C iudad Juárez, Chihuahua. 5 de marzo de 2021. (RanchoNEWS).- 1. DE LAS MUCHAS ocasiones en que Astor Piazzolla tocó el cielo de la interpretación, el concierto en el Central Park de Nueva York me parece la más entrañable. No cuando tocó en el Teatro Colón con orquesta sinfónica ni en sus presentaciones en Alemania, Suiza o Italia. En Central Park, Piazzolla sonaba radiante. Al presentar al quinteto en inglés, la audiencia le pidió que hablara en italiano; él contestó que no había ningún italiano, entonces una multitud de paisanos lo vitoreó. «¿Sí hay italianos? ¡Buenas noches!». Ese lluvioso domingo, 6 de septiembre de 1987, Piazzolla se reencontraba con sus verdaderos compatriotas, los italoamericanos exiliados por el hambre o la guerra con los que vivió sus años infantiles.
Debido a la miseria, su padre, Vicente Piazzolla, llevó a la familia a vivir al Lower East Side de Manhattan, cuando Astor tenía apenas cuatro años. Desde el principio enfrentó duros reveses, ya que nació con un problema en la pierna derecha que le impedía caminar y provocó que el bebé sufriera dolorosas operaciones. Por esto, Piazzolla padeció una cojera que él mismo disfrazaba.
El texto de Héctor Iván González es publicado en El Cultural de La Razón