.
Nuestra imagen actual, de David Alfaro Siqueiros, entre las obras que se exponen en el Museo de Arte Moderno. (Foto: Yazmín Ortega)
C iudad Juárez, Chihuahua. 9 de marzo de 2015. (RanchoNEWS).-Detrás de la falda blanca de Frida Kahlo, en el cuadro Las dos Fridas, se esconde un secreto: la pintora primero utilizó el color morado y después lo cambió por el que ahora el visitante puede ver en esa pieza que se exhibe en el Museo de Arte Moderno (MAM), en la muestra 50 años, 50 obras, que se inscribe en las celebraciones por las cinco décadas de esa institución, cuyo inmueble, localizado en el bosque de Chapultepec, es obra del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. Reporta desde la ciuda de México para La Jornada Eicka Montaño Garfias.
Las dos primeras semanas en las que la exposición estuvo abierta al público se recibieron 20 mil visitantes, y hasta febrero pasado la cifra era de poco más de 91 mil. Todavía falta sumar las entradas de marzo.
Se trata de medio centenar de obras de 36 artistas pertenecientes al acervo del MAM, que consta de unas 2 mil 700 piezas de 773 creadores.
La muestra incluye tres esculturas y pinturas en diferentes técnicas; algunas formaron parte de la primerísima exposición que se realizó en el recinto, El diablo en la Iglesia y nuestra imagen actual, de David Alfaro Siqueiros, o La resurrección de Lázaro, de José Clemente Orozco. Son 15 o 20 piezas de esa primera exposición, indicó Marisol Argüelles, subdirectora del museo, durante un recorrido por la exposición, en la que también puede observarse un espacio dedicado a una línea de tiempo en la que el público revisita los momentos más emblemáticos del MAM.
Ventana a la historia
«Es la parte de la historia en la que ves cómo el museo se convierte no sólo en un recinto de exhibición, sino en un espacio vivo, un centro en el que se discute la vida cultural y política. Es un espacio muy vivo que se relaciona con su comunidad, que también le ha tocado pasar por esos momentos de crisis, y por otro lado un lugar donde sí se puede hacer una lectura muy completa de principios del siglo XX».
En el centro se encuentra una instalación realizada por las escenógrafas María y Tolita Figueroa, con las siluetas de los artistas mexicanos y extranjeros cuyas obras se encuentran en la colección permanente, así como de quienes han sido los directores de esa institución.
La curaduría es de Sylvia Navarrete, directora del MAM, quien buscó «que representara la escuela mexicana de pintura de principios del siglo XX hasta antes de la Ruptura. Tiene que ver con la exposición inaugural y con el acervo fundacional.
«La colección comenzó a formarse desde antes de (la gestión de) Fernando Gamboa y cuando Carlos Chávez se volvió director del Instituto Nacional de Bellas Artes, así que quisimos mantener esa parte del acervo fundacional, y que estuvieran los artistas pilares y que dejaron escuela.
«Queremos que las revisiones de la colección tengan una especie de continuidad, que el público que viene de manera constante vea esas aproximaciones diferentes.
«Las mujeres que figuran en la muestra son escasas, porque había poca igualdad de género en esos años», señala la subdirectora. Están Leonora Carrington, Remedios Varo, Alice Rahon, Angelina Beloff, María Izquierdo y Olga Costa, aunque la exposición no está dividida por géneros, sino por pequeños núcleos: retrato, paisaje, surrealismo, los contemporáneos. «No quisimos dividirla de manera tajante, sino que fuera un recorrido en el que el visitante puede ver también las obras menos conocidas de artistas como Orozco».
Se refiere a la pieza La primavera, pintada por Orozco en 1945.
Así como están esas piezas menos conocidas, también están las obras emblemáticas, como Las dos Fridas. «El público busca mucho la colección, sobre todo ese cuadro. Siempre está en exhibición y, aunque se roten las obras, tratamos de que Las dos Fridas se exhiba de manera permanente, a menos que por cuestiones de conservación se nos pida que descanse un poco.
«Aunque están muy controlados los niveles de iluminación, temperatura y humedad, las obras necesitan descansar, particularmente ese cuadro de Kahlo, que es más delicada que cualquiera: Frida tuvo un arrepentimiento al pintar una de las faldas y luego lo borró, pero no colocó ninguna capa que consolidara bien la tela. Con la siguiente capa de pintura se deteriora esa parte de la falda con mucha facilidad. Por eso está súper monitoreada por el Centro de Conservación del INBA. »
La falda tiene una sección, cerca de la cintura, del lado derecho (si la vemos de frente), donde, si se observa con mucha atención y sin rebasar la línea de protección se ven pequeñas grietas «Si no se cuida, puede terminar por abrirse, pero está muy bien monitoreada.» 50 años, 50 obras terminará en mayo. El MAM se ubica en Reforma y Gandhi.
REGRESAR A LA REVISTA