la carrera de un enorme grupo de escritores mexicanos, entre los que se encuentran Juan García Ponce, Carlos Monsiváis, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, Gustavo Sainz, José Agustín y René Avilés Fábila; que fue amigo de pocos y crítico de muchos; que fue uno de los primeros lectores de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, murió ayer a los 84, víctima de un infarto masivo, informa Yaneth Aguilar desde la Ciudad de México para El Universal.
Alrededor de las 17:00 de ayer, cuando recién regresaba a su casa de un viaje de fin de semana en Valle de Bravo, el escritor, investigador y crítico literario nacido en Guadalajara, Jalisco, el 2 de julio de 1929, falleció cuando apenas bajaba del coche con la maleta del viaje e intentaba entrar a su casa, según informó el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, (Conaculta) Rafael Tovar y de Teresa.
Emmanuel Carballo se convirtió joven en figura fundamental para las letras mexicanas. Su gran obra fue su crítica tenaz y sin cortapisas: «Soy una figura molesta pero necesaria. Mi papel se presta más a la censura que al elogio. Y es natural, el crítico es el aguafiestas, el villano de película del Oeste, el resentido, el amargado, el ogro y la bruja de los cuentos de niños, el viejo sucio que viola a la chica indefensa, el maniático, el doctor Jekyll y mister Hyde: en pocas palabras, el que exige a los demás que se arriesguen mientras él mira los toros desde la barrera».
Esa autodescripción del investigador y escritor que durante muchos años fue colaborador de El Universal, da cuenta de su mente lúcida y brillante. El propio Carballo aseguraba: «El crítico tiene el compromiso de probar que sus juicios son correctos, que no habla de memoria sino que, por el contrario, sus ideas están respaldadas por la realidad estética de la obra que analiza. Por otra parte, tiene el derecho de decir lo que piensa tal como lo piensa, sin eufemismos, sin presiones, en voz alta y con toda la boca. Si yerra, que las letras mexicanas se lo reprochen; si acierta, que aplacen su sentencia de muerte y lo dejen vivir en paz sus contados días».
Carballo, murió justo en el día previo al Homenaje póstumo del Premio Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, de quien fue gran amigo en los primeros años de la estancia en México del narrador colombiano en México, y lo fue tanto que Emmanuel Carballo fue uno de los primeros lectores de Cien años de soledad, hay constancia de que Carballo leía cada capítulo terminado de la gran novela de Gabo.
En el texto Gabriel García Márquez, un gran novelista latinoamericano, publicado en Revista de la Universidad de México, en 1967, apenas unos meses después de la aparición de la novela Cien años de soledad publicada por la editorial Sudaméricana, Carballo escribió, entre otras cosas, que «después de haber escrito Cien años de Soledad, Gabriel García Márquez puede dormir tranquilo. Se ha ganado un sitial indudable, que nadie le discute ya».
Emmanuel Carballo quien era considerado uno de los críticos literarios más importantes del siglo XX, era hombre de memoria extraordinaria, así lo recuerda el presidente de Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa: «Nos acaban de avisar que acaba de fallecer Emmanuel Carballo. Un gran hombre de letras, una de las más grandes memorias mexicanas», señaló a la salida de la casa de Gabriel García Márquez, a donde el funcionario había acudido para ultimar los detalles del homenaje que hoy le rinde México al Premio Nobel.
Carballo deja más de 149 obras publicadas, entre libros de entrevistas, poesía, cuento, ensayo, investigación, memorias, poemas y cuentos en antologías y prólogos.
En Guadalajara fundó las revistas Ariel y Odiseo; mientras que en la Ciudad de México fundó, junto con Carlos Fuentes, la Revista Mexicana de Literatura; como editor dio origen a la Editorial Diógenes y fue director literario de Empresas Editoriales.
Becario del Centro Mexicano de Escritores y de El Colegio de México, también formó parte del Sistema Nacional de Creadores y antes del Sistema Nacional de Investigadores y fue miembro del Consejo de la Crónica de la Ciudad de México. Recibió el Premio Iberoamericano, el Premio Nacional de Ciencias y Artes, el Premio Nacional de Periodismo Cultural "Fernando Benítez” y la Medalla Alfonso Reyes.
Le sobrevive su esposa, la escritora e investigadora Beatriz Espejo; así como los cuatro hijos de él: Emmanuel, Pablo, Francisco y Laura.
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