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«Debe haber una forma gradual de acercarnos a públicos masivos, con más compromiso con todos, no sólo como artistas, sino también de las instituciones, pues sin consumo cultural y artístico en la sociedad, nos desequilibramos», dice el pintor en su casa. (Foto: Luis Humberto González)
C iudad Juárez, Chihuahua. 10 de marzo de 2015. (RanchoNEWS).- Figuras humanas aladas, entre máscaras, sinuosos picos y esferas arriban a Dallas, Texas, en la continuación del paseo itinerante de Alas de la ciudad, serie del escultor Jorge Marín (Uruapan, 1963). Reporta desde la ciudad de México para La Jornada Alondra Flores.
«Emotivo», así califica en entrevista su acercamiento con los migrantes durante este recorrido al otro lado de la frontera. «Los vi muy sorprendidos de que el público estadunidense mirara la obra de un mexicano», expresa respecto de la reacción de que un paisano sea reconocido, pueda tener un lugar respetable y peso social.
Relata que se han acercado a preguntar si de verdad es mexicano. «Son los prejuicios de ser migrante en un país que te hace sentir en la sombra. Espero no ser idealista, pero me gustaría que sea posible integrarse con toda tu raíz, ser aceptado por una sociedad», dice Marín a La Jornada.
«Buscamos la frontera norte como forma de entrar a Estados Unidos, donde hay presencia latina», detalla. Sin embargo, descubrió que goza de la aceptación de todos los públicos.
Lo figurativo, a la vía pública
Son nueve las esculturas monumentales en bronce que muestra en Dallas (del 7 de marzo al 31 de mayo) en seis sedes, como el Art District Properties, el Booker T. Washington y el Centro Cultural Latino. «Con esta exposición busco dar libertad al visitante para dibujar y recrear el lugar, logrando una gran conexión con el espacio público».
Sentado, entre salones habitados por sus seres desnudos de bronce en miniatura, Marín expresa que los mexicanos no somos tan conservadores en conceptos de arte y hay un público dispuesto a asimilar cosas nuevas. «Debe haber una forma gradual de acercarnos a los públicos masivos. Deberíamos tener más compromiso con todos los públicos, no sólo como artistas, sino también las instituciones. Si no hay consumo cultural y artístico en una sociedad, nos desequilibramos».
Marín agrega que «todos los públicos están capacitados, sobre todo, muy necesitados de arte en su vida diaria. Desgraciadamente se divorció en algún momento de la historia y se fueron a los grandes cementerios que son los museos, y la sociedad se quedó estéril».
La serie Alas de la ciudad surgió como un proyecto de arte urbano en la capital mexicana y se expuso en Paseo de la Reforma. Luego viajó por el país, desde el sur, a Campeche, hasta el norte, a Tamaulipas y Coahuila. Ahora recorre Estados Unidos. Las alas de Jorge Marín ya visitaron Brownsville y Houston, en Texas.
Sobre Paseo de la Reforma, casi frente al Museo Nacional de Antropología, permanece un par de alas, carentes de cuerpo, prestas para ser tomadas por cualquiera, ya sea habitante de la ciudad o turista. La pieza es popular y la ineludible foto se ha multiplicado como un símbolo de la capital del país.
En ese principio fueron 13 piezas, una selección de obras para mostrar lo más representativo de temas y formas de su trabajo. Ahora sólo viajan nueve, debido a que algunas son de colecciones privadas y una se quedó de forma permanente en la ciudad de México.
Alas de la ciudad salió de los museos, galerías y colecciones privadas para tomar las calles por un hecho curioso, afirma Marín, en su casa de la colonia Roma: descubrió muchas piezas falsas circulando por la metrópoli. Eso demostró que el arte no es elitista y le interesa a todo tipo de personas. Así que trató de hacer un primer acercamiento. «Hay un público tan grande para lo figurativo y lo está pidiendo. Hay que sacarlo a la vía pública».
Por el arte, hay interés en la vida cotidiana, señala. Muchas personas jamás van a entrar a los museos. Sin embargo, sí se puede desbaratar el mito de que el arte es para unos cuantos. Ahora, como ocurrió con las esculturas aladas, no solamente consume arte al verlo, sino que lo usa, pues crear una pieza interactiva propicia un acercamiento más lúdico a la obra, más fácil y atractivo.
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