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La soprano Violeta Dávalos y el tenor José Luis Duval, en el escenario de Bellas Artes. (Foto: Esperanza Orea)
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iudad Juárez, Chihuahua. 12 de abril de 2014. (RanchoNEWS).- En 1900 el estrenó de la ópera Atzimba, de Ricardo Castro, en el Teatro Abreu, la primera que abordaba temas mexicanos, fue un éxito, el intermezzo del segundo acto «mereció los honores del bis», según la prensa de la época. Ayer, el reestreno de este título que no se llevaba a escena desde hace 52 años, tuvo una gran recepción de parte del público. Una nota de Alida Piñón para El Universal:
La expectativa estaba, sobre todo, en la reorquestación a partir del segundo acto realizada por el compositor Arturo Márquez, tras varios años de trabajo e investigación. Y es que en 1952, después de lo que fue su última reposición en el Palacio de Bellas Artes bajo la dirección de José F. Vásquez, el segundo acto se perdió por causas que al día de hoy se desconocen.
Ante ello, Márquez se dio a la tarea de recuperarla respetando la idea original del compositor de quien se celebran 150 años de su nacimiento. El resultado, a decir de la respuesta del público, fue positivo.
Semanas antes, Enrique Patrón de Rueda, el director de orquesta que estuvo al frente de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, había dicho que lo que se presentaría iba a ser prácticamente una «reinvención». Y lo fue, pero se conservó la línea melódica y el lirismo de Castro.
Amado Nervo, según la investigación que hizo Gloria Carmona sobre esta obra, escribió a principios de siglo XX que Atzimba era una especie de «Aída tarasca» y Luis G. Urbina dijo que si Aída olía Egipto, Atzimba olía a Michoacán. Ahora, la esencia permanece.
Los roles principales estuvieron a cargo de la soprano Violeta Dávalos como «Atzimba», incómoda por momentos al subir la pirámide que permaneció casi en todo momento en el escenario; el tenor José Luis Duval como «Jorge de Villadiego», con una gran dicción pero débil en su manejo escénico, así como de Guillermo Ruiz, Ana Caridad Acosta, Armando Gama y Carlos Sánchez.
El reconocimiento mayor fue para Patrón de Rueda, quien cumple este 2014, 35 años de trayectoria.
El director es, hoy por hoy, uno de los concertadores más reconocidos en el ámbito operístico.
El Coro del Teatro de Bellas Artes fue dirigido por Iván López Reynoso, la dirección escénica fue de Antonio Salinas, reconocido también con el aplauso de la mayoría; el vestuario fue diseñado por Estela Fagoaga, y el diseño de escenografía e iluminación estuvieron a cargo de Jesús Hernández, cuyo trabajo provocó algunos abucheos. Reacción que también han suscitado las últimas puestas en escena operísticas.
Atzimba tendrá el domingo una segunda y última función a las 17:00 horas.
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