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Máscara articulada de diablo. Purépecha, Michoacán. (Foto: Héctor Montaño / INAH)
C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de enero de 2016. (RanchoNEWS).- Procedentes de 40 museos y colecciones de todo el país, son exhibidas en la Galería de Palacio Nacional unas 450 máscaras mexicanas elaboradas en sin fin de materiales, desde maderada tallada hasta chaquira, pasando por corteza de árboles, cera, cerámica moldeada y estucada, y fibras vegetales, informa la agencia Notimex desde la Ciudad de México.
A la fecha, la exhibición ha sido visitada por más de 87,000 personas y se espera que muchas más puedan aún valorar la belleza de «Máscaras mexicanas. Simbolismos velados», que comprende 3,000 años de historia.
De acuerdo con la Secretaría de Cultura federal, en esta muestra se pueden apreciar piezas del año 1000 aC y máscaras de otros países, entre ellos Canadá, Nigeria, Angola, Congo, Costa de Marfil, China, Indonesia y el estado de Alaska.
Dividida en nueve módulos, la colección incluye máscaras prehispánicas, zoomorfas, antropomorfas, funerarias, de rostros fantásticos, de tradición virreinal y de danza.
El primer módulo es «La máscara, pensamiento universal», que aborda la forma en que el hombre creó la máscara como un objeto ritual de transformación que utilizaba para rendir tributo a las fuerzas de la naturaleza.
Se encuentran piezas que se utilizan para acompañar los ritos agrícolas, de iniciación, festivos y ceremonias fúnebres, que en su mayoría incluían procesiones y danzas, cuya práctica ha perdurado hasta nuestros días en amplias regiones del mundo.
Destaca la pieza Máscara-espíritu Kavat, proveniente de Papúa, Nueva Guinea, que es utilizada para dar vida a los espíritus del bosque durante la danza nocturna masculina, complemento de la danza diurna femenina de la fertilidad.
El segundo módulo «Ritos propiciatorios y ritos de paso», exhibe máscaras ceremoniales que son utilizadas para propiciar la fecundidad; promover el paso del hombre a una nueva etapa; para celebrar acontecimientos míticos y para captar la fuerza vital del difunto y acompañarlo en su recorrido por los reinos sobrenaturales.
Destacan las Máscaras espíritu ceremonial de Alaska, máscaras eskimo que representan, entre otras cosas, la dualidad del alma humana. Las utilizan los chamanes, durante los rituales en los que fungen como intermediarios entre la comunidad y el mundo espiritual, para pedir abundancia en un mundo donde las condiciones de vida son muy difíciles.
En el tercer módulo «La máscara, el rostro de la deidad» se presentan máscaras rituales utilizadas en las antiguas civilizaciones para venerar a las deidades en sus fiestas ceremoniales y crear puentes de comunicación entre los reinos sobrenaturales y el mundo terrenal.
Sobresale la Máscara funeraria de Malinaltepec, única en su género por ser rostro ceremonial de piedra del Clásico teotihuacano, cubierto por un mosaico del Posclásico, cuya imagen probablemente representa a Chalchiuhtlicue, diosa de las aguas y la fertilidad, así como del nacimiento-muerte-renacimiento.
Además del Mascarón de Dios Jaguar del Inframundo, venerado por los mayas por su visión nocturna y su fuerza y a quien consideraban la manifestación zoomorfa del sol nocturno que cada noche efectuaba su trayecto por el mundo subterráneo.
En el cuarto módulo «La máscara, esencia sagrada y humana» aborda cómo la personificación de las deidades fue una práctica común entre las civilizaciones y tuvo continuidad a lo largo del período mesoamericano y trascendió a la Conquista.
Destaca la pieza Personaje con máscara de Ehécatl. Para las antiguas civilizaciones Ehécatl era el aspecto de Quetzalcóatl, la «Serpiente Emplumada», capaz de mover el viento a través de su máscara bucal de pico de ave para limpiar los caminos y permitir la llegada de la lluvia, además es considerado el creador del hombre de la era actual.
En «La máscara, el rito y la fiesta» se muestran máscaras con una original combinación de símbolos de la tradición ceremonial y festiva que se mezclan con las máscaras creadas para la práctica de ritos y danzas de tradición virreinal en donde las máscaras son el elemento central de la celebración.
En el sexto módulo «Máscaras de tradición virreinal» se exhiben piezas elaboradas por las comunidades indígenas para venerar a los santos patronos junto con las deidades prehispánicas.
Estas piezas fueron promovidas por los frailes, quienes metieron a las comunidades indígenas en las fiestas del año litúrgico e introdujeron en su vida dramas morales basados en la historia sagrada y eventos históricos, cuya tema central es la lucha entre el bien y el mal.
Sobresale la Máscara e indumentaria de charro o paragüero, utilizada por los charros o paragüeros del Carnaval de Tlaxcala, quienes recrean a los catrines y hacendados del siglo XIX, los cuales danzan con finas máscaras de ojos de vidrio, sombrero de numerosas plumas de avestruz a manera de sombrilla, capa y un chicote en alusión a la serpiente como símbolo de la lluvia y el trueno.
En «Mascareros y máscaras», se exhibe el universo del mascarero y las piezas que elabora, las cuales dan vida a personajes cuyo propósito es refrendar la victoria del bien sobre el mal y mantener así el equilibrio natural y social.
Destaca «El gigantón», serpiente emplumada, utilizada en la danza del Calalá, donde numerosos tigres actúan como agresores contra un venado, un joven, los llamados «chamulas» de rostro pintado de blanco, y una serpiente emplumada relacionada con Quetzalcóatl. Se trata de una gran máscara de espalda adornada con espejos y un alto penacho de plumas.
«Los viejos y la danza» es el octavo módulo y muestra la diversidad de los estilos de las máscaras de viejo, el cual varía de acuerdo al artesano y estado en el que se elabore.
En esta sección, destaca la Máscara antropomorfa con chaquira de San Andrés Mexquitic, Jalisco, la única máscara de danza elaborada por los huicholes.
El último módulo es «El arte y la máscara» que expone cómo los artistas contemporáneos hacen uso de la máscara como tema central de su obra para recrear una evocación prehispánica, hacer una distorsión de la realidad o como medio para reflejar las emociones humanas, en busca de interesar a la gente en las costumbres ancestrales.
En este espacio hay pinturas, ilustraciones, grabados, dibujos, fotografías, collages, videos, grafitos, serigrafía y una instalación.
La exposición cuenta con un espacio multimedia interactivo en donde se proyectan videos de danzas rituales cuyo elemento central son las máscaras.
«Máscaras mexicanas. Simbolismos velados» permanecerá en la Galería del Palacio Nacional, de martes a viernes, de 10:00 a 17:00 horas; y sábados y domingos, de 09:00 a 17:00 horas.
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