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Manuel Álvarez Bravo (1902-2002) y Francisco Toledo en la primera sede del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo en la calle Murguía, centro histórico de la capital de Oaxaca. (Foto: Graciela Iturbide/ Acervo José F. Gómez.)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de septiembre de 2015. (RanchoNEWS).- El Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB), fundado por el pintor Francisco Toledo con la finalidad de difundir la fotografía mediante exposiciones, conferencias, talleres y proyecciones, celebra 19 años de actividad. Una nota de la redacción de La Jornada.
Inaugurado el 17 de septiembre de 1996, con la presencia del maestro Álvarez Bravo, dicho espacio es el único que el reconocido artista oaxaqueño conserva, pues decidió no entregarlo a la Federación, como hizo el pasado enero cuando donó las dos sedes del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (Iago).
En la actualidad el CFMAB posee más de 90 mil documentos fotográficos, a disposición del público, así como unos 5 mil libros especializados en fotografía, los cuales pueden ser consultados en la biblioteca del Iago.
Toledo recordó que la inauguración fue una gran fiesta. «Todos estaban muy contentos; don Manuel estuvo tomando fotos, Oaxaca en esa época no era lo que es hoy, una ciudad con proyectos destructivos».
Comentó que creó un espacio para la fotografía como una ocurrencia, no se puso a analizar si había público; «teníamos la biblioteca de fotografía, pero no recuerdo haberme dicho ‘aquí hace falta un centro fotográfico’. Fue una cosa muy espontánea». Con siete salas de exposición, desde su apertura ha albergado unas 200 muestras individuales y colectivas de fotógrafos como Manuel Álvarez Bravo, Henri Cartier-Bresson, Nacho López, Walter Reuter, Lola Álvarez Bravo, Donald Codry, Sebastião Salgado, Josef Koudelka, Francis Giacobetti, Kart Blossfeldt, Charles Harbutt y Graciela Iturbide.
Para Toledo, una de las fotógrafas más importantes que colaboró en el CFMAB fue Mary Ellen Mark (1940-2015), pues «con ella empezó una época de talleres que se prolongó 18 años. Traía a sus alumnos dos veces al año, regalaba libros al acervo e intercambiaba sus fotos por mis grabados; creo que de las personalidades que han venido es la que más contó en nuestra vida; quería mucho a mis hijos y a mi esposa».
El artista compartió que deseó ser fotógrafo, antes de decidirse por la pintura, cuando tuvo entre las manos un catálogo de una exposición de Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), en la época en que en la ciudad de Oaxaca sólo había una sola biblioteca de arte, perteneciente a la Escuela de Bellas Artes.
«Ese catálogo me hizo ver que la fotografía era un arte, que no solamente eran recuerdos de familia o de lugares donde uno estuvo, sino que había toda una creatividad atrás; entonces, pedí a mi familia que me comprara una cámara y empecé a fotografiar a amigos, paisajes, azoteas, encueradas en las azoteas; desgraciadamente no guardé ese material».
Editor de libros de fotografía
Por un tiempo, Toledo abandonó la fotografía. Sin embargo, años más tarde, cuando vivía en París, retomó ese arte, también cuando vivió con la madre de sus hijos, Dr. Lakra (Jerónimo) y Laureana.
«Existe una serie de fotografías familiares, del lugar en Juchitán donde vivimos. Hay fotos de las tías; ese fue otro periodo de tomar fotos, y cuando tuve la casa de Murguía, más un poco de dinero, se me ocurrió hacer un centro fotográfico con el nombre de Álvarez Bravo, a quien conoció en una muestra pictórica donde el también reconocido fotógrafo le quiso comprar una obra.
«Le propuse un intercambio; la colección que se tiene en el centro fotográfico en parte es resultado de ese acto».
En su faceta de editor, Toledo ha publicado los libros de fotografía Juchitán de las mujeres, de Graciela Iturbide, Estudio Jiménez y XV años del Taller de Mary Ellen Mark, entre otros. Su primer intento de hacer un libro fue con Álvarez Bravo, pero no se logró.
«A don Manuel le propuse hacer un libro, porque había vendido todo lo de mi exposición, así que tenía dinero. En ese momento él no tenía un libro importante; fuimos a Nacional Financiera a depositar el dinero para que no me lo fuera a gastar, y él empezó a trabajar, pero se nos atravesó una editorial que le ofreció hacerle un libro y por supuesto que me abandonó. Yo recogí mi dinero, muy contento también», recordó Toledo.
Actualmente, dice, ya no tiene una cámara fotográfica para tomar fotos, tampoco paciencia de enfocar; «cuando tomo una imagen siempre lo hago con la cámara en automático, y salen fotos automáticas, no muy buenas, a veces son un poco para documentar algo. He dejado la fotografía porque ya no veo bien, ni de cerca ni de lejos».
Al hablar del CFMAB, Toledo indica que hoy se ubica en un inmueble donde no puede crecer más; él ha propuesto que ese espacio sea parte del Centro de las Artes de San Agustín Etla (CaSa), pues ahí cuentan con un gran laboratorio y hay más lugar para exposiciones y talleres.
«Creo que les gusta más la ubicación en el centro de la ciudad, pues va a seguir mientras la asociación civil Amigos del Iago y el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo económicamente tenga posibilidades de mantenerlo», dijo Toledo.
Como parte del compromiso de fomentar la labor fotográfica y su divulgación, el CFMAB ofrece dos talleres al mes, desde técnica fotográfica básica hasta cursos especializados.
Entre los fotógrafos que los han impartido figuran Joan Fontcuberta, Allan Frame, Mary Ellen Mark, Alberto García- Alix, Dona Ferrato, Charles Harbutt y Joan Liftin.
El acervo del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo fue iniciado con las adquisiciones de Francisco Toledo y enriquecido mediante donaciones.
Esa colección integra obra de Abbas Kiarostami, Flor Garduño, Graciela Iturbide, Francisco Toledo, Hector García, Henri Cartier-Bresson, Hugo Brehme, Josef Koudelka, Lee Friedlander, Lola Álvarez Bravo, Manuel Álvarez Bravo, Man Ray, Mary Ellen Mark, Nacho López, Pablo Ortiz Monasterio, Rafael Doniz y Sebastião Salgado.
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