Rancho Las Voces: Arqueología / México: Restauración errónea causa daños a valiosa pieza prehispánica
LA QUINCENA RETORNARÁ CON LA EDICIÓN 21 EL 19 DE ENERO DEL 2025 Las cinco ediciones más leídas del 2024 / 20

viernes, septiembre 11, 2015

Arqueología / México: Restauración errónea causa daños a valiosa pieza prehispánica

.
Un especialista señala el área donde se observan los daños infligidos al Dios de los Muertos, cuya escultura fue hallada en 1971, en El Zapotal, congregación perteneciente al municipio de Ignacio de la Llave, Veracruz. (Foto: Luz María Rivera)

C iudad Juárez, Chihuahua. 11 de septiembre de 2015. (RanchoNEWS).- En esta congregación perteneciente al municipio de Ignacio de la Llave, en la región conocida como la Mixtequilla, se encuentra el Mictlantecuhtli, el Dios de los Muertos. Reporta desde El Zapotal, Veracruz Luz María Rivera para La Jornada.

Esa imponente escultura de barro crudo y policromado, única en Mesoamérica, hoy padece debido a la humedad, erróneas intervenciones y abandono institucional: ha sido gravemente dañada en su reciente restauración, porque fue lavada con agua de cal. .

De acuerdo con dos informes internos de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), delegación Veracruz, y de uno de los restauradores –quien fue testigo privilegiado del hallazgo de la pieza en 1971–, a los que tuvo acceso La Jornada, se da cuenta de las sucesivas intervenciones, necesarias y adecuadas la mayoría, aunque la de 2014, hecha sin rigor y conocimiento por la restauradora Ana Bertha Miramontes, ha puesto en peligro esa joya del pensamiento prehispánico, equiparable, según estudiosos, a la Reina Roja de Palenque o a la Tumba Imperial de China.

En una parte del diagnóstico hecho por investigadores del Centro INAH-Veracruz integrado por primera vez en 2005, y un registro aún más extenso en 2008, y al que anualmente se incorporan agregados, siempre dirigidos internamente a la Dirección General del INAH, se asienta: «... Desde que nos hicimos responsables de El Zapotal, su conservación ha sido una de nuestras principales preocupaciones, más aún cuando observamos que su deterioro ha sido progresivo. Es justo mencionar que la Dirección de Churubusco ha mantenido una presencia más o menos continua aunque no sistemática en el sitio.

«Con la finalidad de contar con un diagnóstico sobre las condiciones actuales que guarda el Mictlán, nos pusimos en contacto con el restaurador Roberto Peralta para invitarlo a una visita, ya que él estuvo presente en el año del descubrimiento y fue comisionado por el Instituto Paul Coremans para formar parte del equipo que hizo la restauración inicial.

«Por tal motivo asistimos al sitio arqueológico de El Zapotal para realizar una inspección con el restaurador Roberto Peralta los días 9, 10, 12 y 14 de septiembre del año en curso (2008).

«El día 9 tuvimos la extraordinaria oportunidad de contar con la visita al Centro INAH Veracruz de Pedro Francisco Sánchez Nava, actual coordinador Nacional de Arqueología, y nos acompañó junto con el arqueólogo Nahúm Noguera Rico, actual delegado del Centro INAH Veracruz, al sitio de El Zapotal, de tal modo que pudieron constatar directamente la gravedad del deterioro que muestra actualmente la escultura del Mictlán  y que nuestra preocupación por su estado desde hace años está justificada. Peralta nos explicó con detalle los procesos de deterioro y la urgente necesidad de una intervención de manera inmediata con ‘primeros auxilios’ y de proponer su estabilización integral con un proyecto a corto, mediano y largo plazos.»

Falta de seguimiento sistemático

De acuerdo con el anexo de este documento de 2014, se da cuenta de la errónea intervención de Miramontes: «Otro problema que hemos comentado en varias ocasiones es la intervención de diversos restauradores en diferentes momentos, pero ha sido una actuación sin coordinación permanente. Se mencionan en los reportes muchos nombres entre arqueólogos y restauradores que lo han visitado durante varias décadas desde su descubrimiento. Sin embargo, no se ha realizado un seguimiento sistemático por diversas razones, quizás principalmente políticas.

«En esta ultima visita (2014-2015) observamos la reciente colocación de grava alrededor del cuadro que delimita al conjunto, y una cadena nueva para que los visitantes no traspasen; también es muy obvio que se ha retirado parte de la tierra que cubría el área. Don Mario Orozco Barragán, custodio del sitio, nos comentó que estas acciones y algunas otras fueron realizadas bajo las órdenes de la restauradora Ana Miramontes.

