Juan Gris: La fenêtre ouverte (La ventana abierta), 1921. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 2 de mayo de 2020. (RanchoNEWS).- Han sido nuestras cómplices desde que empezó la cuarentena. Nexo con el exterior, las ventanas nos han mantenido fuera del alcance de la pandemia y nos han consolado con la certeza de que, pasara lo que pasara, el mundo, nuestra realidad, seguía ahí. Durante más de mes y medio, hemos observado y nos hemos dejado ver por ellas. Desde La ventana indiscreta hasta los cuadros de Hopper, objeto de versos y recurso literario, entre sus huecos se cuela el amor de Romeo a Julieta, la magia del País de Nunca Jamás y el piano luminoso de Chick Corea. Pocos días antes de volver a habitar las calles, desde El Cultural nos asomamos hoy a esas otras ventanas que el mundo de la cultura inventó para nosotros.
«La ciudad es una gran llanura/ perdida a través de las ventanas de este sitio./ Mi vida va pasando sobre los cristales», escribió José María Álvarez en su poema Bugle call rag. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez? Desde París, Cambridge o Roma, el poeta, nostálgico y contemplativo, se asoma con frecuencia a las ventanas en sus versos. Como él, también lo hizo Pessoa que en Tabaquería nos cuenta que las suyas «dan al misterio de una calle cruzada constantemente por la gente / calle inaccesible a todos los pensamientos,/ real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,/ con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres».
El texto de M. Ailouti, S. Camarzana, F.D. Quijano y J.Ayuste es publicado por El Cultural
El texto