Arturo Gómez Martínez, profesor-investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia. (Foto: RanchoNEWS)
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iudad Juárez, Chihuahua. 11 de marzo de 2024. (RanchoNEWS).- Es miércoles por la mañana en el Museo Nacional de Antropología (MNA). Las salas de la planta baja de este recinto inmerso en una de las áreas laterales de la primera sección del Bosque de Chapultepec lucen rebosantes. En todas ellas abundan grupos de turistas que son guiados por la colección arqueológica que resguarda el recinto y que se distribuye según cada sala, desde los vestigios del poblamiento de la región hasta el desarrollo de grandes civilizaciones, como la tolteca y la maya, así como se ofrece una ventana histórica a los testimonios en piedra de las culturas del Golfo, de Oaxaca, del Occidente y el Norte de México, escribe Ricardo Quiroga en El Economista .
Abundan los recorridos hablados en inglés, pero no es raro escuchar a guías ofreciendo sendas explicaciones en francés, alemán o incluso alguna lengua eslava, como la que se percibe de un cuantioso grupo de turistas que se apuesta frente a la Piedra de Sol, el monolito de 24 toneladas sobre el que se labró el mito de los cinco soles, en la sala central, la Mexica. El grupo se toma una foto con este símbolo ubicuo de la cultura mexicana y, en lugar de «cheese» o «whiskey», dice «aztec» para tomarse la foto. Atrás de él, ya le aguarda otra considerable comitiva esperando para aproximarse al impactante símbolo posiblemente labrado en el siglo XV.
A la par, la planta alta de este, uno de los recintos expositivos más visitados del país, la reservada para las salas etnográficas, está en las últimas etapas de cirugía mayor. En todas sus salas uno de los objetivos es modernizar el trabajo de museografía, pero, sobre todo, cambiar el discurso y la visión que se tenía en el recinto y desde los criterios de estudio y difusión de los rasgos y formas de cohabitar de los pueblos originarios de México.