«Otro aspecto muy evidente en la escultura y en el área que la circunda es el blanqueamiento de una franja; don Mario nos indicó que Miramontes, junto con otra restauradora, aplicaron agua de cal e hicieron limpieza al monumento (en la bodega quedaron depositados cuatro costales con tierra); por esta intervención consideramos que es muy importante conocer su proyecto y el informe correspondiente de sus actividades».

Los arqueólogos Carmen Rodríguez y Ponciano Ortiz, así como la bióloga María del Pilar Ponce, autores del estudio, se negaron a confirmar y ampliar sus dichos a este diario, y a través de un empleado administrativo del INAH-Veracruz enviaron el mensaje a la reportera de que dicho diagnóstico «es interno y no público» y está sujeto a la respuesta oficial que aún esperan de la titular del INAH, María Teresa Franco.

Ana Bertha Miramontes es una joven que se presenta como «especialista en restauración» del INAH, enviada a Veracruz desde la ciudad de México, quien se pone a la defensiva al primer comentario sobre la preocupación del estado actual del Mictlantecuhtli y, agresiva, espeta: « ¿qué te preocupa? Yo soy especialista. Sé lo que hago. Gané mi plaza en el INAH... » y, airada, niega desconocimiento de técnicas o inexperiencia.

Según versiones de especialistas del INAH-Veracruz, que prefieren el comentario «fuera de entrevistas» por temor a represalias laborales, la joven Miramontes no está titulada ni es especialista en restauración con la técnica del barro no cocido.

A ella se le atribuye parte del daño causado actualmente a la pieza, ya que utilizó «agua de cal» para  «lavarla».

Afirman que la dirección general del instituto ya sabe de este grave asunto: «Si hasta lloró y pidió perdón y ayuda cuando visitaron el sitio el año pasado Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología, y la arqueóloga Carmen Castro, subdirectora de Conservación; ahí esta chica, ante los cuestionamientos y evidencias, reconoció que utilizó químicos que no sabía manejar..., afirma una investigadora que pide anonimato, porque dice, la represión está fuerte: ya han despedido en Morelos a compañeros que han denunciado situaciones como ésta, donde se pone en riesgo el patrimonio cultural de todos».

Esta semana investigadores del INAH apremiaron mediante otro oficio a la delegación estatal, a cargo de Esteban Rodríguez, a intervenir para evitar más daño; sin embargo, la respuesta del funcionario fue, dicen, proteger a la restauradora y negarse a reconocer las evidencias.

El funcionario prepara una «visita de la prensa» al sitio arqueológico para «que vean que todo está normal... », según dijeron empleados administrativos.

Acciones urgentes sin realizar

Mario Orozco, quien tiene 40 años en El Zapotal y conoce toda la historia del descubrimiento de la escultura por haberlo presenciado, se niega a hablar con la reportera durante un recorrido por el sitio, pues no está autorizado.

En el Diagnóstico preliminar del estado actual del Mictlantecuhtli, Zapotal, Veracruz, escrito por el restaurador Roberto Peralta Bárcenas, en 2008, subtituló: «diagnóstico preliminar urgente» y detalló las acciones que, según se pudo constatar en la visita de La Jornada jamás se realizaron.

«La estructura de barro crudo se encuentra en un estado de deterioro grave, ya que presenta de la cintura hacia los pies una desintegración avanzada del material que es barro crudo (sin cocer) y se está desintegrando paulatinamente, presentando un estado de pulverulencia grave que pone en riesgo su estabilidad física por degradación del material constitutivo, que es altamente higroscópico, muy susceptible a la humedad ambiente del lugar.

«El museo de sitio se compone de un galerón de material con cubierta de madera y lámina metálica; dicha construcción es una sala hermética con una sola entrada, sin ventanas de ventilación que originan una acumulación importante de humedad relativa, que provoca un microclima interior que daña paulatinamente a través de los años, causando daños irreversibles al conjunto arqueológico.

«Intervención urgente que se propone: 1. Bajar a la brevedad posible la humedad relativa imperante en el recinto museológico». Pasos a seguir:

• Mantener ventilada la sala, dejando la puerta abierta, sobre todo por las mañanas para propiciar la ventilación interior del local.

• Abrir cuatro ventanas distribuidas, dos al frente y dos al fondo de la sala; de ser posible instalar dos ventiladores al frente y dos extractores al fondo de la sala para lograr una corriente de aire continua que vaya secando paulatinamente la sala. También se sugiere instalar dos deshumificadores para ayudar a secar el área museográfica.

El galerón permanece cerrado, y sólo se abre cuando hay visitas, de martes a domingo.

Sin embargo, dentro el ambiente es seco y está oscuro; una lámpara de led al frente impide ver detalles de la escultura. Los entierros humanos y otros pequeños ornamentos de «caritas sonrientes», que también acompañaban la ofrenda mortuoria, han sido cambiados de sitio y otros más colocados al fondo del recinto.


REGRESAR A LA REVISTA